Por Orestes Girbau.
El filósofo hispanolatino Séneca manifestó una vez
que: “en ciertas cosas es preferible ser engañados que desconfiar”. Lo anterior
se aplica perfectamente al caso del entonces negociante cubano Gustavo
González, protagonista de un famoso Encuentro Cercano en los alrededores de
Caracas, Venezuela.
Con toda justicia hay que señalar que el hecho fue
divulgado ampliamente con posterioridad gracias a la labor meritoria que
desplegaron una pléyade de prestigiosos investigadores y periodistas. El
sobresaliente encuentro se efectuó el 28 de noviembre de 1954.
Gustavo González León era un habanero residente en Venezuela.
Serían alrededor de las 2 a.m., cuando, en compañía de su ayudante, el
venezolano José Ponce, conducían por la carretera que conduce a Petare, cuando
presenciaron atónitos un objeto circular luminoso de unos 8 pies de diámetro,
elevado a pocos metros sobre la carretera, y la posterior salida del mismo de
dos pequeños humanoides. La increíble experiencia tenía lugar exactamente en el
otrora pequeño burgo Los Teques, ubicado en lo alto de la Sierra.
Todo parece indicar que el estupor inicial no acompañó
a González por mucho tiempo, porque sin el menor síntoma de terror se enfrentó
a uno de los foráneos, aprisionándolo entre sus manos.
¿Qué aspecto tenían aquellos seres?
Según informó y dibujó nuestro paisano, –ya que
Ponce huyó rápidamente del lugar– los estrafalarios personajes tenían las
siguientes características:
- Cabeza sin nariz y pequeña estatura ( como de un
niño)
- Cuerpo piloso –pesarían apenas 40 libras-
- Manos con garras.
- Pies planos.
- Cuerpo piloso –pesarían apenas 40 libras-
- Manos con garras.
- Pies planos.
Debemos añadir que vestían una especie de pantalones
cortos, siempre de acuerdo con el testimonio ofrecido por los traumatizados
testigos.
Acorde con algunas poco contradictorias crónicas de
la época, al tratar de abrir la puerta del vehículo para introducir al
“marciano” el mismo escapó, no sin antes ofrecerle al cubano un contundente
empujón que lo lanzó a cinco metros de distancia, regresando rápidamente al
OVNI.
González indicó que extrajo un filoso cuchillo y lo descargó
en vano sobre el hombro de aquél aparente extraterrestre. Tal situación no
parece proporcionar a los estudiosos del tema muchas pistas. Si, como afirman
algunos, se trató de seres animalescos clase 3, al parecer, la dureza de sus
peludos cuerpos los pueden asemejar más al androide, que, dando saltos como los
sapos, se introdujeron por una abertura existente en el OVNI, después de cegar
y paralizar al cubano con un haz de luz proveniente del mismo, se perdía a toda
velocidad dejando atrás una estela luminosa.
Al desaparecer la nave, había quedado González en el
medio de la carretera, exhausto, atolondrado y golpeado.
El caso González trascendió enseguida y, con el
tiempo, figuras del ámbito ufológico mundial como Coral E. Lorenzen, Morris K.
Jessup, Joao Martins o Aniceto Lugo, desplegaron criterios y consideraciones
respecto al acontecimiento de Petare.
COMIENZAN
LAS INVESTIGACIONES
Un miembro en Venezuela de la entonces “Sociedad
Investigadora de Platillos Voladores” en Brooklyn, Nueva Cork, llamado José
González Waite, proponía que Gustavo González fuera atendido por un hipnólogo,
para poder convencer a la opinión pública sobre la veracidad del fantástico
encuentro, y argumentando que quién no había sentido temor para enfrentarse con
un extraño visitador, mucho menos podía tenerlo para experimentar la “droga de
la verdad”.
Gustavo, que contaba con la certificación válida de personalidades de Petare en relación a su intachable conducta, no vaciló en rechazar el planteamiento.
Gustavo, que contaba con la certificación válida de personalidades de Petare en relación a su intachable conducta, no vaciló en rechazar el planteamiento.
Lo acaecido en Petare no había sido un fenómeno
aislado. En aquellos días el Arzobispo de Zulia, Monseñor Sergio Godoy,
afirmaba haber presenciado el vuelo de extraños objetos luminosos. Dijo, que él
y otros testigos vieron por aquellas noches un cuerpo que volaba lentamente,
emitiendo radiaciones de color violeta.
Monseñor Godoy pudo verificar en otra oportunidad y a pleno día, en compañía de una profesora, la presencia inusitada de un OVNI luminoso que giraba muy rápido sobre sí mismo, cruzando el cielo velozmente y dejando atrás una ancha humareda.
Monseñor Godoy pudo verificar en otra oportunidad y a pleno día, en compañía de una profesora, la presencia inusitada de un OVNI luminoso que giraba muy rápido sobre sí mismo, cruzando el cielo velozmente y dejando atrás una ancha humareda.
