Por Martha Jacqueline
Iglesias Herrera
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Betelgeuse se traslada hasta España nuevamente para entrevistar a ese gran
ufólogo e investigador de fenómenos paranormales: Manuel Carballal. Sobre él podemos decir que es el director de “El
Ojo Crítico”, la única revista crítica y de investigación sobre los
fenómenos ovnis y extraños que se publica en España actualmente. Y gratuita.
Puede descargarse gratis en www.elojocriti.info y www.elojocriticozine.blogspot.com.
Además, dirige “El Archivo del Crimen” (http://www.manuelcarballal.blogspot.com/) un website dedicado al
mundo del crimen relacionado con las creencias religiosas (sectas, suicidios
rituales, mafias, etc.). Autor de diferentes libros polémicos y trasgresores,
como “Los expedientes secretos”, “El secreto de los dioses”, “Los Peligros del Esoterismo”, “El Síndrome
del Maligno”, “Secuestrados por los OVNIs”, “La Ciencia Frente al Misterio”, “OVNIs
y Pilotos”.
Desde hace 10 años es uno de los tertulianos
del famoso programa La Rosa de los Vientos, de Onda Cero Radio en España.
Manuel Carballal, es un ufólogo e investigador
de fenómenos paranormales bien conocido en España, un rostro habitual en las
televisiones desde hace años. Nació en La Coruña, aunque no mantiene su
residencia en esta ciudad española. Estudió teología y criminología en Galicia
y Cataluña, especializándose en la criminalidad asociada a las creencias
religiosas. Desde hace más de 20 años se dedica profesionalmente a la
investigación. Ha desarrollado muchos de sus trabajos en campos específicos
como los servicios secretos, las sectas, el crimen organizado, etc. Miembro de
más de una veintena de asociaciones internacionales de investigación, ha sido
conferenciante en diferentes congresos nacionales e internacionales. Viajero, y
miembro de varias expediciones españolas a Asia y África, ha coordinado y/o
colaborado en varias iniciativas de Organizaciones No Gubernamentales en
África, Europa y América. Como ilusionista ha asesorado varias series de
televisión, como Policías, y películas, como “Luces Rojas”, donde enseñó a
actores como Robert de Niro o Cillian Murphy, los “efectos” de ilusionismo que
realizan en los filmes.
Y acaba de publicar “Los peligros del
ocultismo” (Luciérnaga, 2017) y el número 85-86 de El Ojo Crítico (enero, 2018)
Le damos la Bienvenida y espero sea de gran
interés para nuestros lectores esta entrevista.
JK: Quiero comenzar esta entrevista citando un fragmento de la
introducción de tu libro “La Ciencia frente al Misterio”: «Desde el
principio de los tiempos el misterio ha supuesto el verdadero motor de la
ciencia. Las incógnitas de fenómenos, más o menos extraños azuzaron la
curiosidad de los más lúcidos pensadores que, movidos por esa inquietud, fueron
ampliando con el paso de los siglos el conocimiento que tenemos de nuestro
mundo, de nuestra vida y de nosotros mismos». Teniendo en cuenta tu vasta
trayectoria como investigador, ¿qué motiva en Manuel Carballal esa inquietud
por el mundo trascendente?
Algo tan simple y tan abstracto como “buscar
la verdad”. Desde que tengo uso de razón me pregunto, lo que todos nos hemos
preguntado alguna vez: “¿estamos solos en el universo?”, “¿existe vida después
de la muerte?”, “¿tiene el cerebro humano formas de percepción no sensoriales?”…
y desde niño me propuse que el único objetivo de mi vida es encontrar las
respuestas a esas preguntas, sea cual sea la respuesta. Primero lo intenté a
través de la vocación religiosa. Pero cuando me hice consciente que el 80% de
la humanidad no son cristianos, deduje que la búsqueda tendría que llevarla a
cabo en un campo más amplio que el sacerdocio católico. Y creo que si algo nos une a todos los seres
humanos, o a la mayoría, es la convicción de que existen los milagros, la vida
después de la vida, y otras formas de inteligencia no humana que, en ocasiones,
pueden influir en nuestra existencia. Esa es una creencia compartida por todas
las religiones, razas y épocas… lo que no significa que sea real.
