Por Orestes Girbau
La antigüedad está llena de misterios. Uno de los que más fascina al hombre porque cambiaría en definitiva el sentido de la historia, es aquel relacionado con el vuelo, desde y hacia nuestro planeta.
HURGANDO
EN EL PASADO
Existen
leyendas que tratan de explicar el origen del pueblo chino las cuales nos
hablan de hombres pequeños, con rostros amarillos y voluminosas cabezas bajados
del cielo.
Según
una vieja tradición del Celeste Imperio, los primeros pobladores del grandioso
país vinieron de la Luna. Otras tradiciones se hacen eco de unos “globos
luminosos”, los “sui sing” que fueron vistos descender en distintas ocasiones
durante un período de 3000 años, estando, acorde a los informes, ocupados por
entidades.
Refieren
también fuentes mitológicas chinas, que Hoang-Ti, el “Rey del Cielo”, aterrizó
en su carroza por la cuenca del Hoang-Ho (Río Amarillo) 26 siglos antes de la
era cristiana. Este río, en su tortuoso camino de 4150 kilómetros, recorre el
límite del Tíbet con la provincia china de Kan Suh.
En
viejos manuscritos chinos se alega que Hoang Ti venía acompañado de 80
androides, poseedores de cuatro ojos y seis manos. Lo espectacular era que
dichos robots ingerían arena.
Del
Libro de los Testimonios (Shu–Chian) se describe como, en muchos casos, los
Emperadores del Imperio Central no morían, sino que ascendían. Tal fue lo
sucedido al Rey Li, gobernante chino entre 852-839 antes de Cristo. Cercano en
tiempo tenemos al filósofo Confucio (551–479) antes de la era actual. Era un
ser rodeado de virtudes, fiel a las elevadas tradiciones nacionales. En cierto
momento él se refirió a Lao–Tse al dejar una constancia escrita que parece algo
simbólica: “He visto a Lao–Tse y se parece al dragón, que no puede adivinarse
si sube al cielo por el viento o cabalgando en las nubes.”
Lao–Tse, había sido el iniciador del taoísmo, doctrina moralista contemporánea a Confucio.
Ese personaje legendario, llamado igualmente Lao–Tzu, en otras ancestrales historias desaparece arrebatado hacia el cielo. Su verdadera personalidad continúa siendo objeto de polémicas. Una de las comparaciones explica cierto paralelismo entre el maestro del taoísmo y el bíblico Elías, “raptado” hacia arriba.
Lao–Tse, había sido el iniciador del taoísmo, doctrina moralista contemporánea a Confucio.
Ese personaje legendario, llamado igualmente Lao–Tzu, en otras ancestrales historias desaparece arrebatado hacia el cielo. Su verdadera personalidad continúa siendo objeto de polémicas. Una de las comparaciones explica cierto paralelismo entre el maestro del taoísmo y el bíblico Elías, “raptado” hacia arriba.
Extraído de las crónicas chinas de Wang Chia del siglo IV (D d C), seleccionamos una parte en la que se hace alusión al viaje sideral. Se refleja que Hou Yih y su mujer, en época del Emperador Yao, emprendieron un vuelo a la Luna, pilotando un “ave celestial.” Cuando salió de la atmósfera terrestre quedaron atónitos, descubriendo que allí ya no existía el día ni la noche. Y al alunizar verificaron que nuestro satélite es un mundo frio.
Fig 1 "Leyendas, mitos, y
crónicas chinas tienen un común denominador celeste"
En las
Estancias de Dyzan, antiguo relato alegórico védico, podemos leer sobre la
existencia de instructores denominados “Dragones de Sabiduría,” que tenían
vehículos aéreos discoidales identificados como Vimanas.
El siguiente fragmento es de hecho estremecedor, dice así: “Y el gran Rey de rostro resplandeciente, el jefe de todos los que tenían el rostro amarillo, estaba muy triste viendo los pecados cometidos por los de la cara negra.” Nuevamente se hace alusión a individuos de color amarillo y a máquinas volantes.
