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viernes, 20 de septiembre de 2019

EL ENFRENTAMIENTO DE GUSTAVO GONZÁLEZ


Por Orestes Girbau.

El filósofo hispanolatino Séneca manifestó una vez que: “en ciertas cosas es preferible ser engañados que desconfiar”. Lo anterior se aplica perfectamente al caso del entonces negociante cubano Gustavo González, protagonista de un famoso Encuentro Cercano en los alrededores de Caracas, Venezuela.
Con toda justicia hay que señalar que el hecho fue divulgado ampliamente con posterioridad gracias a la labor meritoria que desplegaron una pléyade de prestigiosos investigadores y periodistas. El sobresaliente encuentro se efectuó el 28 de noviembre de 1954.
Gustavo González León era un habanero residente en Venezuela. Serían alrededor de las 2 a.m., cuando, en compañía de su ayudante, el venezolano José Ponce, conducían por la carretera que conduce a Petare, cuando presenciaron atónitos un objeto circular luminoso de unos 8 pies de diámetro, elevado a pocos metros sobre la carretera, y la posterior salida del mismo de dos pequeños humanoides. La increíble experiencia tenía lugar exactamente en el otrora pequeño burgo Los Teques, ubicado en lo alto de la Sierra.
Todo parece indicar que el estupor inicial no acompañó a González por mucho tiempo, porque sin el menor síntoma de terror se enfrentó a uno de los foráneos, aprisionándolo entre sus manos.

 "Simulacro en donde Gustavo González muestra como pudo atrapar al pequeño humanoide"

¿Qué aspecto tenían aquellos seres?
Según informó y dibujó nuestro paisano, –ya que Ponce huyó rápidamente del lugar– los estrafalarios personajes tenían las siguientes características:
- Cabeza sin nariz y pequeña estatura ( como de un niño)
- Cuerpo piloso  –pesarían apenas 40 libras-
- Manos con garras.
- Pies planos.
Debemos añadir que vestían una especie de pantalones cortos, siempre de acuerdo con el testimonio ofrecido por los traumatizados testigos.
Acorde con algunas poco contradictorias crónicas de la época, al tratar de abrir la puerta del vehículo para introducir al “marciano” el mismo escapó, no sin antes ofrecerle al cubano un contundente empujón que lo lanzó a cinco metros de distancia, regresando rápidamente al OVNI.
González indicó que extrajo un filoso cuchillo y lo descargó en vano sobre el hombro de aquél aparente extraterrestre. Tal situación no parece proporcionar a los estudiosos del tema muchas pistas. Si, como afirman algunos, se trató de seres animalescos clase 3, al parecer, la dureza de sus peludos cuerpos los pueden asemejar más al androide, que, dando saltos como los sapos, se introdujeron por una abertura existente en el OVNI, después de cegar y paralizar al cubano con un haz de luz proveniente del mismo, se perdía a toda velocidad dejando atrás una estela luminosa.
Al desaparecer la nave, había quedado González en el medio de la carretera, exhausto, atolondrado y golpeado.
El caso González trascendió enseguida y, con el tiempo, figuras del ámbito ufológico mundial como Coral E. Lorenzen, Morris K. Jessup, Joao Martins o Aniceto Lugo, desplegaron criterios y consideraciones respecto al acontecimiento de Petare.

COMIENZAN LAS INVESTIGACIONES
Un miembro en Venezuela de la entonces “Sociedad Investigadora de Platillos Voladores” en Brooklyn, Nueva Cork, llamado José González Waite, proponía que Gustavo González fuera atendido por un hipnólogo, para poder convencer a la opinión pública sobre la veracidad del fantástico encuentro, y argumentando que quién no había sentido temor para enfrentarse con un extraño visitador, mucho menos podía tenerlo para experimentar la “droga de la verdad”.
Gustavo, que contaba con la certificación válida de personalidades de Petare en relación a su intachable conducta, no vaciló en rechazar el planteamiento.
Lo acaecido en Petare no había sido un fenómeno aislado. En aquellos días el Arzobispo de Zulia, Monseñor Sergio Godoy, afirmaba haber presenciado el vuelo de extraños objetos luminosos. Dijo, que él y otros testigos vieron por aquellas noches un cuerpo que volaba lentamente, emitiendo radiaciones de color violeta.
Monseñor Godoy pudo verificar en otra oportunidad y a pleno día, en compañía de una profesora, la presencia inusitada de un OVNI luminoso que giraba muy rápido sobre sí mismo, cruzando el cielo velozmente y dejando atrás una ancha humareda.
Otras versiones procedentes de Pico del Ávila comunicaban que, durante varias jornadas había sido avistada una enigmática fosforescencia, así como en la denominada Silla de Caracas entre las 5 y 7 am.