JK: Dionisio Areopagita
en su tratado sobre Teología Mística plantea: “La Causa universal está por encima de todo lo creado.
No carece de esencia, ni de vida, ni de razón, ni de inteligencia. No tiene
cuerpo, ni figura, ni cualidad, ni cantidad, ni peso. No está en ningún lugar.
Ni la vista ni el tacto la perciben. Ni siente ni la alcanzan los sentidos. No
sufre desorden ni perturbación procedente de pasiones terrenas. Los
acontecimientos sensibles no la esclavizan ni la reducen a la impotencia. No
necesita luz. No experimenta mutación, ni corrupción, ni decaimiento. No se le
añade ser, ni haber, ni cosa alguna que caiga bajo el dominio de los sentidos”. ¿Qué opinión te merece tal
reflexión desde tu punto de vista como teólogo? Háblanos del sacerdocio como
vocación de tus inicios.
Basta recostarte en
cualquier desierto del mundo, yo he podido hacerlo en varios, y levantar la
cabeza hacia el firmamento nocturno para sentir la pequeñez de nuestra
existencia frente a la inmensidad del universo… Pero los sentimientos no son
objetivables ni empíricos. Y aunque los fenómenos físicos del misticismo siguen
siendo uno de mis campos de estudios predilectos, hace muchos años que llegué a
la conclusión de que si queremos obtener una verdad que sea compartible, debe
atenerse al método científico. Debe ser falsable, repetible, definible… Y yo no
me resigno a que eso no sea posible. La ciencia siempre ha avanzado gracias a
los audaces que se atrevieron a explorar lo que los demás consideraban
inexplorable. Y eso es lo que ocurre con el campo de las anomalías. Pienso que
existe una vía del corazón y una vía de la razón para llegar a la Verdad. La
primera es personal e intransferible. Como el daltónico que sabe que el
semáforo está en verde (porque así lo siente), aunque todos los demás sepamos
que está en rojo. Pero la segunda es la de los hechos objetivos, las
pruebas, el método científico…y sólo esa
es la que puede ser universal y compartirse con todos los demás seres humanos.
Yo abogo por la segunda.
JK: En el fenómeno OVNI
los ejemplos de estigmas son muy reveladores. Hay informes que incluyen
cicatrices inexplicables, quemaduras, conjuntivitis y efectos radiactivos. Sin
embargo, Helmut Schmidt ha demostrado que los seres humanos pueden influir
psicoquinéticamente sobre la conducta casual de las partículas subatómicas.
Ejemplo de ello es el cadáver de San Francisco de Asís que tenía alteraciones
en la piel de la mano, como si un clavo lo hubiera atravesado o lo descubierto
después de la muerte en el corazón de Santa Teresa que presentaba marcas en
forma de flecha o el caso del Padre Pío
que tuvo estigmas por más de cincuenta años y de su sangre emanaban extraños
aromas que eran percibidos por miles de personas. Sobre esta base, ¿podría
afirmarse que los OVNIS son fabricaciones míticas? ¿Tendría sentido hablar de
un fenómeno exclusivamente psíquico capaz de influir, incluso, sobre sistemas
mecánicos y de computación?
Esa sería la conclusión más… rápida. Pero yo
intuyo que hay algo más. Es cierto que yo he tenido la oportunidad de estudiar
fenómenos místicos, como estigmas, levitaciones, apariciones Marianas, etc. en
países no cristianos como Egipto, India, Líbano, etc., pero los protagonistas sí
eran cristianos coptos, maronitas, protestantes, etc. Sin embargo, algunos
casos, como el de Giorgio Bongiovanni, al que conocí muy a fondo durante años,
sugieren que existen elementos exógenos a la mera sugestión del sujeto. De lo
contrario ¿por qué alguien que siempre defendió la Sabana Santa de Turín (que presenta las heridas de clavos en las
muñecas) iba a “crearse” los estigmas en las palmas de las manos?
En cuanto al fenómeno OVNI, alguien lo definió
como “el problema número uno de la ciencia moderna”, y yo comparto esa opinión.
Porque todos los demás fenómenos están incluidos en él.