El siguiente fragmento es de hecho estremecedor, dice así: “Y el gran Rey de rostro resplandeciente, el jefe de todos los que tenían el rostro amarillo, estaba muy triste viendo los pecados cometidos por los de la cara negra.” Nuevamente se hace alusión a individuos de color amarillo y a máquinas volantes.
Un milenario texto hindú, el
Surya Siddhanta, dice que los versados en filosofía y los Científicos podían
circundar la Tierra por encima de las nubes y debajo de la Luna.
Las
tradiciones de numerosos pueblos hablan de pájaros gigantes.
Los esquimales, pueblo arraigado
a su medio inhóspito, cuentan que ellos provienen de una región cálida, al otro
lado del mar, y agregan, que el traslado hasta su actual hogar geográfico se
había llevado a cabo cuando “fueron llevados en pájaros de fuego y metal.”
Ancestros de los incas llegaron
al Lago Titicaca en los Huevos de Cóndor. Si suponemos que los Huevos son
OVNIs, debemos presumir que los cóndores son sus Naves Nodrizas.
En un poema épico babilónico
escrito 4700 años atrás, el autor manifiesta lo relativo a un viaje cósmico
llevado a efecto por el héroe Etana, en el interior del “Águila Parlante.”
En la epopeya sumeria de Gilgamés, Enkidú puede ver, en su tránsito fuera de la Tierra, como el planeta va disminuyendo de tamaño a medida que se aleja.
En la epopeya sumeria de Gilgamés, Enkidú puede ver, en su tránsito fuera de la Tierra, como el planeta va disminuyendo de tamaño a medida que se aleja.
El vuelo de Alejandro se titula
la nueva versión de un libro manuscrito circulado en Alemania durante la Edad
Media, cuyo antecedente se remonta al siglo II antes de Cristo, cuando un
escriba de Alejandría recopiló todo el historial verídico y ficticio del mítico
conquistador Alejandro Magno, surgiendo la “Novela de Alejandro” donde leemos
que los grifos –animales fabulosos, mezcla de ave y león -transportan al
soberano por el aire, atados a su trono. Al descender, Alejandro III, Rey de
Macedonia (356 – 323 A d C) contempló la Tierra como una pequeña esfera en
medio del infinito.
En el Libro de los Muertos
egipcio se describe un espacio exterior “sin aire “e “insondable.”
Una leyenda tibetana se refiere a Chintamani, una piedra traída a la Tierra desde un mundo lejano por Lung–Ta, el caballo alado. La misteriosa piedra, según la comunidad esotérica tibetana, está a buen recaudo en la misteriosa ciudad de Shambala.
Asegura Bernal Díaz del Castillo
en su detallado documento titulado “Verdadera Historia de la Conquista de Nueva
España,” que el Emperador Montezuma le regaló a Hernán Cortés dos grandes
discos metálicos color oro, que al ser golpeados producían vibración,
elevándose y desplazándose a medida que su piloto le daba golpes al metal, silbando
mientras todo ello ocurría y en presencia de numerosos testigos.
Al norte de Chile, en una de las
rocas del desierto de Tarapacá, se descubrió la estilizada figura de un hombre
cuyas medidas son gigantescas (10 metros de longitud). Su cabeza es rectangular, con doce antenas
sobre ella. La extremidad superior izquierda cae a lo largo del cuerpo y la
derecha se alza por encima de su cabeza.
En la meseta de Enladrillado se halló una construcción abierta en sitio
rocoso, que mide tres kilómetros de largo, muy parecida a un anfiteatro. El monumento está construido por conjuntos de
233 bloques tallados que pesan cada uno nada menos que 10 toneladas. ¿En la
meseta chilena hubo una pista de aterrizaje precolombina?
Fig 2 "Figura del desierto de Tarapacá en
Chile"
Tanto
en Colombia como en Egipto se han descubierto ciertas piezas arqueológicas
semejantes a modernos aviones a propulsión con todos los detalles aerodinámicos
que presuponen.
