Los ovnis, aunque los
medios y en particular las grandes editoriales sean reacios a publicar nada
sobre ellos, siguen surcando los cielos del planeta, y sus «tripulantes» siguen
conviviendo con nosotros, aunque no los veamos, porque hace tiempo que
aprendieron a bajarse de sus vehículos, a contactar con los seres humanos y a
intervenir de manera muy solapada en nuestras vidas.
1930: Provincia de la Habana. Güines. Hora: 12.p.m. Según la Sra. Arcadia Álvarez, su
padre el Dr. M.T., quien era capitán de la Marina de Guerra Cubana, venía por
la carretera de Güines en dirección a la Habana, luego de la medianoche, cuando
los faroles de su automóvil alumbraron a un hombrecito de unos tres pies de
estatura. El doctor pensó que era un niño perdido y, extrañado por encontrarse
un niño a esa hora por esos parajes, decidió detenerse. Salió del vehículo y se
acercó al “niño”, tratando entonces de levantarlo del suelo, pero no pudo
moverlo porque pesaba “como si fuera de plomo”. Impresionado y consternado por
el encuentro con aquel hombrecito, le dejó allí, abordó su automóvil y continuó
su marcha. Más tarde, por el año 1951, el Dr. M.T. fue testigo también del
aterrizaje de un extraño objeto con luz muy brillante cerca del puente en
Cojimar.
1941: Provincia de Matanzas. Zona del Perico. Hora:
3.a.m. Vecinos del
lugar observaron a “una estrella grande” moverse por el cielo.
1945: Isla de Pinos. Hora: 11.a.m. Un “objeto pequeño” se vio
sobrevolando la isla.
1947: Cuidad de la Habana. Hora: 9.p.m. La Sra. Mercedes Vila ve un extraño
objeto volador “color carmelita con forma de tabaco que tenía alas con forma,
como las mariposas, hacia arriba” y que venía descendiendo hasta detenerse por
unos tres o cuatro minutos, girando entonces en un ángulo de 90 grados, desapareciendo
entonces de la vista. El OVNI venía del este hacia el sur y para la testigo se
veía sólido. El misterioso artefacto no emitía luces y parecía ser iluminado
por las luces de la ciudad de la Habana.
1947: Provincia de Las Villas. Ciudad Remedios. Según información dada por el Dr.
Francisco Jover Jiménez, historiador de la ciudad de Remedios este fue
requerido por las autoridades del Ayuntamiento para que reconociera médicamente
a una joven del barrio de Dolores. La joven en cuestión estaba muy nerviosa y
hablaba de algo que le acababa de ocurrir. De acuerdo a esta, ella lavaba ropa
cuando vio una luz muy grande y brillante venir hacia ella. Aquella luz
procedía de un aparato con forma de dos grandes platos unidos por sus bordes.
El aparato, dijo la muchacha, aterrizó sin hacer ruido, saliendo entonces de él
un hombre de talla normal de casi seis pies de alto, con un traje muy brillante
y muy blanco, el cual tenía una especie de reflector en la frente. El
mencionado ser se le acercó y señalando con los dedos de la mano hacia ella le
dijo, a manera de pregunta, señalando a su vez hacia la tierra: ¿Terra..?
¿Terra..? De ahí, según ella, cayó desmayada al suelo y no supo más de lo
ocurrido hasta volver en sí, viendo que el ser extraño y su aparato habían
desaparecido.
1947: Provincias de Matanzas, Camagüey y Oriente. El Lcdo. Fernando C. Mendigutía,
abogado entonces de la Compañía Cubana de Aviación, informó que, en ese año,
volando en un avión Douglas DC-3 que había despegado del aeropuerto de Rancho Boyeros,
más tarde llamado José Martí, a eso de las ocho de la noche, y mientras el
avión iba sobre la ciudad de Matanzas, vio, junto a toda la tripulación y demás
pasajeros, “..una intensa luz color verde que se reflejaba sobre el ala
izquierda del avión”.
De acuerdo a su versión de los hechos, se levantó y se dirigió a la cabina de vuelo, donde encontró al piloto, según él, el capitán Sigfredo de los Reyes, al copiloto y al sobrecargo muy excitados. El capitán le dijo que acababa de pasar un susto tremendo, pues de pronto habían visto una intensa luz verde con forma de esfera que se dirigía directamente hacia el avión y por un momento temieron que chocaría con ellos pero, al llegar justo delante de ellos se desvió hacia la izquierda y desapareció a gran velocidad.
Acababa de decir esto el piloto cuando se recibió por radio una llamada del piloto de otro avión de Cubana de Aviación, que acababa de despegar del aeropuerto de Camagüey, y que volaba sobre la ciudad de Ciego de Ávila, quien decía que tuvieran cuidado, porque acababa de pasar por su lado una luz verde en dirección al avión (el avión en que viajaba el Lcdo. Mendigutía).