En 1997 yo protagonicé una experiencia OVNI,
junto a Javier Sierra, que confieso me condiciona a la hora de aceptar la HPS
(Hipótesis Psico-Social) de la escuela francesa. Me resulta imposible aceptar que lo que vimos
fue una creación psíquica. Últimamente autores como José Antonio Caravaca
sugieren, en su Teoría de la Distorsión, otros elementos que creo merece la
pena explorar.
JK: Cuando se repasan los informes sobre los
ocupantes de los OVNIS uno percibe que, según los testimonios, vienen de
diferentes formas y tamaños: de veinte centímetros a dos metros, traslúcidos,
calvos o extremadamente peludos, con la piel grisácea o rubios; hablan varios
idiomas, se comunican por telepatía, atraviesan muros, desaparecen y levitan.
Aparecen en parajes solitarios o en los dormitorios. Evidentemente se trata de
formas similares a las del folclore y la mitología. Sin embargo, no sabemos lo
suficiente para emitir un juicio válido. ¿Estaríamos ante los «arquetipos»
enunciados por Jung proyectados por el alma humana? ¿Crees que sabemos tanto
como sabía Galileo cuando miró por primera vez su telescopio?
Al contrario,
sabemos muchísimo más. La parapsicología científica existe hace más de siglo y
medio, y la ufología hace más de 70 años. Y en ese tiempo hemos aprendido
mucho. Otra cosa es que las cosas que hemos descubierto sean cómodas o fáciles
de asumir. Sobre todo porque el camino de la búsqueda en estos temas en un
camino lleno de decepciones, en los que lo que creías cuando eras un joven
inexperto que llegaba al mundo del misterio lleno de ilusiones y prejuicios, se
va desmoronando a medida que investigas, en profundidad, cada caso.
Es bastante
evidente que los duendes, los íncubos y súcubos, las apariciones marianas, los
ángeles y demonios, y todos los demás fenómenos descritos en la literatura del
siglo X, XV o XIX, se traspolaron al fenómeno OVNI desde mediados del siglo XX.
Así que es lógico suponer que, en todos los casos, haya o no un origen exógeno
al testigo, la experiencia es filtrada
por sus creencias, prejuicios y formación cultural. Pero eso no significa que
no exista tal origen exógeno.
JK: Volviendo al tema de los «arquetipos»… Si
los OVNIS son de alguna manera proyecciones de nosotros mismos, en este caso,
entonces, tanto ellos como las entidades sintonizadas en el más allá y los
ángeles de la guarda serían parte de un sistema de realidad que nosotros mismos
estamos creando. Esto conllevaría a preguntarnos, ¿con qué fin? ¿Para
advertirnos a nosotros mismos? ¿Para despertar nuestro potencial? ¿Para
acelerar nuestra evolución? ¿Para hacer mutar nuestras mentes y nuestros
cuerpos? ¿Para recordarnos que somos los creadores de la realidad?
Después de
entrevistar a cientos, quizás miles, de
testigos, comprendo que para el protagonista de una experiencia anómala resulta
fácil trascendentalizar la dimensión de su caso, y convertirlo en una misión
salvífica universal, pero lo cierto es que cada caso es solo una experiencia
personal e intransferible. Incluyendo la mía. Por eso no existen dos casos
iguales, y cada relato es único. Porque es una experiencia para ese testigo, en
ese lugar y ese momento. Algunos fundaron sectas, otros religiones enteras,
pero la experiencia con lo trascendente, como decía William James, es inefable,
personal y única. Algunos colegas, como
Moisés Garrido, son apasionados defensores de la llamada paraufología, que sugiere un origen psíquico del fenómeno OVNI,
incluyendo la expresión física del mismo y no la mera sugestión. Su libro
“OVNIs. Del espacio exterior al espacio interior” probablemente es la mejor y
más actual aportación en ese sentido. Sin embargo yo opino que es peligroso
intentar explicar un fenómeno anómalo con otro fenómeno anómalo. Y debato mucho
con mi estimado Moisés al respecto.
JK: Como investigador especialmente crítico,
has desenmascarado innumerables fraudes y engaños relacionados con las
creencias. Se plantea que en el año 2000, conseguiste la primera confesión
completa, con pruebas físicas, de que José Luis Jordán Peña era el autor
material e intelectual del fraude más importante de la ufología española: el
caso Ummo. ¿Qué nos pudieras decir al respecto?
