Por
Martha Jacqueline Iglesias Herrera
Hoy, en Código Betelgeuse, quiero hablarles de un hombre
que, según lo difundido por aquellos que lo conocieron, estaba dotado de unos
poderes sobrenaturales que él llamaba “posibilidades”. De orientación cristiano-católica,
Gustavo Adolfo Rol, al parecer, conoció a lo largo de su vida a personalidades
famosas de su siglo, desde jefe de gobiernos, físicos y artistas hasta gente
común de todas las profesiones y clases sociales.
Es necesario destacar, que esta clase de experiencias que
se encuentran al margen de las experiencias normales, pudieran -algún día-
quizá no muy lejano, estar al alcance y ser realizadas por el más común de los
mortales, teniendo en cuenta la cantidad de contextos doctrinales en los que
aparecen registradas estas fenomenologías a lo largo de la historia.
No
obstante, la investigación de estos fenómenos y aún más su interpretación, en la
actualidad, todavía son difíciles de encajar en el terreno de las pautas
metodológicas y las teorías científicas establecidas, pues en estos hechos no
se ha podido encontrar (salvo algunas excepciones: véase: Grinberg) explicación causal empleando la metodología de la
ciencia regente, la cual es, por tanto, de forzosa aplicación previa en el
proceso —multidisciplinar— de verificación de todo supuesto fenómeno
paranormal.
Dicho esto, lean a continuación y saquen ustedes sus propias deducciones.
Nacido el 20 de junio de 1903
en Turín, Italia, Gustavo Adolfo Rol fue considerado por sus devotos un gran
maestro espiritual. Sus seguidores han dejado -para la historia- testimonios de
proezas milagrosas que supuestamente realizó.
Según la bibliografía
consultada, Rol fue un pensador y pintor que mantuvo un perfil reservado,
pidiendo a periodistas y amigos que hablaran de él sólo después de su muerte,
para evitar una desmedida atención de los medios de comunicación, los que no le
hubieran permitido vivir una existencia tranquila.
Producto de que nunca se
sometió a control científico alguno fue considerado por muchos un ilusionista,
sobre todo por aquellos que consideraban sus prodigios y milagros como simples
trucos, actos sugestivos e invención de los testigos.
Se cuenta que fue un niño introvertido
y sensible, muy intuitivo… particularidades que lo inclinaron a emprender un
camino de observación de la realidad y de sí mismo, lo que trajo como
consecuencia que sus capacidades perceptivas se abrieran a la existencia de una
dimensión superior y mucho más compleja que la humana.
Fue a los 22 años cuando tuvo
la convicción de poder adivinar el color de unos naipes sin verlos, al pasar
casualmente frente a una tienda donde estaban en exhibición las barajas.
Entonces, lo que comenzó como un juego se convirtió en un gran desafío que lo
llevó, después de dos años de intentarlo, a adivinar los 52 naipes de la
baraja.
Según sus biógrafos, ese día,
28 de julio de 1927, se encontraba en París y escribió en su diario:
«He
descubierto una tremenda ley que une el color verde, la quinta musical y el
calor. He perdido la alegría de vivir. La potencia me da miedo. ¡No escribiré
nada más!”».
En 1987, plantea:
«Empecé con
los naipes: ¿por qué no sería posible conocer el color de un naipe cubierto? Lo
intenté una y otra vez por mucho tiempo sin obtener algún resultado. Luego, un
día mirando un arco iris, tuve la inspiración: me di cuenta de que el verde era
el color central, era quien tenía unidos a todos los demás colores. Medí la
vibración del verde y descubrí que era la misma de la quinta musical, y que
correspondía a un cierto grado de calor. Así comencé a adivinar exactamente
todos los naipes y, poco a poco, a hacer todas las otras cosas...»
Al
parecer las “posibilidades” de Rol iban desde la lectura de libros
cerrados a viajes en el tiempo (pasado/presente) y la
adivinación selectiva (visión del interior del cuerpo humano). De esta
misma forma, era capaz de influir dinámicamente sobre la materia, mover a
distancia objetos de cualquier género (telequinesis), materializarlos y
desmaterializarlos, sabía prever los eventos futuros, leía el pensamiento
(telepatía), era capaz de curar personas o encontrarse en dos lugares
simultáneamente (bilocación); podía atravesar superficies
sólidas como paredes, proyectar a distancia figuras y escritos. Durante
sus experimentos, también se verificaban mensajes de espíritus según los restos
psíquicos dejados por el difunto en el momento de la muerte, pues para Rol cada
cosa tenía un espíritu (esencia).
En
vida, Rol negaba ser médium, sensitivo o mago. Consideraba la atención dedicada
por la parapsicología a los "poderes de la mente" como totalmente
desproporcionada respecto a su valor real, que es sólo secundario para una
enseñanza espiritual. Advertía que el uso de las
facultades paranormales sin una guía espiritual y sobre todo sin el proceso de
entrenamiento disciplinado, podían causar graves enfermedades físicas y
bloqueos mentales.
Rol
también negó ser una persona especial como, por ejemplo, cuando le respondió a
un periodista:
«¿Está
seguro de que yo soy importante para su investigación? Yo soy una persona
normal. No tengo nada que ver con los médiums, los sanadores, los espiritistas
que usted entrevista. Aquél es un mundo lejano de mi mentalidad. Mis modestos
experimentos pertenecen a la ciencia. Son cosas que en un futuro todos los
hombres podrán realizar».
Admiradores.
Se
cuenta que corrían los años 30, en Alemania, cuando Albert Einstein pasaba las
tardes encantado frente a los prodigios de Rol. También, el físico italiano
Enrico Fermi se había aficionado a todas las cosas increíbles que Rol era capaz
de hacer. Pablo Picasso, Salvador Dalí, entre muchos otros figuran igualmente
como quienes le profesaban gran admiración.
Legado
Lo
que ha quedado de él, además de los cientos de testimonios, son sus magníficos
cuadros. Naturalezas muertas con espléndidas rosas y paisajes que, en su
ausencia, parecen haberse animado solos.
Murió
el 22 de septiembre de 1994.
Referencias:
Atlas ilustrado de los misterios.
Wikipedia
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