  "Dibujo aparecido en la revista cubana "Carteles" de aquella época"

Las narraciones que provenían de la granja avícola “Rincón Verde”, confirmaba la presencia de un curioso aparato que se movía a gran velocidad irradiando una intensa luz. Fue tanta la inquietud prevaleciente entre los trabajadores de dicha granja, que el responsable de esta, José Bartolomeo, se dirigió hacia una cercana Prefectura policíaca ubicada en “El Hatillo”.
Una comisión dirigida por el comandante de Policía en “El Hatillo” investigó la singular denuncia, elevando un informe a su autoridad superior, declarando que numerosos moradores de "Rincón Verde”, en el cerro “El Paují “, con vista hacia el Pico del Ávila y la Silla de Caracas, habían presenciado las maniobras de cierto objeto redondo, – parecido al reclamado por Glez y Ponce -sobrevolando fugaz el Pico Este del cerro. La metódica investigación se efectuó, interrogando separadamente a los testigos. Todos fueron casi exactos en lo que, a características del OVNI, luminosidad, duración del vuelo, trayectoria y velocidad se refiere.

UNA NOTICIA INQUIETANTE
Todo lo expuesto con anterioridad parece puro formalismo, utilizado por los cronistas en sus esfuerzos por hacerse entender cuando asisten a temas tan controversiales. Si no fuera porque todo ello estuvo acompañado de otro inexplicable suceso.
Se supo que el radiotelegrafista de la Pan American Airways, N. Palacios, del aeropuerto de Maiquetía, sufrió una crisis nerviosa el viernes 3 de diciembre. Una sospechosa comunicación interrumpió por varios segundos todas las frecuencias aeronáuticas. Apuntes primarios tomados rápidamente por Palacios desaparecían más tarde de manera desconcertante.
Noticias que parecen haberse filtrado corroboraban que Palacios debía de ser invitado por la empresa al campo de Forth Worth, en Texas, con el fin de rendir un informe a los altos directivos de esa Compañía y los últimos a su vez, comunicar al ya existente Departamento de Asuntos Americanos sobre Investigaciones Interplanetarias de los E.U.
Hubo quienes añadieron a la vorágine informativa ya prevaleciente, que lo ocurrido a Palacios, en cuestión no era otra cosa que un mensaje cósmico difícil de entender.
A los que cotidianamente nos toca la tarea de comprender mejor la casuística, debemos analizar y, al menos reflejar, algunas cuestiones inherente a la experiencia vivida por los dos individuos, uno de ellos tan criollo como quién escribe estas líneas.
Por mucho que se trató de estigmatizar y desvirtuar a ambos hombres, resultó imposible, ya que no se pudo – al menos públicamente - comprobar que los dos estaban etílicos, pero si, que cada uno de ellos estaba afectado psicológicamente y, González, por ejemplo, había sufrido contusiones y morados, según el personal médico que lo asistió.
Es evidente, por otra parte, la presencia de OVNIs en las cercanías del entorno geográfico de Petare, Caracas, durante la temporada de avistamientos. Campesinos, clérigos, agentes del orden y personal de la aviación civil se vieron de una u otra manera involucrados en aquellos días, dentro del acontecer OVNI en Venezuela y otros países.

 Fig 3 "En esta secuencia aparece el boceto del tipo de humanoide, el croquis del lugar de aquel raro encuentro, la policía investigando en el terreno y González dibujando al extraño personaje que durante unos instantes pudo someter"

El incidente era recogido por revistas, libros, publicaciones y artículos periodísticos realizados por investigadores serios y competentes.
Precisamente en aquellos meses –recordemos que era el año 1954– y al margen de las intrigas conspiranoicas, (que trataremos en su momento) autoridades científicas de los Estados Unidos parecen haber iniciado una investigación cuyo propósito era el de detectar la presencia de dos satélites alrededor de nuestro planeta, que trajeron algunos malentendidos entre las dos principales superpotencias mundiales: E.U. y la ex URSS.
En la década de los 80 del siglo anterior, conocí, gracias a información recibida de primera mano, que Gustavo González aún vivía en Venezuela, y que todavía seguía siendo objeto de polémica para muchos, dentro y fuera de ese territorio.

BIBLIOGRAFIA
Archivo del autor.
Otras consultas:
- Revista Carteles (Cuba) 1era semana de diciembre del año 1954.
- The Field Guide to Extraterrestrials. Patrick Huyghe. Avon Books
New York.

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