Me temo que es
imposible responder a eso en un espacio
tan breve. UMMO fue un fraude que trascendió las fronteras y el control de su
creador. Generó lo que en criminología llamamos “imitadores”, que inspirándose
en el engaño inicial crearon sus propios clones en busca de sus propios
intereses: la secta Edelweis, la clínica de Cañuelas en Argentina, el
aterrizaje ummita de A Zapateira en La Coruña,
el affaire UMMO en Rumania, el caso de las hermanas Cronfel, etc., etc.,
etc. Historias terribles todas ellas que contribuyeron a que Jordán Peña
confesase lo que ya sabíamos.
UMMO nos enseñó
mucho sobre la crueldad de manipular las creencias de otras personas, y las
dimensiones que puede alcanzar esa manipulación. Incluyendo el uso que hicieron
de ellas el KGB o la CIA. Por eso debemos ser tan rigurosos, críticos y
prudentes a la hora de divulgar supuestos fenómenos sobrenaturales. Porque no
podemos prever hasta que punto podemos alentar delirios y psicopatías,
tendencias suicidas, o a grupos de estafadores, al darles argumentos para justificar
sus creencias. Los irresponsables que actualmente todavía intentan seguir
lucrándose con UMMO en sus canales de YouTube deberían estar en la cárcel.
JK: Stephen
Hawking plantea: «Por un agujero de gusano, podríamos ir al otro lado de
la galaxia y estar de vuelta para cenar. Sin embargo, es posible demostrar que
si existieran los agujeros de gusano los podríamos utilizar para regresar antes
de haber salido. Por lo tanto, podríamos hacer algo así como retroceder en el
tiempo y dinamitar el cohete en la rampa de lanzamiento para impedir que nos
lanzaran al espacio.
Esto es una variación de la paradoja del
abuelo: ¿qué ocurre si regresamos al pasado y matamos a nuestro abuelo antes de
que fuera concebido nuestro padre?»
Sospecho que nadie,
desde luego yo no, puede responder a esa pregunta con un mínimo de solidez. El
problema entre la física teórica, las ecuaciones, y la física experimental, es
que no conocemos todos los factores que influyen en la realidad del universo. Y
cuando salimos de las fórmulas del papel e intentamos replicar
experimentalmente esas conjeturas, la realidad nos golpea sin piedad,
demostrándonos cuánto nos queda por saber. El actual modelo físico difiere del
de Einstein, como este difería del de Newton. Pero a menos que pensemos que
hemos llegado al final del conocimiento y que no queda nada por descubrir,
parece razonable pensar que el modelo físico del siglo XXII o XXV nos hará
parecer unos paletos primitivos y cavernícolas, como ahora nos parecen
ignorantes e ingenuos los grandes físicos del siglo XVII o XVIII. Porque el
conocimiento avanza siempre de forma exponencial y más rápido que nunca antes.
Así que yo sería muy prudente…
JK: La revista “El Ojo Crítico”, de la cual
eres el director, está considerada la única revista crítica y de investigación
sobre los fenómenos ovnis y extraños que se publica en España actualmente.
Háblanos de su gestación y cómo fue acogida por el público lector interesado en
estos temas.
