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viernes, 7 de julio de 2017

Jacques Vallée: Reflexiones desde las estrellas (entrevista)



Por Juan José Sánchez-Oro


Usted acaba de llegar a Madrid para participar en unas jornadas tituladas “El Cielo Habitado” coordinadas por el investigador Chris Aubeck. En ellas se va hablar extensamente sobre el fenómeno OVNI y todo lo que puede haber o no detrás de él. Pero, ¿de verdad, está el cielo habitado por extraterrestres y seres de otras dimensiones como aseguran muchos investigadores o, más bien, serían solo nuestras fantasías, miedos y esperanzas las que pueblan el cielo como interpretan muchos sociólogos y psicólogos?

Los testigos desde siempre han informado de la presencia de objetos desconocidos en el cielo. Pero no tenemos una teoría sobre si el fenómeno OVNI es extraterrestre o no. Si me invitas a un par de cervezas, te daría una interpretación diferente –añade mientras se ríe con una leve carcajada-.
Nosotros intentamos aproximarnos a lo que la gente en verdad describe. Durante mucho tiempo, los ufólogos creían que el fenómeno empezó en junio de 1947 con Kenneth Arnold en Mount Ranier. Es cierto que el fenómeno desde el punto mediático empezó ahí, porque supuso una explosión en la prensa por razones sociológicas y culturales propias de América. La Segunda Guerra Mundial terminó y la imaginación de la población se disparó. La gente había sido preparada para esa interpretación por la temprana Ciencia Ficción. Superman era un extraterrestre que se estrelló en Kansas en los años treinta. Esto fue lo que esas personas conocieron durante los años 30, 40 y 50 y ellos tenían la experiencia bajo control. Así que el mito de los ovnis como platillos volantes surgió entonces.
Pero nosotros somos científicos, por lo que en Ciencia tenemos que preguntarnos cuándo realmente empezó y si, en verdad, es un fenómeno al margen de la creencia aparecida en los medios de comunicación.


Sáquenos entonces de dudas. ¿Cuándo empezó verdaderamente el fenómeno?

Sabemos que hubo casos en los años 20, los años 30. Sabemos que, también, hubo casos en el siglo XIX, gracias a las crónicas de Charles Fort, y sabemos que hubo incidentes incluso mucho antes. El trabajo que hemos hecho ha consistido en ir a buscar esa información anterior en el tiempo. Y se puede hacer esa recopilación gracias a Internet. Internet es una herramienta.

Usted se refiere al trabajo realizado en el libro “Wonders in the Sky” que ha escrito junto a Chris Aubeck y donde recopilan numerosas anomalías celestes desde tiempos precristianos hasta el siglo XIX. Un trabajo en el que han participado miembros del grupo de eruditos e internautas “Magonia Exchange”, expertos en consultar archivos, bibliotecas y hemerotecas de todo el mundo en busca de noticias sobre sucesos extraordinarios ¿Qué aporta este libro frente a otras obras de ufología?

Cuando haces este trabajo de recopilar todo lo que las personas interpretaron como inusual mientras contemplaban el cielo, se incluyen cosas que entendemos como meteoritos, cometas, auroras, tornados y fenómenos similares. Lo llamativo es que, a pesar de que estas personas no saben lo que estaban viendo, lo describieron en términos tan exactos que podemos reconocer que, en efecto, se trataba de un cometa, un meteorito, etc. Y, de hecho, así la astronomía supo que el cometa Halley pasaba cada 75 años. Estas descripciones son muy importantes porque muestran que los testigos son fiables, incluyendo los testigos de OVNIs de hoy día. No están mintiendo, no se están inventando las cosas. No son unos locos que dicen ver luces en el cielo. Son personas que describen algo que estaba allí. Porque cuando se trata de un cometa podemos reconocer una descripción exacta de un cometa, aunque dijeran que vieron la mano de Dios que viene por el cielo o una luz con forma de sable doblado. Pero, eso mismo se parece a un cometa. La pregunta ahora es qué hacer con esta clase de sucesos recogidos de los archivos y si nos dan información acerca de los avistamientos que la gente tiene hoy día.

Sin embargo, hay muchos estudiosos que consideran la ufología como una forma moderna de religión. Una creencia adaptada a los tiempos tecnológicos e industriales actuales donde es más fácil creer en civilizaciones extraterrestres que en un Dios anciano y canoso, rodeado de querubines rubios tocando trompetas.