Días después otro avión de Cubana de Aviación, piloteado por el capitán Álvarez Buillas, tuvo otro encuentro con una gran e intensa luz sobre el mar, casi a la altura del horizonte. El capitán, al aterrizar en el aeropuerto de Antilla, provincia de Oriente, pudo ver esta brillante luz y examinarla por medio de un teodolito. La mencionada luz comenzó a moverse y desapareció a una velocidad increíble.
De acuerdo a su versión de los hechos, se levantó y se dirigió a la cabina de vuelo, donde encontró al piloto, según él, el capitán Sigfredo de los Reyes, al copiloto y al sobrecargo muy excitados. El capitán le dijo que acababa de pasar un susto tremendo, pues de pronto habían visto una intensa luz verde con forma de esfera que se dirigía directamente hacia el avión y por un momento temieron que chocaría con ellos pero, al llegar justo delante de ellos se desvió hacia la izquierda y desapareció a gran velocidad.
Acababa de decir esto el piloto cuando se recibió por radio una llamada del piloto de otro avión de Cubana de Aviación, que acababa de despegar del aeropuerto de Camagüey, y que volaba sobre la ciudad de Ciego de Ávila, quien decía que tuvieran cuidado, porque acababa de pasar por su lado una luz verde en dirección al avión (el avión en que viajaba el Lcdo. Mendigutía).
Días después otro avión de Cubana de Aviación, piloteado por el capitán Álvarez Buillas, tuvo otro encuentro con una gran e intensa luz sobre el mar, casi a la altura del horizonte. El capitán, al aterrizar en el aeropuerto de Antilla, provincia de Oriente, pudo ver esta brillante luz y examinarla por medio de un teodolito. La mencionada luz comenzó a moverse y desapareció a una velocidad increíble.
1950: Ciudad de la Habana. Reparto Almendares. A la caída de
la tarde. Una señora con sus dos hijos reportó a un “objeto azul circular” que
los sobrevoló.
1950: Ciudad de la Habana. Reparto
Almendares. Cine Arenal. Hora: 12.p.m. Tres Ovnis fueron observados por espacio
de media hora.
1952: Provincia de Oriente. Municipio de Palma Soriano.
Candonga. Hora: 11.p.m. Servando De la Cruz, informó que, a eso de las once de
la noche, se vio en el cielo una luz sumamente brillante, la cual estaba detenida
en el aire y de repente comenzó a moverse, haciendo movimientos de zigzag. Unas
50 personas fueron testigos de las evoluciones aéreas del OVNI por espacio de
una hora.
Por Jorge
Oller Oller
El primer “disco volador” que se
fotografió en Cuba.
Después de terminada la Segunda Guerra Mundial
comenzaron a observarse en los cielos de nuestro mundo unos objetos volantes
muy brillantes, de variadas formas y tamaños que viajaban, maniobraban y
cambiaban el rumbo a velocidades vertiginosas. Eran inofensivos y huidizos y la
prensa los bautizó con el nombre de discos o platillos voladores por la
descripción que dio uno de sus primeros observadores. Los científicos que
estudiaban estos fenómenos los llamaron OVNI, siglas de Objetos Voladores No
Identificados y recibían diariamente cientos de reportes y fotos de todo el
mundo de estos extraños artefactos.
En algunos lugares de la isla de Cuba también se
avistaron estas cosas voladoras pero no se habían podido fotografiar hasta el
jueves 17 de julio de 1952 en que el periódico El Imparcial de la provincia matancera y
el diario vespertino habanero Prensa Libre desplegaron en sus primeras páginas,
con grandes titulares, las fotografías exclusivas de un “disco volador”
que había sobrevolado la ciudad de Matanzas captadas por el joven aficionado
Guillermo Zincke. El Ejército de aquella provincia tomó cartas en el asunto y
ocupó los negativos confirmando la veracidad de las imágenes.
Aquel día en la redacción del diario Avance su
director y varios periodistas comentaban las fotos de los discos publicadas en
Prensa Libre y les extrañó que solo el fotógrafo viera aquel objeto y tuviera
tiempo de buscar su cámara para retratarlo. También era extraño que el Jefe del
Ejército matancero avalara aquellas fotos. En medio de las interrogantes Agraz,
reportero gráfico del periódico, se ofreció para ir a Matanzas, entrevistarse
con el fotógrafo y ver cómo había logrado las discutidas imágenes. El director
lo autorizó y al día siguiente temprano estaba en Matanzas. Por la tarde tenía
listo su informe.
El periódico Avance del sábado 19 de julio publicó en
su primera plana el titular a ocho columnas: “Abren investigación sobre
las fotos de discos voladores” y la siguiente información: Nuestro
compañero José Agraz, reportero gráfico de Avance, cuyos conocimientos y
eficiencia profesional no resulta necesario encarecer, premiado dos veces
en el certamen “Juan Gualberto Gómez”, fue como enviado especial a Matanzas
a entrevistarse con el joven Guillermo Zincke Sust, quien fotografiara el disco
volador en dicha ciudad. He aquí lo que dice Agraz: “Llegué a Matanzas y en unión de nuestro corresponsal García Tuñón
entrevisté a Guillermo Zincke sobre el terreno, es decir, en el lugar donde
tomó las fotografías del disco volador publicadas en Prensa Libre – debo
aclarar – agrega nuestro compañero Agraz que el lugar mencionado es una
oficina.