El Ojo Crítico
lleva publicándose más de 25 años. Siempre de forma gratuita. Y lo que nació
como una proposición individual y personal de ofrecer una alternativa razonable
al mundo
de las anomalías, poco a poco, año a año, fue acogiendo las firmas y
colaboraciones de los mejores autores en habla hispana, que han encontrado en
EOC el único lugar donde se pueden publicar
esos trabajos audaces, incómodos y desmitificadores, que no tienen sitio
en las revistas comerciales, que
lógicamente van destinadas al gran público. Supongo que la desaparición de
todas las publicaciones de investigación tras la llegada de internet: como
Cuadernos de Ufología, Psi-Comunicación, Stendek, Hipergea, etc., ha influido
en que ahora todos los grandes investigadores, los de verdad (no hablo de
periodistas ni de divulgadores) se hayan vuelto hacia EOC, porque no hay nada
más. Hoy creo que puedo decir, sin temor
a equivocarme, que en EOC se publican auténticas tesis doctorales, trabajos de
investigación químicamente pura, que pasarán a la historia como los pocos
avances realmente objetivos que estamos haciendo en nuestro conocimiento del
mundo de las anomalías. Y la prueba está en nuestros lectores. Recibimos emails
de profesores de universidad, de catedráticos, de médicos, de físicos, de
sociólogos, que encuentran en esos trabajos pistas para sus propias investigaciones. Y solamente por eso, por la inmensa
generosidad de los colaboradores que nos mandan obras maestras de forma totalmente gratuita y desinteresada,
merece la pena el enorme esfuerzo que implica sacar cada número. Te confieso
que a veces, cuando estamos maquetando trabajos inéditos de Sánchez-Oro,
Caravaca, Montejo, Fábrega, Garrido, etc., etc., etc., nos emocionamos,
pensando que estos trabajos deberían estar en la portada del Nature o de Muy
Interesante… y ellos nos los regalan a todos nosotros gratis. Y ellas,
investigadoras absolutamente extraordinarias, como Débora Goldstern, Lourdes
Gómez, Beatriz Erlanz… que en un mundo tan machista como el del misterio, donde
a la mujer se la ha relegado al papel de la psíquica, la médium, la vidente, que
demuestran con cada investigación que su capacidad intelectual está muy por
encima de la nuestra. Todos y todas son extraordinariamente valientes, sobre
todo porque saben que EOC es la publicación que más incomoda, en tanto es la
única que denuncia constantemente los fraudes que cometen, tanto testigos
anónimos, como famosos y consagrados periodistas y divulgadores. Y eso a veces les ha acarreado problemas con
los grandes “intocables” del misterio.
JK: De los
documentos oficiales sobre OVNIS que todavía no han sido desclasificados por
los militares en España y que, sin embargo,
han sido publicados en la revista “El Ojo Crítico”. ¿Cuál es, según tu
criterio, el más auténtico desde el punto de vista ufológico?
Ese fue otro de los premios a nuestro trabajo. Que una fuente vinculada
a la desclasificación OVNI del Ejército del Aire español nos escogiese, entre
todas las opciones posibles, para facilitarnos cientos de documentos,
memorándums, informes y expedientes no desclasificados, nos hizo pensar que algo debimos haber hecho
bien. Y nos permitió entender, salvando las distancias, lo que debía sentir
Julian Assange al recibir los cables diplomáticos filtrados en Wikileaks.
Nosotros, en Ufoleaks filtramos esos documentos, y no es fácil valorar cual es
el más interesante. Pero en nuestra opinión resultan absolutamente
sorprendentes los documentos que demuestran la intervención del Rey de España,
Don Juan Carlos I, o del servicio de inteligencia español (CESID) en dicho
proceso. Algo de lo que no teníamos ni idea. O los documentos que demuestran cómo
se espió a investigadores OVNI, como J. J. Benítez, o el registro que llevaba
el Ejército de todos los que nos interesábamos por sus expedientes OVNI. O los documentos
que hablan del contrato que se planteó con
Vicente Juan Ballester Olmos y el CEI para asesorar la desclasificación. O los
informes OVNI de la Guardia Civil… etc. Como te digo es difícil escoger uno.
JK: La
fantasía de creerse controlado por una fuerza externa se remonta a las
primitivas tradiciones de brujería y hechicería. En los tiempos modernos, tales
procesos se han tecnologizado, y nuestra fantasía es la de ser controlados por
agentes desconocidos que usan rayos, frecuencias o instrumentos
electromagnéticos secretos de alta complejidad técnica. Sin embargo, se plantea que en el argumento
de los raptos extraterrestres juegan un papel importante los «lavados de
cerebro» con el propósito de reconducir a los individuos o ejercer sobre ellos
controles políticos o religiosos. ¿Qué opinas al respecto?
El mito del rapto está presente en todas las culturas. Yo he podido
estudiarlo en contextos tan diferentes como la religión vudú en mis viajes a
Haití, el judaísmo tradicional en
Israel, etc. Pero independientemente de la dimensión antropológica del mito, a
medida que pasan los años y se desclasifican documentos oficiales sobre
vergonzosos experimentos militares con población civil descubrimos que han
existido raptos reales, que no tienen nada de mitológico. Los ejemplos más
elocuentes y aterradores son los experimentos de programas como el MK-Ultra de
la CIA, y los experimentos farmacológicos en África o América Latina. Pero no
son los únicos.