Hay dos razones por las cuáles existe un sentimiento religioso ligado a los ovnis. Una es que la ciencia académica se ha negado a estudiar este fenómeno. Así que, al negarse a estudiarlo, lo han situado en el inconsciente. Grandes astrónomos afirman que todos los individuos que ven ovnis son borrachos y chiflados; que no hay ningún informe OVNI verdadero; que no merecen ninguna credibilidad. Cuando actúan así,  ellos están distanciándose del público, cavando una brecha. Tal vez podamos aclarar la mayoría de los casos, pero sabemos que alrededor del 10 al 15 por ciento de los casos no son explicables.
Así que se crea un enorme abismo en la creencia y se considera un tema prohibido. Ya sabes, no puedes hablar con tus compañeros de ello; no se puede hablar en la Universidad de ello y  dicen “él cree en los platillos volantes”. Es cierto que esto está cambiando ahora, pero no demasiado rápido. Así que hay esta enorme presión y  consideran la creencia como algo irracional. Esa gente realmente no necesita más validación, simplemente lo creen.

¿Y la segunda razón?

La otra razón es que la religión necesita ser actualizada. No es que no se pueda creer en los ángeles, pero, por ejemplo, el Papa, hace unos meses, dijo que iba a bautizar a un extraterrestre. ¡Esto es increíble! Hay un libro escrito por dos jesuitas del observatorio astronómico del Vaticano que titularon “¿Bautizar a un extraterrestre?”. Esto significa que incluso el clero católico es consciente de que necesitan actualizarse con un poco de ciencia y que necesitan actualizar las creencias de la gente. Así que tienes estas dos corrientes convergentes. En los EE.UU. converge en el sentido opuesto porque los ministros Baptistas dicen que cualquiera que cree en ovnis debe ser lapidado hasta la muerte. Un predicador dijo en la televisión de los EE.UU., que eran cosas del diablo, por supuesto, debido a la capacidad del demonio para manipular nuestras percepciones y hacernos caer en la tentación. De todos modos, la creencia en los ovnis está tomando una forma nueva. Es muy interesante que Papa Francisco dijera que iba a bautizar a un alien. ¡Usted ahora puede citar al Papa!

Desde otro punto de vista, hay quien dice que la ufología no es una forma de religión, sino todo lo contrario. Es decir, que fueron los ovnis quienes fundaron las religiones en el pasado.

Yo no soy un teólogo. Me remito al Papa en cuestiones de teología –Sonríe una vez más-. Pero la Biblia dice que los ángeles de Dios vinieron del cielo; los ángeles se unieron a las hermosas hijas de los hombres y crearon gigantes en la Tierra. Elohim es plural en hebreo por lo que no era únicamente un dios, sino que fueron “dioses”.

Pero da la impresión de que, hoy día, el fenómeno OVNI va siempre un paso por detrás del conocimiento humano. No aporta ninguna novedad científica. En el pasado algunos creen que sí lo hizo cuando nos enseñaron la agricultura, la escritura, la construcción de grandes obras de ingeniería… Sin embargo, en la actualidad los mensajes trasmitidos por los contactados son banales. No nos descubren nuevas fuentes de energía, innovaciones tecnológicas o remedios para curar enfermedades. Solo nos dan consejos y recomendaciones morales.

Es una pregunta profunda porque es verdad. La gente empezó a ver dirigibles en el cielo antes de que comenzaran a volar a sí mismos. Pero hay otro nivel. Me he pasado cierto tiempo analizando los diálogos entre los testigos ordinarios y estas entidades. Hay un caso de un chico que se fue a trabajar temprano por la mañana al bosque, y se encontró con un hombre. Un humano con traje de cuero, poco después de la guerra, que podría haber sido un aviador, británico o alemán. Este hombre estaba sosteniendo algo, y preguntó qué hora es, y el chico contestó que las cinco. El piloto replicó “¡Mientes! Son 02:30”. Resulta absurdo. En primer lugar le pregunta por la hora y luego le dice “mientes”.  Después, el hombre entra en una pradera, se mete en un platillo volante y desaparece. Es absurdo. Eso es lo que yo llamo “metalógica”.

