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viernes, 16 de diciembre de 2022

La elocuencia del silencio. ¿Es la “explicación paranormal” del fenómeno OVNI una cortina de humo, fomentada desde organismos oficiales, para desviar la atención de su realidad física? ¿Qué hay detrás de esa cortina?



Cuando las manifestaciones de un fenómeno, cuando unos hechos interesan a determinados grupos de personas, se crean lo que llamamos especialistas, que con mejor o peor fortuna acometen el estudio de esos hechos. Estos especialistas llegan a mantener posturas ante los hechos o, lo que es igual, mantienen unas teorías u opiniones sobre los principios que los motivan.

Pero cuando un fenómeno como el de los OVNIS llega a interesar al ciudadano medio, al hombre de la calle, la opinión o postura de unos grupos bastante minoritarios no cuenta demasiado, se busca algo más. En estas circunstancias es cuando se presiona ante los máximos responsables de los distintos países que conforman nuestro mundo, haciendo que ese interés y esas opiniones se hagan “oficiales”.

Ya hemos hablado de los estudios y esfuerzos del gobierno de los Estados Unidos, representado en sus Fuerzas Aéreas, por dar una explicación al tema OVNI, pero el interés de los gobiernos era anterior a la fecha que marcó la era moderna de los mal llamados platillos volantes. En efecto, ya durante los años de la Segunda Guerra Mundial, tanto un bando como el otro, se hacían múltiples preguntas en torno a las misteriosas bolas de fuego que, en no pocas ocasione, habían estado presente en los escenarios bélicos. Al principio todo giró en torno a explicaciones puramente terrenales y de alto interés estratégico, ya que se pensaba en nuevas armas de los recíprocos enemigos.

Cuando la Alemania nazi fue vencida y sus secretos militares comenzaron a ser desvelados, se comprobó que tales objetos volantes no correspondían a armas ultrasecretas, es más, se pudo confirmar que también por parte de ellos existía un alto interés en saber cuál era su real naturaleza.
Cuando se crea el Proyecto Signo en los Estados Unidos, la situación no había cambiado estratégicamente mucho, pues entonces se sospechaba no de la Alemania nazi, pero sí de Rusia.


Pero si el tratamiento del estudio de los OVNIs ha sido una cuestión ampliamente debatida en Estados Unidos a nivel popular, Rusia es la otra cara de la moneda en el asunto, ya que los extremados controles sobre cualquier información de este tipo han hecho casi imposible un conocimiento claro de la postura oficial y de la presencia del fenómeno en su suelo, o en su espacio aéreo. Sin embargo, un refrán dice que cuando el río suena agua lleva, y esto ocurre en la particular ocasión que nos proponemos conocer. En efecto, si nada o casi nada se sabía de las manifestaciones rusas hasta la década de los 60, venía motivado por la convicción oficial rusa de que los OVNIs eran producto de un intento de guerra psicológica o por el desconocimiento de un procedimiento válido para tratar el tema.
En Rusia la prensa no suele hacer declaraciones en torno a los avistamientos que se producen, como pudiera hacerlo cualquier periódico occidental.

Pese a ello, en 1967-68 algunos periódicos rusos, como el Izvestia o el Sovietskaia Latvia, dan algunas noticias sobre OVNIs.

En 1966 se produce un importante congreso matemático, en el que interviene Jacques Vallée, conocido investigador francés, que como experto en computadoras pronuncia una conferencia sobre el tema interesando a gran número de científicos rusos, entre los que se encuentra el doctor Félix Zigel, profesor de Matemática Superior y Astronomía en el Instituto Aeronáutico de Moscú.

Por aquellas fechas se produce un hecho importante, ya que la Agencia Tass anuncia al mundo la detección de una fuente “inteligente” de ondas radiales en la constelación de Pegaso por parte del radioastrónomo Sholomitski. Esto hizo posible la reunión que habría de celebrarse el 18 de octubre de 1967, que con carácter oficial había sido convocada por el Comité de Cosmonautas. En la misma, y con asistencia de más de 400 personas, Zigel mostró diseños de un OVNI divisado en el Cáucaso y algunas fotos de objetos desconocidos. Allí se dio a conocer lo que se llamaría el Comité Stoliarov y se solicitó apoyo de todo aquel que pudiera representar un apoyo firme para conseguir una investigación científica sobre el asunto.
Pese a todo, aquella Comisión o Comité no recibió el respaldo “oficial” al hacerse público un comunicado de la Academia Soviética de las Ciencias, en el que se ponía de manifiesto que se trataba de una asociación libre de científicos que mostraban un interés especial por el estudio de esta materia.

Las posteriores declaraciones de la Oficina de Física General y Astrofísica, en la persona del doctor Artsimovich y la del secretario del Comité Nacional de Físicos Soviéticos, Vladimir Lechkusov, llevó al Comité Stoliarov a suspender sus actividades.

Pese a todo, las manifestaciones OVNIs en Rusia seguían los mismos parámetros de comportamiento que en Occidente, a tal punto que hacían declarar a hombres como el doctor Ziegel: “La documentación reunida sugiere que el fenómeno OVNI es real y no puede ser comparado con ningún otro fenómeno conocido, como, por ejemplo, los fenómenos naturales de la atmósfera”.