Titulares de
la primera plana y fotos del diario El Imparcial de Matanzas del 17 de julio de
1952 con la noticia.
Parte del informe de Agraz
publicado el 19 de julio en Avance.
publicado el 19 de julio en Avance.
Cuando llegamos eran las 12:15 p.m.
y había trabajando allí 10 empleados. El día que fue fotografiado el “disco”
eran las 11:25 a.m. y Zincke se hallaba en la misma oficina, pero solo”.
Según Zincke, – prosigue Agraz – las fotografías
fueron tomadas en la siguiente forma: “Estaba en el cuarto oscuro – debo
agregar que uso unos espejuelos rojos cuando salgo del laboratorio exterior,
salí a ver unos negativos y al mirar hacia arriba percibí lo que en el primer
momento creí era un avión que caía. Regresé inmediatamente al cuarto oscuro, tomé
mi cámara Retina I de 35 mm. que ya tenía puesto su rollo de Súper XX Kodak.
Recordé entonces un telescopio que compré en La Habana para mirar, no para
fotografías y lo tomé asomándome a la ventana. Para usar este telescopio marca
“Saturno” con la cámara hay que desmontar el lente de la cámara o la lentilla
del telescopio. En este caso saqué la lentilla del telescopio y sujetándola con
la mano a la cámara logré sacar las fotos que ustedes conocen; hasta aquí lo
que dijo Zincke Sust.
– Oyendo al joven aficionado – nos expone Agraz –
transcurrieron más de 60 segundos, es de suponer que haciendo lo que él dice
invirtió alrededor de 10 minutos, sin embargo, el “disco” estaba allí. No
desarrolló esta vez la fantástica velocidad que se le atribuyen, tampoco cayó.
Se limitó a estacionarse como si esperara ser fotografiado.
-De lo dicho por Zincke – prosigue Agraz – se
desprende que vio al objeto, regresó a su cuarto donde casualmente estaba la
cámara cargada, cogió la cámara, se acordó del telescopio, lo ajustó
rudimentariamente, porque este no es un telefoto que viene ajustado de fábrica.
Es un telescopio marino corriente. El muchacho saco la lentilla, lo aplicó
a la cámara sosteniendo esta con una mano y con la izquierda el telescopio
tomando así las fotos.
Tiró 21 fotos del rollo de las cuales solo 5 logró
encuadrar y enfocar. Ahora bien, continúo Agraz, cualquiera que haya
trabajado un “telefoto” de 400 a 500 mm., es decir, los que vienen de fábrica,
sabe lo difícil que es manejarlo en la mano. Lo mejor es usar un trípode. Sin
embargo, en este caso, un telescopio corriente, sin ajuste mecánico a la
cámara, sostenido por una mano, cumplió su misión. Hay que convenir que el
pulso de Zincke es único, no desmentimos al joven Zincke, simplemente señalamos
las dificultades técnicas de tomar las fotos en la forma y lugar que él las
tomó. Cualquier aficionado – hago tácita renuncia de un profesional – que vaya
al lugar de los hechos y se le diga la forma en que fueron los hechos y observe
la secuela de casualidades – cámara con rollo puesto, telescopio a mano,
detención del disco en espera de ser fotografiado – llegará a una conclusión
tajante: ¡Imposible!
El general Cantillo informa que las fotografías no
eran de platillos voladores sino de fenómenos ópticos.
La información de Agraz dejaba claro que se trataba de
unas fotos trucadas hechas con afán de notoriedad, en las que estaba envuelto
también el jefe militar de Matanzas. Para salvar el honor militar el jefe del
Estado Mayor del Ejército, Francisco Tabernilla, ordenó abrir una
investigación. El día 24 de julio, el general de brigada Eulogio Cantillo
Porras ofreció una conferencia de prensa informando que el Departamento Técnico
del Servicio de Inteligencia Militar había llegado a la siguiente conclusión:
las imágenes de los negativos y fotografías examinados fueron producidas por un
fenómeno óptico y no existía ninguna evidencia de que se trataba de un disco
volador.
Para los científicos que se dedican a la investigación
de los OVNI esto no les extraña. Reciben cientos de fotografías para su estudio
y la mayoría de ellas las descartan porque los fotógrafos que las tomaron no se
percataron o no sabían que eran aviones u otros objetos fabricados por el
hombre. O porque se relacionaban con meteoros o fenómenos naturales. O porque
estaban tan borrosas que no permiten su identificación. De la misma manera
tienen que vérselas con imágenes fraudulentas que han sido hechas por buenos
técnicos para poner a prueba su habilidad y por afán de notoriedad,
sensacionalismo o simplemente para bromear.
El fotógrafo aficionado Guillermo Zincke muestra sus negativos.