La “metalógica” es un concepto que usted formula en sus obras y que sería una manera de intentar explicar lo inexplicable de estos sucesos. ¿En qué consistiría ese nivel de comunicación o contacto que está más allá de nuestra lógica?

Es muy importante. La filosofía zen se basa en detener el cerebro. El cerebro está ocupado todo el tiempo y, si quieres subir un nivel de conciencia, tienes que detenerlo antes. Aunque sólo podrás hacerlo con algo que sea ilógico, algo que no se pueda procesar. Eso mismo es lo que hacen los diálogos y cuentos de hadas. El protagonista de los cuentos de hadas se encuentra pequeñas criaturas que bailan en un círculo en el bosque. El hombre danza durante 10 minutos y vuelve a la aldea. Pero han trascurrido 300 años. Es absurdo, aunque también es la relatividad. Me encantaría haber conocido a la niñera de Einstein cuando él era un bebé para preguntarle qué cuentos de hadas le contó. Así que muchos de esos episodios de contacto ufológico son superficialmente estúpidos. Los científicos dicen que no era una nave espacial real o un piloto de Marte. Es más, dirían que eso no sucedió, que tuvo una alucinación. Yo no creo que haya sido una alucinación, creo que sucedió en algún sentido y continúa pasando.

Pero si el fenómeno es tan absurdo. ¿Nos quieren manipular con él, controlarnos o enseñarnos algo?

Carl Jung decía que somos capaces de generar estas cosas, que existen arquetipos, que los ordenamos nosotros para anticipar la catarsis. No lo dijo de hecho, pero es como yo lo entiendo. La conciencia humana crea los arquetipos para prepararnos ante las cosas que ocurren. Así nos obligan a pensar en cosas que racionalmente no pensaríamos, como acerca de la relatividad del tiempo, pero ahora sabemos que existen. Conocí a la socióloga Margaret Mead y dijo que el problema principal de la creencia en los antiguos astronautas es que descredita el valor del pensamiento humano. Los humanos son capaces de inventar la agricultura sin ayuda extraterrestre. Pero puede haber una mezcla de ambas cosas. Este tipo de absurdos aún ocurren. El creador de los efectos especiales de la película “Encuentros en la Tercera Fase”, Douglas Trumball y yo fuimos a un lugar donde ocurrían muchos avistamientos y empleamos un nuevo tipo de camera que era más fáciles de controlar. Instalamos unas cámaras dentro de una pequeña cabaña destinada para cazar. La cabaña estaba cerrada, no había cristal y se podía mirar el campo a través de ella. La cámara estaba programada para grabar en momentos determinados. Volvimos otro día, la cámara seguía allí, pero estaba torcida 90 grados. Todo intacto, nadie entró… El fenómeno siempre hace eso, le encanta la tecnología y quiere que reaccionemos. Podría contar historias de este tipo toda la noche. Así que el fenómeno sigue haciendo eso, es absurdo. ¿Por qué no quiere ser grabado? Es un juego en muchos sentidos, algo que haría un animal.

Hablamos del fenómeno OVNI como algo único, pero muchos autores como John Keel decían que no podía desligarse de otros fenómenos anómalos como los paranormales, los poltergeist, las premoniciones, los milagros, las apariciones marianas…

Cuando hablan con los testigos, los ufólogos preguntan “¿dime en qué dirección venía la luz?, ¿de qué color era?”, y luego escriben un libro. Nunca preguntan a los testigos acerca de sus vidas, los sueños que tienen, qué pesadilla les hizo despertar a las 5 de la mañana, que pasó antes,  que cambió su comportamiento… Mi primera esposa era una psicóloga infantil por lo que el testigo se dedicaba a hablar conmigo, mientras ella estaba con los niños y les preguntaba, “¿has visto lo que tu padre vio? ¿Qué dijo cuando regresó?” Así que ella iba a la cocina con la esposa del testigo, y preguntaba “¿te gustaría una taza de café?”. Por este camino, llegaba al otro lado de la historia. La que tenía que ver con los pensamientos, los sueños, los poltergeist. Fuimos a la ONU en 1978 para convencerlos de que estudiaran los ovnis a nivel internacional. La propuesta no fue a ninguna parte, porque esencialmente el Reino Unido y los EE.UU. se opusieron. Pero uno de los testigos que fueron allí, era un piloto de un helicóptero del ejército que casi se estrelló cuando vio un objeto verde venir hacia él. Trató de hacer una maniobra de evasión bajando demasiado rápido y cuando estaba a punto de estrellarse, se dio cuenta de que el objeto estaba levantando al helicóptero. Pasamos mucho tiempo juntos la noche anterior. Me dijo que cerró los ojos y se preparó para morir. Esa es la respuesta de un soldado. No había nada que pudiera hacer. Así que le pregunté si había observado algo peculiar en los días o semanas posteriores. Me habló sobre el hecho de que, -y se trataba de un oficial del ejército-, empezó a sentirse en comunión con los insectos, las hormigas… Cuando veía las hormigas sentía que podía comunicarse con ellas.

