Hasta el presente, el gobierno de los Estados Unidos
no investiga oficialmente los avistamientos de OVNIs, aunque hay alguna
evidencia que sugiere que varias agencias gubernamentales continúan manteniendo
un secreto interés en el tema. Durante los pasados cuarenta años, sin embargo,
ha habido muchos proyectos y paneles investigativos que examinan la evidencia
existente sobre OVNIs, al menos superficialmente. Debido a que los OVNIs son un
fenómeno aéreo, entre 1947 y 1969 la Fuerza Aérea de los Estados Unidos estuvo
encargada de la organización de muchos proyectos para investigar los reportes
de OVNIs. El más famoso fue el Proyecto Libro Azul, el cual existió desde 1952
hasta 1969. Si bien hubo muchos reportes de OVNIs durante esos años, incluyendo
numerosos avistamientos por pilotos militares y civiles, y otro personal
técnico, la Fuerza Aérea sostuvo que los OVNIs no eran reales. Los militares
consideraban los reportes sobre OVNIs seriamente solo porque creían que podrían
ser utilizados para confundir y abrumar sus operaciones de inteligencia y
comunicaciones, y por tanto hacer a América vulnerable a un ataque sorpresa por
alguna potencia extranjera.
Algunos expertos militares también admiten la
posibilidad de que la Unión Soviética, con la ayuda de científicos alemanes
capturados, estuviera desarrollando tecnología muy superior a cualquiera de las
que poseían los Estados Unidos. Por lo tanto, la Fuerza Aérea concluyó que Los
reportes sobre OVNIs deberían ser investigados hasta que se comprobara que esas
posibilidades eran improbables. A través de sus investigaciones, la fuerza
aérea estuvo en capacidad de explicar muchos avistamientos como fenómenos
naturales o aeronaves identificadas erróneamente. Sin embargo, había todavía
cientos de reportes de OVNIs que no se pudieron explicar tan fácilmente.
En 1966 hubo una oleada de avistamientos de OVNIs
espectaculares a todo lo ancho de Norte América que recibió amplio cubrimiento
de la prensa. Líderes políticos, especialmente representantes al congreso,
fueron presionados por sus electores quienes demandaban explicaciones para sus
avistamientos. Un comité del Congreso condujo audiencias sobre los
avistamientos de OVNIs y se presionó a la fuerza aérea para resolver el tema de
una vez por todas.
Como respuesta, la fuerza aérea contrató a la
Universidad de Colorado para que dirigiera lo que se esperaba fuera el estudio
definitivo del fenómeno OVNI -un estudio que finalmente resolvería el problema
OVNI a satisfacción de todos. El proyecto fue encabezado por el profesor Edward
U. Condon, un físico, quien había expresado puntos de vista negativos a cerca
de la vida en otros planetas y la existencia de OVNIs. Varios miembros del
estudio de la Universidad de Colorado (que se conoció como el "Comité
Condon") acusaron a Condon de no actuar en forma imparcial y con mente
abierta, parcializando así el estudio. No obstante haberse visto enlodado por
la controversia, después de que varios miembros del comité fueron despedidos y
el congreso organizó su propio simposio sobre OVNIs, el comité Condon continuó
su investigación y eventualmente liberó un reporte final. La conclusión del
estudio, escrita por Condon, afirmaba que el estudio sobre OVNIs de más de 21
años no había agregado nada al conocimiento científico y que no se podría
justificar un estudio más profundo. Los críticos atacaron argumentando que la
conclusión del reporte no se desprendía de los datos del mismo y que la
investigación Condon había sido una farsa desde el principio. No obstante la
controversia que rodeó al Reporte Condon, la Fuerza Aérea utilizó sus
conclusiones como una justificación para dispersar el Proyecto Libro Azul en
diciembre de 1969 y cortar su conexión con el tema OVNI.
No obstante esta dispersión, muchos ufólogos creen que
el gobierno aún mantiene archivos extensos sobre OVNIs y continúa investigando
los avistamientos en secreto. Su creencia está reforzada por el hecho de que
las agencias de inteligencia de los Estados Unidos ya han liberado documentos
que demuestran que ellos han estado recolectando información sobre OVNIs que
todavía está clasificada como Ultra Secreta. El gobierno no permite al público
tener acceso a estos documentos, no obstante los numerosos intentos de los
Investigadores OVNI para verlos con base en el Acta de Libertad de Información
(FOIA por sus siglas en inglés), la cual se supone da a los ciudadanos
americanos el derecho a ver cualquier documento del gobierno que no amenace la
seguridad nacional.
En respuesta a la poca disposición del gobierno para
liberar los documentos OVNI, el grupo OVNI Vigilancia del Platillo Varado
inició una acción legal para lograr la liberación de los documentos sobre
avistamientos de OVNIs sobre bases militares en los 1970s. Después de que
Vigilancia del Platillo Varado entró en dificultades económicas, Ciudadanos
Contra el Secreto OVNI (CAUS por sus siglas en inglés) continuó con el caso.
Aunque CAUS argumentó que la liberación de información oficial sobre OVNIs no
amenazaría la seguridad nacional, las agencias de inteligencia reclamaban que
sus operaciones serían puestas en peligro por su liberación. Aun cuando CAUS
enfatizó que ellos solo querían la información sobre OVNIs, nada relacionado
con la inteligencia de los Estados Unidos, el gobierno se rehusó
inflexiblemente a liberar la información. Eventualmente el juez federal Gerhardt
Gesell falló a favor del gobierno, citando razones de seguridad nacional. CAUS
protestó la decisión, reclamando que la audiencia había sido injusta.
Particularmente el grupo señaló que al juez no se le permitió revisar el
material OVNI no obstante poseer permiso de acceso a material ultra secreto. De
hecho, al juez Gesell solo se le proporcionó un resumen explicando por qué el
gobierno no podía liberar los documentos, el cual sirvió como base de su
decisión. Si bien CAUS no pudo ganar el caso, continúa trabajando en la
liberación de los documentos OVNI del gobierno a través del Acta de Libertad de
Información.
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