Pese a ello los científicos también encuentran
fotografías reales de extraños objetos voladores que merecen un cuidadoso
examen. Con ellas los expertos aumentan sus conocimientos, desarrollan teorías
y prácticas científicas e ilustran las obras que escriben sobre el apasionante
tema de los OVNIS.
Fuentes:
Periódico Avance del sábado 19 y del jueves 24 de julio de 1952.
Periódicos Prensa Libre e Imparcial del 17 de julio de 1947.
Conversación con José Agraz en el diario Granma el 27 de agosto de 1980.
Periódico Avance del sábado 19 y del jueves 24 de julio de 1952.
Periódicos Prensa Libre e Imparcial del 17 de julio de 1947.
Conversación con José Agraz en el diario Granma el 27 de agosto de 1980.
1953: Ciudad de la Habana. Casino Deportivo, Miramar. Hora:
por la mañana. “Yo iba
caminando con mi hija de 3 años, y al pasar frente a un señor que estaba
sentado en el muro, me señaló al cielo y me dijo: “Un platillo volador”, y yo
miré y no vi nada, pero el insistió, y volví a mirar y observé un disco azul
que se confundía con el cielo, y parecía del tamaño de una luna llena. Lo miré
unos segundos, y volví la cara para preguntarle al señor si podría ser un globo
de gas, y me dijo que no, porque lo venía observando la trayectoria de norte a
sur y que iba a una velocidad fantástica, y cuando volví a mirar donde lo había
dejado, no lo vi, y el señor me dijo, ya desapareció”.
1953: Provincia de Las Villas, Trinidad. El ex teniente del ejército cubano,
Sr. Waldo Martínez Arbona, dijo que iba en un jeep militar una noche hacia el
Hospital Topes de Collantes, junto a otros, y al doblar una de las muchas
curvas de la carretera Trinidad-Topes, el motor del vehículo dejó de funcionar
y las luces de este se apagaron. Entonces vieron una luz muy brillante de color
verde que pasó abajo de la llamada “curva del muerto”. La intensidad de la luz
duró unos dos minutos y fue apagándose. Al cabo de ese tiempo, el motor del
jeep funcionó nuevamente y los testigos continuaron su viaje muy excitados por
el avistamiento. Al otro día volvieron al lugar, encontrando un círculo quemado
de unos 15 a 20 metros de diámetro, unos 45 a 60 pies de diámetro, en el lugar
donde habría aterrizado la luz.
Agosto 1953: Ciudad de la Habana. Hora 6:00 p.m. Samuel Delgado, oficial de la Marina
de Guerra, salió de su trabajo y se dirigió a la calle San Bernardino, esquina
a la de Buenos Aires. Al llegar frente a la fábrica de Crusellas se detuvo y
miró hacia el cielo. No había ni una sola nube. Cruzó la calle y entró en el
edificio frente a la fábrica y subió hasta el cuarto piso donde vivía su
hermana Gladis.
Nada más entrar en el departamento se dirigió al balcón. De repente, vio un gran resplandor que tenía forma de halo. Le dio la impresión de dos platos de sopa puestos uno contra el otro. El objeto tenía unos 20 o 25 metros de diámetro. Tenía tres ventanas redondas y lo estuvo observando por dos o tres minutos. Sin abandonar el balcón llamó a su hermana y a un amigo suyo que se hallaba en la bodeguita en los bajos del edificio. Los tres testigos quedaron estupefactos mirando aquél extraño artefacto que por un buen rato permaneció estático justo encima de la fábrica. Luego “se balanceó como si fuera el péndulo de un reloj” y a la tercera o cuarta vez salió disparado hasta una altura de unos 10 mil metros donde se paró en seco. Allí estuvo medio minuto y de nuevo salió lanzado como una flecha hacia arriba y se perdió.
Samuel, como era militar, estaba familiarizado con los aviones de la Marina y en aquella época todavía no había visitado Cuba ni siquiera un helicóptero y mucho menos aviones de reacción.
Nada más entrar en el departamento se dirigió al balcón. De repente, vio un gran resplandor que tenía forma de halo. Le dio la impresión de dos platos de sopa puestos uno contra el otro. El objeto tenía unos 20 o 25 metros de diámetro. Tenía tres ventanas redondas y lo estuvo observando por dos o tres minutos. Sin abandonar el balcón llamó a su hermana y a un amigo suyo que se hallaba en la bodeguita en los bajos del edificio. Los tres testigos quedaron estupefactos mirando aquél extraño artefacto que por un buen rato permaneció estático justo encima de la fábrica. Luego “se balanceó como si fuera el péndulo de un reloj” y a la tercera o cuarta vez salió disparado hasta una altura de unos 10 mil metros donde se paró en seco. Allí estuvo medio minuto y de nuevo salió lanzado como una flecha hacia arriba y se perdió.
Samuel, como era militar, estaba familiarizado con los aviones de la Marina y en aquella época todavía no había visitado Cuba ni siquiera un helicóptero y mucho menos aviones de reacción.