Sin embargo, ¿no puede ser un peligro explicar la parapsicología, lo sobrenatural, etc. desde la ufología? ¿No estamos explicando unos misterios con otro misterio? Cuando se puso de moda el espiritismo a finales del siglo XIX parecía que todas las anomalías las causaban los espíritus. ¿No corremos ahora el mismo riesgo?

Durante mucho tiempo la gente pensaba que las enfermedades eran causadas por los seres invisibles, entonces alguien inventó el microscopio y se dio cuenta de que era verdad. Los seres invisibles eran las bacterias y los virus. Eso es lo que estamos tratando de hacer aquí, dejar de lado la creencia. Cuando la gente vio los cometas, ellos se sentían mal, no porque hubieran visto un cometa, sino porque pensaban que era un presagio de la muerte de un rey o de guerra, etc. Tenemos tantos casos del Imperio Romano porque los cónsules hicieron una ley conforme a la cual tenía que haber un registro anual de todo lo inusual que fuera visto en el cielo. No por causa de los ovnis o de la religión, sino por la astrología. Así que, sí que tienes razón, pero ¿y qué?

Hablemos de su experiencia como testigo OVNI. Tengo entendido que usted mismo vio un OVNI cuando era un chaval y que eso le marcó a la hora de decidirse a estudiar astrofísica.

Sí, yo tenía 15 años y estaba en mi casa, en el ático de la casa de tres plantas donde mi padre hacía carpintería los fines de semana. Yo le estaba ayudando y mi madre permanecía en el jardín cuando nos llamó. Corrí hacia abajo y vi esencialmente un disco a media milla de distancia, cerca del campanario de una iglesia y me acuerdo muy claramente. No recuerdo cómo se fue, pero le pregunté a un amigo al día siguiente que vivía a media milla de distancia en una colina. Él me dijo que lo vio y lo dibujó. Era esencialmente brillante como un disco de aluminio con una cúpula en la parte superior y mi madre indicó que, cuando se fue, dejó algunos filamentos de algodón y luego desapareció. Yo no recuerdo haber visto esa parte. No se lo contamos a nadie. Mi padre era un juez y un juez no ve platillos volantes. Mi padre me dijo que probablemente era un helicóptero o algo por el estilo. Pero aún hoy en día no he encontrado nada como aquello.

Suele decirse que los astrónomos no ven OVNIS porque ellos saben los que miran cuando contemplan el espacio. Sin embargo, usted es astrofísico y detectó objetos inusuales cuando trabajaba en el Observatorio Astronómico de París. ¿Cómo fueron esos avistamientos?

Estábamos rastreando los primeros satélites artificiales y había relativamente pocos. No rastreábamos los satélites en sí mismos, sino los propulsores de sus cohetes que permanecían abandonados en órbita. La mayoría de ellos eran de segunda o tercera magnitud, muy débiles, pero teníamos registradas sus órbitas y sabíamos dónde mirar. Pero, entonces, en un momento dado, vimos un objeto muy brillante en una órbita retrógrada, algo que no era muy normal porque no había objetos en retrógrado. Pensamos que esto podría ser un nuevo lanzamiento de cohetes o tal vez un meteoro que, en lugar de estrellarse, había sido atrapado dentro de una órbita estable al menos durante un tiempo. Un suceso interesante para seguirlo. Así que la siguiente noche, sin decirle nada a mi jefe, los dos turnos nos quedamos para realizar un seguimiento y obtener datos. Pero el jefe confiscó la cinta y la borró. Eso es lo que me impactó porque, hasta entonces, los astrónomos miraban al cielo y no veían nada extraño. No estaban mintiendo al público, pero cuando estás en el Observatorio de París y estás siendo pagado por los contribuyentes se supone que no puedes mentir. En astronomía no debes destruir los datos porque no se puedan repetir las observaciones. De todos modos, me sorprendió que borráramos los datos acerca de algo no identificado sin decirle nada a la prensa o a otros astrónomos. Podría haber sido una de las primeras pruebas de un nuevo cohete americano utilizado para desplegar satélites corona, ensayos secretos, los cuales se supone que debían estar haciendo estudios de clima, aunque eso no fuera cierto. Uno de ellos ha sido desclasificado. Podría haber sido una prueba temprana e indocumentada, aunque no hay constancia de ello.