Hace años, cuando Jacques Valleé me sugería que algunos casos de
abducción podrían ser la tapadera de experimentos militares (él apuntaba a
casos concretos como la abducción en Francia de Frank Fontaine), me parecía
conspiranóico. Hoy existe toda una línea de investigación en este sentido, las
llamadas Milabs (abducciones militares), que comparten muchos investigadores. Y
casos tan terribles, como la Operación Mengele (el secuestro de varios mendigos
en España para experimentar con ellos un nuevo fármaco a usar en la lucha
contra ETA), nos hacen pensar que la realidad siempre supera la ficción. Pero
siguen siendo excepciones. Parece razonable suponer que la mayoría de los casos
que nos llegan suelen tener un origen endógeno en la psique del abducido.
JK:
Jung planteaba: “La psiquis puede mover el cuerpo, pero únicamente dentro de un
organismo vivo. El hecho de que algo psíquico, que posee cualidades materiales
y una gran carga de energía, pueda aparecer solo, suspendido a gran altura, en
el aire y a una gran distancia, supera nuestra comprensión. Aquí nuestro
conocimiento nos deja en la sombra y, por tanto, es inútil especular más allá
en este sentido”. ¿Crees que bajo la
misma influencia de ciertas condiciones
emocionales, un gran grupo de población pueda experimentar la misma disociación
y exteriorización de energía psíquica?
Estamos viviendo
un momento único en la historia. Como la evolución científica es exponencial,
cada día se producen más descubrimientos científicos en más áreas de la
ciencia, que nunca antes. Y uno de los campos que más está renovándose es la
neurociencia. El cerebro humano sigue siendo el gran misterio de la naturaleza,
y cada día se están haciendo nuevos descubrimientos sobre su increíble
potencial. Y sin embargo el gran dilema de si la mente, la conciencia, es
dependiente de su carcasa física (el cerebro), o podría existir independiente de
ella, sigue siendo objeto de debate.
Lo mismo ocurre
con las teorías sobre la capacidad de las mentes humanas para interactuar
conjuntamente. Algunos investigadores como Jacobo Grinberg (y su teoría de la
Sintergia), o Rupert Sheldrake (y su teoría de los campos morfogenéticos), defienden esa idea, pero para la comunidad
científica todavía parece más razonable suponer que tal conexión psíquica no
existe. Sin embargo es irrefutable que en determinadas condiciones toda una
comunidad puede crear una realidad subjetiva, cuando comparte una sugestión,
generalmente condicionada por sus creencias religiosas. Más allá de eso, temo
que solo podemos especular.
JK:
El problema con los defensores del fenómeno OVNI y de los desmitificadores es
que ambos parten de un modelo lineal de trasmisión de información. Los
defensores insisten en que de algún modo les fue conferido el conocimiento
inmediato de los misterios celestiales. Los desmitificadores, en cambio, se
basan en la creencia de que toda información contundente puede dejarse de lado
de acuerdo con los postulados sobre la trama de la existencia que ellos mismos
poseen. Sobre esta base, ¿crees que lo genuinamente real es aquello que no
puede pensarse conceptualmente?
Lo que yo creo
es que en el fenómeno OVNI es donde mejor puede aplicarse el principio de
“contención del debate” de Noam Chomsky. Como bien dices la mayor parte del
público “contiene el debate” entre dos ideas únicas: los OVNIs son
extraterrestres o los OVNIs no existen. Pero eso es falaz. Los OVNIs, por pura
definición etimológica, existen, pero pueden ser mucho más que naves
extraterrestres. De hecho yo estoy convencido hace mucho tiempo de que los
OVNIs si son naves no son extraterrestres, y si tienen origen extraterrestre no
son naves… Debemos hacer un ejercicio conceptual mucho más audaz e imaginativo
para acercarnos a la comprensión del llamado “problema número uno de la ciencia
moderna”.