1954: Cabañas. Hora: 7:31 p.m.
Un Ovnis fue visto y fotografiado por un testigo que prefiere mantenerse anónimo.
Un Ovnis fue visto y fotografiado por un testigo que prefiere mantenerse anónimo.
Noviembre 1954: Entre Cuba y la Florida. Hora: 4:30
a.m. Dos fragatas
de la Marina de Guerra cubana, la “José Martí” y la “Máximo Gómez”, se
encontraban patrullando la costa norte de Cuba entre las 4 a 6 millas de la
costa frente a la Provincia de Matanzas. Su destino era la bahía de la Habana.
A eso de las 4:30 de la mañana comenzaron a observar unas intensas luces en el
horizonte. Cuando algo similar ocurre, el oficial a cargo debe de informar a su
comandante sobre la situación. Las luces aparecieron por el noroeste. Los
barcos fueron puestos en alerta. Las luces se aproximaron a una tremenda
velocidad y en unos segundos estaban sobre los dos barcos. Eran tres luces
formando una V. Siguieron a las fragatas por 4 o 6 minutos.
En ese momento, y como las dos fragatas estaban en alerta de combate, la mayoría de los marineros estaban afuera mirando a las luces. El fotógrafo a bordo de una de las naves activó una cámara de película y filmó los Ovnis cuando estaban arriba de los barcos y siguió las luces hasta que muy despacio y con dirección al oeste, desaparecieron en el horizonte.
En ese momento, y como las dos fragatas estaban en alerta de combate, la mayoría de los marineros estaban afuera mirando a las luces. El fotógrafo a bordo de una de las naves activó una cámara de película y filmó los Ovnis cuando estaban arriba de los barcos y siguió las luces hasta que muy despacio y con dirección al oeste, desaparecieron en el horizonte.
La película duró de 7 a 10 minutos y el telefoto
siguió los Ovnis hasta unas 2 millas del horizonte. La película, en blanco y
negro, era de calidad superior. En algunos cuadros se podía observar las luces
y la estructura superior de las fragatas. La cámara estaba situada junto a los
cañones de proa de una de las naves. Los Ovnis mantuvieron la misma distancia
entre ellos y el fotógrafo tuvo que mover la cámara para filmar las tres luces
hasta que, en los últimos cuadros se ven las tres luces, a poca velocidad, perderse
en el horizonte.
Diez días después del avistamiento enseñaron la
película a los altos mandos militares cubanos en el edificio de la Marina
Cubana. Nuestro testigo estuvo presente y nos confirmó que también los radares
de las fragatas detectaron 3 objetos cuando los Ovnis aparecieron en el
horizonte hasta que desaparecieron en el oeste.
Analizando la película, un experto declaró que se
podía ver la forma de un objeto dentro de las intensas luces. Esto creó un gran
impacto entre los presentes. La película fue enviada, en un avión de la Marina,
al servicio de inteligencia de la US. Navy en Key West, Florida.
La mayoría de los altos oficiales viven ahora en la
Florida y desean mantener su anonimato. Este reporte está basado en entrevistas
a oficiales y marineros que fueron testigos oculares.
1954: dos objetos de llamativa luminosidad y giros
sorprendentes fueron apreciados en fechas y lugares diferentes en la capital
por varias personas.
1956: Ciudad de la Habana. Universidad de la Habana. Hora:
10 a.m. El autor,
cuando estudiaba su carrera de abogado en la Universidad de la Habana, observó
a un grupo de estudiantes, en la Plaza Cadenas de la Universidad, mirando y
señalando hacia el cielo. Pudo ver una luz muy intensa estacionada bajo las
nubes. Al día siguiente, en varios periódicos de la Habana, apareció la
noticia: “Platillo Volador sobre la Habana”, despertando su interés sobre el
fenómeno OVNI.
13 de noviembre de 1957: Provincia de Pinar del Río.
Diario Prensa Libre. “Avisan un
platillo volador vecinos de Minas de Matahambre”. Pinar del Río, – Vecinos de
Minas Matahambre dijeron haber visto un platillo volador a unos 8,000 pies de
altura. La versión fue confirmada en esta ciudad por los viajantes de farmacia,
José Marta Nieto y Carmelo Guzmán, vecinos de Pinar del Río, quienes dijeron
que habían visto un “platillo volador, que tenía forma de sombrero, del tamaño
de un avión, el cual se detuvo durante un minuto, exacto sobre Minas de
Matahambre y después desapareció a gran velocidad rumbo al mar, dejando una
estela brillante”.
1957: Provincia de Oriente. Bacuranao. Hora: 4.a.m.
Fecha: Invierno. Dos
pescadores deportivos, Raúl y Luis, observaron un “enorme y brillante Ovni, color
blanco-rosado”, salir del mar creando olas de espuma blancas. El OVNI iluminó
las nubes volando sobre el barco de los testigos, creando una “lluvia
artificial” con las gotas de agua salada que escurría.