Otras versiones procedentes de Pico del Ávila
comunicaban que, durante varias jornadas había sido avistada una enigmática
fosforescencia, así como en la denominada Silla de Caracas entre las 5 y 7 am.
"Dibujo aparecido en la revista cubana "Carteles" de aquella
época"
Las narraciones que provenían de la granja avícola
“Rincón Verde”, confirmaba la presencia de un curioso aparato que se movía a
gran velocidad irradiando una intensa luz. Fue tanta la inquietud prevaleciente
entre los trabajadores de dicha granja, que el responsable de esta, José
Bartolomeo, se dirigió hacia una cercana Prefectura policíaca ubicada en “El
Hatillo”.
Una comisión dirigida por el comandante de Policía
en “El Hatillo” investigó la singular denuncia, elevando un informe a su
autoridad superior, declarando que numerosos moradores de "Rincón Verde”,
en el cerro “El Paují “, con vista hacia el Pico del Ávila y la Silla de
Caracas, habían presenciado las maniobras de cierto objeto redondo, – parecido
al reclamado por Glez y Ponce -sobrevolando fugaz el Pico Este del cerro. La
metódica investigación se efectuó, interrogando separadamente a los testigos.
Todos fueron casi exactos en lo que, a características del OVNI, luminosidad,
duración del vuelo, trayectoria y velocidad se refiere.
UNA
NOTICIA INQUIETANTE
Todo lo expuesto con anterioridad parece puro
formalismo, utilizado por los cronistas en sus esfuerzos por hacerse entender
cuando asisten a temas tan controversiales. Si no fuera porque todo ello estuvo
acompañado de otro inexplicable suceso.
Se supo que el radiotelegrafista de la Pan American
Airways, N. Palacios, del aeropuerto de Maiquetía, sufrió una crisis nerviosa
el viernes 3 de diciembre. Una sospechosa comunicación interrumpió por varios
segundos todas las frecuencias aeronáuticas. Apuntes primarios tomados
rápidamente por Palacios desaparecían más tarde de manera desconcertante.
Noticias que parecen haberse filtrado corroboraban
que Palacios debía de ser invitado por la empresa al campo de Forth Worth, en
Texas, con el fin de rendir un informe a los altos directivos de esa Compañía y
los últimos a su vez, comunicar al ya existente Departamento de Asuntos
Americanos sobre Investigaciones Interplanetarias de los E.U.
Hubo quienes añadieron a la vorágine informativa ya prevaleciente, que lo ocurrido a Palacios, en cuestión no era otra cosa que un mensaje cósmico difícil de entender.
Hubo quienes añadieron a la vorágine informativa ya prevaleciente, que lo ocurrido a Palacios, en cuestión no era otra cosa que un mensaje cósmico difícil de entender.
A los que cotidianamente nos toca la tarea de
comprender mejor la casuística, debemos analizar y, al menos reflejar, algunas
cuestiones inherente a la experiencia vivida por los dos individuos, uno de
ellos tan criollo como quién escribe estas líneas.
Por mucho que se trató de estigmatizar y desvirtuar
a ambos hombres, resultó imposible, ya que no se pudo – al menos públicamente -
comprobar que los dos estaban etílicos, pero si, que cada uno de ellos estaba
afectado psicológicamente y, González, por ejemplo, había sufrido contusiones y
morados, según el personal médico que lo asistió.
Es evidente, por otra parte, la presencia de OVNIs
en las cercanías del entorno geográfico de Petare, Caracas, durante la
temporada de avistamientos. Campesinos, clérigos, agentes del orden y personal
de la aviación civil se vieron de una u otra manera involucrados en aquellos días,
dentro del acontecer OVNI en Venezuela y otros países.
Fig 3 "En esta secuencia
aparece el boceto del tipo de humanoide, el croquis del lugar de aquel raro
encuentro, la policía investigando en el terreno y González dibujando al extraño
personaje que durante unos instantes pudo someter"
El incidente era recogido por revistas, libros,
publicaciones y artículos periodísticos realizados por investigadores serios y
competentes.
Precisamente en aquellos meses –recordemos que era
el año 1954– y al margen de las intrigas conspiranoicas, (que trataremos en su
momento) autoridades científicas de los Estados Unidos parecen haber iniciado
una investigación cuyo propósito era el de detectar la presencia de dos
satélites alrededor de nuestro planeta, que trajeron algunos malentendidos
entre las dos principales superpotencias mundiales: E.U. y la ex URSS.
En la década de los 80 del siglo anterior, conocí,
gracias a información recibida de primera mano, que Gustavo González aún vivía
en Venezuela, y que todavía seguía siendo objeto de polémica para muchos,
dentro y fuera de ese territorio.
BIBLIOGRAFIA
Archivo del autor.
Otras consultas:
- Revista Carteles (Cuba) 1era semana de diciembre
del año 1954.
- The
Field Guide to Extraterrestrials. Patrick Huyghe. Avon Books
New York.
New York.
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