JK:
Si partiéramos de la idea que, en efecto, un posible aterrizaje extraterrestre
tuviera lugar, y contactaran a una persona dándole en cinco minutos más
conocimientos que los incluidos en todos los tratados juntos acerca de cuánto
hay de real y cierto sobre los OVNIS y sus ocupantes. ¿Crees que el gobierno y
la ciencia oficial tomarían a esta persona bajo su cargo y la ovnilogía sería
redefinida y relegada en un segundo plano en un rincón oscuro de la historia?
Desgraciadamente
no. Porque eso ha ocurrido tantas veces, me refiero a personas que aseguran que
han tenido un contacto extraterrestre y que les han dado infinitos
conocimientos (que nunca han podido demostrar) que seguramente ocurrirá como en
el cuento del pastor que siempre gritaba: ¡que viene el lobo! Ya nadie les
presta atención. El mundo de las
anomalías está tan desprestigiado socialmente, en buena medida por causa de la
divulgación sesgada y sensacionalista que se ha hecho de estos temas, que para
nosotros supone una lucha titánica y agotadora nuestro esfuerzo por legitimar
la dimensión cultural y científica del misterio. Somos minúsculos davides
enfrentados a gigantescos goliates.
Hoy ya no se
puede decir, como hace años, que la ciencia y el gobierno quieren ocultar la
realidad extraterrestre. Lo que los actuales “hombres de negro” intentan
ocultar es todas las operaciones y experimentos que esconden tras la pantalla
OVNI. Porque políticos, científicos y militares están gastando más dinero y
tiempo que nunca en buscar alguna señal de vida inteligente en el universo. EEUU,
China, Rusia, la Unión Europea… compiten por ser el primero en encontrar vida
extraterrestre, y si se publican con tanta frecuencia falsos positivos es por
esa premura en intentar ser el primero en dar la noticia. Y por supuesto, el
día que eso ocurra, la ufología no desaparecerá, porque más allá de la
hipótesis extraterrestre, el fenómeno OVNI esconde muchas más maravillas para
nuestro conocimiento del hombre y el universo.
JK:
Si tuvieras que en unas pocas palabras darle un mensaje al mundo, ¿cuál sería?
No soy nadie
para dar mensajes al mundo. Me limito a intentar aplicar el que un día alguien
que me quería me dio a mí: haz a los
demás lo que te gustaría que te hiciesen a ti, y así te devolverán lo que des.
A mí me funciona.
JK:
Ya para finalizar, ¿qué recomendaciones pudieras darles a los que se acercan
por primera vez a estos mundos trascendentes?
Que lean. Que
lean mucho. No solo lo que está de acuerdo con sus opiniones o prejuicios, sino
justo lo contrario. Que sean valientes y se atrevan a confrontar
permanentemente sus propias conclusiones, porque nadie tiene toda la Verdad, lo
que significa que si sigues, aún puedes averiguar más. Que no pierdan nunca la
ilusión por conocer y la pasión por la investigación. A medida que avancen en
estos temas descubrirán que la gran mayoría de las cosas que leyeron al
principio no son como les contaron. Por
eso deben comprobar por si mismos cada uno de esos misterios. Entonces
descubrirán que no existió el “humanoide de Fergana”, ni los “discos dropa, ni
los “aviones y tanques” de Dendera. Que las “piedras de Ica”, Sai Baba o UMMO son fraudes. Que el
“astronauta” de Palenque no es un astronauta, las “pistas” de Nazca no son
pistas y las “hadas” de Cottingley no son hadas… Descubrirá que en el mundo del
misterio, como en el mundo de la medicina, la política o la economía, vivimos
rodeados de mentiras. Y entonces sentirá una profunda decepción y desencanto.
Pero cada vez que descubrimos un engaño, encendemos una luz en la oscuridad, y
eso significa que cada vez vemos con más claridad lo que se oculta realmente en
esa oscuridad.
A pesar de todos
los desengaños que implica la investigación, sinceramente pienso que no existe
ningún campo de estudio más enriquecedor intelectualmente, que el mundo de las
anomalías. Porque su estudio te fuerza a formarte en todas las disciplinas: del
ilusionismo a la astronomía, de la física a la arqueología, de la química a
historia del arte… Y merece la pena.
Siempre merece la pena.
Muchísimas gracias a Manuel
Carballal por haber compartido sus experiencias en este espacio.
Si deseas adquirir su nuevo libro, pincha sobre la portada:
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