1957: Avistamiento
en la loma del Cacahual: En el año 1957, se produjo un episodio protagonizado por Manuel Méndez
Vázquez (ya fallecido).
“Por aquel entonces – rememora – yo tenía una pequeña cámara
Rolliflex que llevaba conmigo a todos lados. Cierto día, mientras
paseaba por la loma del Cacahual (Ciudad de la Habana) frente al monumento a
Maceo, observé en el cielo un misterioso aparato. En un primer momento pensé
que se trataba de un dirigible de los que solían utilizar los americanos. Pero,
al mirarlo más detenidamente, advertí que se balanceaba de manera extraña.
A escasos metros de donde me encontraba había un
anciano trabajando la tierra. Me aproximé y le pedí su opinión: “No, no creo
que sea un dirigible”, me respondió.
Entonces, enfoqué la cámara y lo fotografié. Observé
que el objeto seguía balanceándose, como cuando cae una hoja. Tenía forma de
plato. La parte inferior era de color gris oscuro y la superior un poco más
claro. Esta última estaba coronada por una especie de cúpula con una antenita.
Tuve tiempo de tomar tres fotografías, pero, cuando me
disponía a hacer la cuarta, el artefacto desapareció súbitamente. En ese
preciso instante, el campesino comenzó a correr mientras gritaba: ¡Un espíritu,
un espíritu! Intenté detenerle, pero no volví a verle jamás.
Fotos de Manuel Méndez Vázquez con una cámara
Rolliflex en la Loma del Cacahual. Aquí aparece entrevistado en un documental
cubano titulado: Ovnis… ¿en Cuba? Los negativos de las fotos nunca fueron
encontrados, se escanearon del álbum de fotos donde Manuel las tenía pegadas.
Diciembre 1957: Provincia de Oriente. Guantánamo. Hora: 9.p.m. Un
destacamento de soldados comandados por el Capitán Fermín Fernández, los
Tenientes Pablo Rosa y José Tamargo, observaron una luz amarilla bajar
perpendicularmente del cielo, resultando ser un enorme disco plateado que
aterrizó a corta distancia de ellos. Sorprendidos por el avistamiento, los
soldados se fueron en retirada. Los tres oficiales hicieron un semi círculo y
abrieron fuego cruzado con sus ametralladoras Thompson calibre 45.
Asombrosamente, las balas nunca dieron en la estructura metálica del OVNI.
“Tenía una zona que repelía las balas”. Entonces, el OVNI comenzó a iluminarse
de una luz amarilla, subiendo y desapareciendo en el cielo.
1957: Provincia de Las Villas. Ciudad de Cienfuegos.
Hora: 7:30 a.m. Los
pasajeros de un pequeño lanchón que hacía el recorrido entre Castillo de Jagua,
Real de Cienfuegos, Cayo Arenas, Pasa Caballos y otros puntos, vieron una
mañana, cuando salían del Castillo de Jagua, hacia el sur, un enorme objeto
volador muy brillante en el cielo. El OVNI hacía cambios bruscos en movimientos
de zigzag y un poco más tarde desapareció velozmente, desplazándose hacia alta
mar.
1957: Provincia de Las Villas. Cienaguita. Hora:
11.a.m. El
administrador de la Central San Agustín, el Sr. J.M., volaba en su avión Piper
junto al inspector de campo de dicha central, a unos 3,000 pies de altura,
sobre la Colonia Cienaguita, cuando vieron a unos 1,500 pies debajo de su
avioneta, se encontraba un enorme objeto plateado de un tamaño comparable con
el de un avión Constellation. El administrador lanzó su avión en picada para
observar mejor al extraño objeto, pero el OVNI se desplazó a una velocidad
vertiginosa, desapareciendo.
Por Antonio Santana Pérez
Cuando en la primavera de 1950 se reportó un objeto
volante no identificado (OVNI) en la provincia de Matanzas, el primero conocido
en Cuba después del comienzo de la era de los platillos voladores, se iniciaba
una relación de esporádicas visiones luminosas, en su mayoría carentes de
explicación para los científicos.
Enero de 1989: Vecinos de La Victoria, La Isabel y
Cocodrilo en la Isla de la Juventud e integrantes del barco Yunque de Baracoa,
observaron un cuerpo luminoso de una luz blanca amarillenta intensa que se
desplazaba expulsando una gran cantidad de humo, pero sin producir ruido. En
entrevista para la televisión local, el jefe de la oficina meteorológica señaló
que no se trataba de un fenómeno atmosférico, de los que habitualmente se
producen, ni de un objeto conocido por la ausencia de sonido y la forma de
desplazamiento.
21 de diciembre de 1993: Entre las siete y las siete y
treinta de la noche, cuatro esferas luminosas aparecieron en la ciudad de
Matanzas. Se desplazaron a gran velocidad de norte a sur, de 30 a 35 grados
sobre el horizonte, ausentes de ruidos y fueron vistas desde varios puntos de
la ciudad.