Hay un caso español particularmente famoso a nivel mundial. Se trata de UMMO. Tuvo su origen en los años 60 del siglo pasado y posteriormente se descubrió que había sido un fraude sociológico orquestado por José Luis Jordán Peña, como él mismo se encargó de reconocer. Algunos investigadores consideran que había algo de verdad en el asunto y que Jordán Peña no pudo llevarlo a cabo solo. Usted también recibió alguna de esas famosas cartas ummitas. ¿Qué opinión le merece este turbio episodio de la ufología española?

Conocí el caso Ummo por el libro de Antonio Ribera titulado “Un caso perfecto”. Así que me reuní con él cerca de Barcelona y nos fuimos a su nuevo hogar donde almorzamos. Delante había un queso, y yo le dije a Antonio “Es un queso perfecto”. Creo que eso nos hizo amigos, pero nunca me tomé Ummo muy en serio. Sé suficiente español como para hacer esa broma, y hay que tener sentido del humor o no debes estudiar los ovnis. Para nosotros, por supuesto, el caso era muy claro. Claude Poher analizó las imágenes y pudo ver que eran falsas. Si se trataba de manipulación o no, eso era ya otro asunto. Pero ninguno de los escritos de UMMO eran muy innovadores, excepto para el público en general tal vez. Pero toda la información estaba extraída de conferencias y artículos.

Usted ha colaborado con diferentes administraciones gubernamentales y organismos internacionales para estudiar el fenómeno OVNI. ¿Saben los gobiernos más de lo que parece? Porque su amigo, el también famoso astrónomo y ufólogo, Dr. Hynek dijo sentirse manipulado por ellos.

Otras personas han dicho lo mismo, incluyendo los generales de la fuerza aérea. En los EE.UU. se da una situación complicada. Podría argumentar que tiene que haber una gran cantidad de datos de alta calidad en alguna parte. En Francia, sabemos que los científicos nunca los han visto, probablemente porque ningún político tiene nada que ganar con ello. Esa es la razón principal por la que esta documentación no es liberada. Desde luego, se esconden asuntos relacionados con operaciones secretas. En los EE.UU. hay mucho de eso, pero a lo grande. En los últimos 30 años han tenido los medios para controlar todo lo que ocurre en el aire, en los océanos, en la tierra y en el espacio. Pero esas diferentes agencias no se comunican entre sí. Podría existir una docena de estudios y, sin embargo, no sabemos nada. Conocemos uno promovido por la CIA, que ahora ya es información pública, pero fue cerrado porque no llegó a ninguna conclusión.

Usted también es informático. Curiosamente, siempre que ha habido un avance tecnológico ha venido acompañado de una anomalía o medio de expresión para supuestas entidades desconocidas. La fotografía permitió capturar la imagen de presuntos espíritus y orbes. La radio trajo consigo las psicofonías y la transcomunicación. La televisión, las psicoimágenes. El teléfono, algunas llamadas del más allá y de extraterrestres ummitas. Sin embargo, Internet a pesar de su difusión global, no ha generado ninguna anomalía digna de mención. ¿Por qué?

Es una muy buena pregunta – Y Jacques Vallée se toma una silenciosa pausa de 20 segundos para reflexionar la respuesta-. Creo que lo que sucede en unos pocos casos es la sincronicidad. Sin embargo, la gente realmente no busca eso, aunque yo creo que, ocasionalmente, podría obtenerse.  Pero no hay allí un “cielo” para las anomalías como nos gustaría. Quizás los ángeles algún día tomen el control de Internet.

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