Los ostiacos
siberianos poblaron el mundo superior, representándolo en un sistema hepta circular
que se distribuían por encima de la Tierra. Decían que mientras más altos
estén, así sería la fuerza y actividad de los “celícolas,” cuyos aspectos para
ellos era humano.
Antepasados
de los germanos llegaron a nuestro planeta en torres voladoras, así también,
los demiurgos bajaron del cielo para transmitir al hombre arte y filosofía.
En Hawái,
sus habitantes aseguran que desde hace mil años conocen a los Akualeles - espíritus
volantes -, que tienen varias formas y colores.
Resulta
curioso que personajes bíblicos como Matusalén vivieran centenares de años. El
mismo Enoch cuando regresa de su viaje (¿espacial o temporal?) ve a sus nietos
ya crecidos.
Los
vuelos deben haber sido una posibilidad en la prehistoria. Los mapas de Piris
Reis, las posibles evidencias encontradas en las piedras de ICA, Perú, así como
las líneas de Nazca, son ejemplos que provocan polémicas en nuestros días.
Sólo
desde el aire se pueden distinguir los terraplenes, magistrales autopistas, que
algunos aseguran atraviesan regiones enteras de la selva peruana cuando es
conocido que los incas no usaron la rueda.
UN
PUNTO DE VISTA
El
astrónomo y selenólogo norteamericano Morris K. Jessup, fallecido en circunstancias
oscuras en abril de 1959, enunció las siguientes proposiciones respecto a estos
enigmas de un pasado, que, como se ha dicho anteriormente, cambiaría la
historia conocida. Jessup sugería que:
Fig 3
"Morris K. Jessup"
· Existían primitivos centros de civilización hoy conocidos (Babilonia, China, Grecia, Perú etc) que fueron remanentes de un imperio que colonizó el planeta hace muchos milenios. Demasiados milenios.
· Parecen haber trazas de una cultura original (Protocivilización) que une a la India, Tíbet, Egipto y Mesoamérica.
· Para la arqueología y la paleontología –postulaba el científico– se presentan elementos erráticos, que no escapan a un patrón.
· Basados en los milenarios trabajos realizados en piedra, puede establecerse que el vuelo mecánico existía hace miles de años. Muchos miles de años.
· Esta primera cultura poseía efectivos métodos para trabajar y hacer levitar enormes piedras.
Lo
expuesto anteriormente es apenas una pequeña fracción de elementos y/o ejemplos
de los que se puede servir Ud. amigo lector, para, posteriormente, hacer sus
propias indagaciones y razonamientos.
Creo
que debemos considerar factible esa otra historia relacionada con los vuelos
hacia y desde nuestro planeta, y saber buscar pacientemente esas pruebas que no
aparecen, ya que no se ha descubierto ese famoso eslabón perdido, o sea, la
tuerca o la arandela del OVNI.
La
verdadera prueba –creo– hay que palparla en el alma imperecedera de la antigua
cultura terrestre y sus símbolos universales, que, en todas las latitudes,
pueden percibirse. Y, ¿por qué no?, desde las alturas.
Algunas bibliografías consultadas:
-
Archivo del autor.
-
Nosotros y el espacio.
Autor: Villén Liustiberg
Editorial de la agencia Nóvosti (Ex URSS) – 1981.
Autor: Villén Liustiberg
Editorial de la agencia Nóvosti (Ex URSS) – 1981.
- “Los
astronautas que nunca conocieron la era espacial” Autor: Javier Sierra.
Revista Más Allá. Monográfico no.9 Julio 1994. Págs. 70-77 España.
Revista Más Allá. Monográfico no.9 Julio 1994. Págs. 70-77 España.
-
¡Discos silbadores que se elevaban con el sonido! Autor: Jorge Díaz.
Revista Reporte OVNI Mejico. No.36 1994, Págs. 22-24
Revista Reporte OVNI Mejico. No.36 1994, Págs. 22-24
-
“Elegido de otros dioses” Revista Signos. no. 45
Autor: Orestes Girbau. Pgs 103-106 Cuba.
Autor: Orestes Girbau. Pgs 103-106 Cuba.
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