29 de octubre de 1994: En la medianoche del sábado, en
Nigua, provincia de Las Tunas, fueron vistos por numerosas personas tres
objetos volantes con emisiones de luces de distintos colores, lo cual provocó
que se activara el Sistema Único de Vigilancia y Protección.
El año 1995
fue significativo en la ocurrencia de avistamientos en varias zonas de la isla.
Oleada de Ovnis en
Cuba
18 de octubre de 1995: La radio oficial cubana en la
Habana, informó sobre una oleada de casos de avistamientos Ovnis e incidentes
OVNI en la Isla. Esta habría comenzado oficialmente el domingo 15 de octubre de
1995, a las 9:30 de la mañana, en el pueblo de Torriente, localizado en el sur
de la provincia de Matanzas, muy cerca de la famosa Bahía de Cochinos. Según
Radio Rebelde, Adolfo Zárate, un granjero de 74 años de edad, informó a la
Seguridad del Estado (Policía), que estaba trabajando en el campo, cuando un
“aparato” (OVNI) como una tortuga (con forma ovalada, convexa) y sin ruedas,
descendió de las nubes, envuelto en una luminosidad verdosa, y aterrizó a unos
60 metros de distancia de él, con un fuego azul y electricidad. Desde detrás de
un malezal el campesino observó a dos “hombrecitos”, uno que estaba dentro del
aparato y otro que estaba en el exterior. Por sus gestos, los dos “hombrecitos”
parecían estar hablando entre sí, aunque él no pudo escuchar sus voces
(telepatía). Zárate dijo que las entidades se veían como él, de aspecto humano,
pero que vestían “un traje de buzo con una careta parecida a las máscaras anti-gases”.
El “hombrecito” que estaba fuera del aparato, en el campo, recogió una cantidad
de malanga y la llevó al interior del aparato. Según el campesino, al despegar,
el aparato provocó un humo blanco, un chorro de aire muy fuerte y un fuego azul
y cuando comenzó a subir verticalmente, ya a unos 4 metros de altura se
envolvió en una luz intensa, entonces desapareció entre las nubes a muy alta
velocidad. Entonces Adolfo llamó a la Seguridad del Estado, que confirmó las
huellas dejadas por el aparato, los “hombrecitos” y la maleza quemada. Rafael
Acosta, jefe del sector policial en la localidad de Torriente, municipio de Jagüey
Grande, afirmó que la nave se apoyaba sobre dos bases que dejaron huellas
marcadas en la hierba. La Academia de Ciencias de Cuba y el Ministerio del
Exterior enviaron un equipo especializado a investigar. El caso fue comentado
además por el semanario “Trabajadores”.
Se confirmó por la policía el aplastamiento de la
hierba en el lugar, del descenso, integrantes del Ministerio del Interior
investigaron el caso, pero, pasado un tiempo, no se emitió una conclusión.
Otros dos sucesos hacen que este hecho esté envuelto
en una aureola de expectativas: un primo de este campesino desapareció sin
dejar rastro, dos años antes una mañana a la misma hora y muy cerca del lugar
del aterrizaje del artefacto. Fue un caso sin explicación. Además, la noche en
que sucedió la presencia de la nave y su tripulante, una extraña neblina
invadió al poblado.
Así publicaba la noticia el semanario local “Girón” en su edición correspondiente al 18 de octubre de 1995.
19 de octubre de 1995: La radio oficial cubana informó
nuevamente que en la semana habían detectado la presencia de Ovnis volando
sobre la Isla. En Puerto Padre, provincia de Las Tunas, y a las 10:00 P.M., una
dama (no identificada) informó que había visto a un OVNI, con una luz muy
brillante. También dijo que lo había visto varios días antes, pero no tan claro
como en ésta ocasión. “Varias personas lo vieron” -dijo ella-, al principio
pensamos que era un aeroplano, pero no había ruido alguno. El objeto se movía
hacia arriba, hacia abajo y hacia los lados. Entonces pasó a baja altura sobre
el pueblo y desapareció hacia la ciudad de Holguín”. El día anterior, también
en la ciudad de Santi Spiritus, y a la misma hora, 10:00 P.M., hubo más
avistamientos.
En la zona de Majibacoa y Calixto García, en la
provincia de Holguín, un grupo de oficiales que hacían guardia esa noche
reportaron la presencia de una intensa luz en el cielo. Al principio creyeron
que era un helicóptero, pero la luz voló y desapareció a gran velocidad.
Otros casos, uno en la localidad habanera de San
Antonio de los Baños y los tres restantes en Florida, en la provincia oriental
de Camagüey, ocurrieron, según se informó, varios días después.
13 de diciembre de 1995: Un cable de la agencia E.F.E
informó de un avistamiento OVNI en Guara, un pequeño pueblo al sur de la
Habana, el cable decía que un OVNI aterrizó y que de él salieron tres
entidades, recogieron hierba y partieron llevándose algunas personas. Con la
cooperación de la estación de radio local WQBA hicimos contacto telefónico con
testigos en Melena del Sur, un pueblo cerca de Guara. Entrevistamos a la Dra.
Mercedes Alcázar, médico de 45 años de edad, la que nos informó que en la noche
de Diciembre 13, entre las 7:00 y 7:30 P.M., avistaron un OVNI.
“Parecía un ómnibus con muchas luces brillante,
girando una detrás de las otras. No pude calcular la altura en que se
encontraba la nave, pero parecía muy alto, pero se podía distinguir bien, como
una bola muy grande. Era algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver
por la noche. Tenía un resplandor incandescente”. Carlos Borroto, de 13 años de
edad e hijo de la Dra. Alcázar nos dijo: “Era muy raro, no lucía como un
aeroplano, tenía una luz amarilla, como con muchos pequeños bombillos, giraba y
tenía como unos pinchos en forma de estrellas Al principio el objeto se movía
lentamente, pero de pronto bajó, tocó el suelo y se elevó desapareciendo a gran
velocidad. No tuve miedo, pero si me impresionó porque nunca había visto nada
igual “.
“Aquí en el pueblo, fue como una bomba, los milicianos
corrieron con sus metralletas para el campo de caña donde el OVNI tocó suelo.
El pueblo entero se movilizó. Todos corrían al campo de caña, algunos en bicicleta.
Pero cuando llegaron, ya el OVNI se había ido”. Le preguntamos sobre las
entidades vistas y si se llevaron personas, a lo que nos contestó: “Yo no he oído
nada sobre eso, para mí, eso es mentira. Si sé que, en Guara, también lo
vieron, pero nadie habla de eso. Yo estaba con mi mamá y dos tías conversando
en el jardín cuando apareció el OVNI. Mia tías también lo vieron”. Nuevamente
nos salió al teléfono la Dra. Alcázar y nos comentó: “Aquí las autoridades no
han dado ninguna explicación. Absolutamente nada”. - nos dijo, sumarizando-
“¡Ojalá que el OVNI nos hubiera recogido a todos y nos hubieran llevado!”. Con
esa expresión decidimos cortar la comunicación telefónica.
NOTA: Como ven el cable no se ajusta a la versión de los
testigos. Hubo aterrizaje, pero no se vieron entidades, no recogieron muestras
de hierbas, ni se llevaron a nadie.
8 de mayo de 2004: Varios vecinos de una zona próxima a Expocuba, el
recinto ferial de La Habana, declararon haber avistado un ovni. Según los
testigos, alrededor de las diez de la mañana, una nave pequeña, ovalada, de
color plateado y cola metálica se posó en un campo abierto rodeado de palmas,
en una finca al sureste de la capital.
El joven Raúl Beltrán, de 17 años, vio una “bola
resplandeciente con un rabo en la parte de abajo” que “se levantó
perpendicularmente y luego salió por entre las palmas”. “No hizo casi ruido, ni
echó una gota de humo. Tampoco pude verle ninguna letra o bombillo (…), de lo
único que estoy claro es de su tamaño, más o menos como el de una goma de
camioneta o algo así”, explicó el joven.
Uno de sus vecinos dijo haber visto “una bola de
metal que se ponía plateada por la parte donde le daba el sol y malva oscuro
por la otra”.
Según los testigos, en el sitio donde dicen descendió
el OVNI las yerbas y pequeñas plantas estaban algo quemadas.
El administrador de una vaquería cercana aseguró que
comunicó el avistamiento a la dirección de la empresa y que “compañeros del
Ministerio del Interior dijeron que no entrara más nadie allí para preservar el
lugar hasta nuevas investigaciones”.
Sin embargo, los casos más polémicos son los referidos
a abducciones o secuestros de ciudadanos por parte de visitantes no terrestres.
Ejemplo de ello es lo narrado por un hombre en el espacio televisivo Pasaje a
lo desconocido, quien asegura que fue capturado en el área de su vivienda, en
el centro de la isla. Añadió que después de unos pocos minutos de vuelo en una
nave espacial fue abandonado en un lugar de Ciudad de La Habana sin recibir
daño alguno.
Sin señales evidentes que muestren su veracidad,
cuenta otra historia una mujer en el verano de 1990, cuando observó en el patio
de su casa una rara luminosidad y al correr asustada hacia el interior, se encontró
ante un aro de luz que se le acercó hasta unos cinco metros de distancia,
perdió la noción del tiempo y despertó posteriormente sin intruso alguno en el
entorno.
Sometida a la regresión hipnótica, reveló que fue
rodeada por unos equipos parecidos a radio que le tocaban los brazos y que
sintió agujas que le pinchaban las manos.
Pero quizá el caso más singular de los reportados en Cuba ocurrió el domingo 15 de octubre de 1995, a las nueve de la mañana cerca del poblado de Torriente, provincia de Matanzas.
Pero quizá el caso más singular de los reportados en Cuba ocurrió el domingo 15 de octubre de 1995, a las nueve de la mañana cerca del poblado de Torriente, provincia de Matanzas.