Por Martha Jacqueline
Iglesias Herrera
Este es un tema que ha
despertado siempre por su significación un gran interés en mí.
He venido siguiendo desde
hace algún tiempo las opiniones tanto de los que afirman que existen representaciones
de Ovnis en las obras de arte de la antigüedad como de los que niegan vehemente
tal afirmación.
No me extenderé en todas
las obras de arte en las que los ufólogos y defensores de los antiguos
astronautas creen ver Ovnis. Sólo pondré como ejemplo la pintura de Carlo
Crivelli: “La anunciación con San Emidius” (1486) y que cada quien al final
saque sus propias conclusiones.
Hagamos primero una
revisión breve a sus orígenes.
Este retablo fue pintado
para una iglesia en la ciudad italiana de Ascoli Piceno con motivo de la
celebración del autogobierno otorgado a la ciudad en 1482 por el Papa Sixto IV.
Luego la pintura fue trasladada a la Pinacoteca di Brera en Milán en 1811 pero
en 1820 pasó a Auguste Louis de Sivry y llegó a Inglaterra a mediados del siglo
XIX. Desde que fue donado en 1864 por el primer barón Taunton Henry Labouchere
permanece en la Galería Nacional de Londres.
Me he detenido en esta
pintura pues según las teorías ufológicas lo que se observa en el cielo es un
Ovni. Véase para más detalle el recuadro ampliado en la parte superior derecha.
Sin embargo, según el historiador Massimo Polidoro lo que realmente se observa
es un vórtice de ángeles en las nubes, lo que constituye una representación
frecuente de Dios en las obras de arte sagradas medievales y renacentistas.
He planteado en otras
ocasiones que el problema con los defensores del fenómeno Ovni y los
desmitificadores es que ambos parten de un modelo lineal de trasmisión de la
información. Algunos de sus defensores insisten en que de algún modo les fue conferido el
conocimiento inmediato de los misterios celestiales. Los segundos se basan en la creencia de que
toda solución contundente está basada en los postulados de la existencia que
ellos mismos poseen. Creo que nadie tiene la verdad final en sus manos cuando
se trata de la historia porque a veces, incluso, siendo partícipes de ella
somos susceptibles de caer en el error.
Sino pensemos en genios
como Leonardo Da Vinci, Julio Verne… ambos llegaron a anticipar con acierto
asombroso hallazgos científicos e inventos que asombrarían al mundo mucho
tiempo después de su muerte. Y, ¿qué no pensarían sus contemporáneos de tales
invenciones? ¿Acaso ellos podían ver el futuro? ¿Acaso fueron testigos de algo
que desconocemos?
Diego Cuoghi en su
artículo: ‹Ovnis en el arte: Un estudio crítico› plantea:
… “Como si un artista italiano del siglo XV, o un pintor anónimo bizantino, en
realidad pudiese insertar cualquier elemento no canónico o sin codificar, en
una representación religiosa. Por el contrario, en épocas pasadas, los
comisionados (los que elegían el tema y la supervisión de la ejecución de las
obras de arte – en los casos de instituciones religiosas), nunca habría
permitido al autor insertar en una obra de arte cualquier cosa, con excepción
de lo calculado y previamente decidido, especialmente en el caso de temas religiosos” …
Es cierto esto que dice, pero
hay que tener en cuenta que todo artista tiene sus códigos secretos para burlar
los sistemas establecidos de cada época. Si bien los historiadores de arte
juegan un papel fundamental esto puede significar un arma de doble filo a la
hora de plasmar para la posteridad una verdad indiscutida. Tanto en tiempos de
la iglesia, como en tiempos de dictaduras y represiones, los artistas han
camuflado sus verdaderas intenciones en modelos similares a lo establecido para
que puedan trascender sus mensajes a la posteridad, y son las generaciones ulteriores muchas veces las encargadas de comprender con acierto las
significaciones no instituidas por el poder regente y antes negadas, con cada
nuevo descubrimiento que acontece.
CONCLUSIONES
¿Quiero decir con esto que lo observado
en la pintura de Carlo Crivelli puede ser un Ovni? Según mi opinión personal sí,
pudiera ser. Pienso que Crivelli pudo ser testigo de estos Objetos Voladores No
Identificados y quizá lo camufló en su obra pictórica de una forma muy sutil
según los códigos del momento. No lo afirmo, pues no estaba en la mente del
artista en el momento de la ejecución de esta obra maestra. Pero tampoco lo
niego. Mantengo una actitud abierta a esa posibilidad.
Hay que tener en cuenta que la
fantasía de creerse controlado por una fuerza externa se remonta a las
primitivas tradiciones de brujería, hechicería y otras religiones más modernas.
En la época actual tales procesos se han tecnologizado y ahora vemos control en
agentes desconocidos que usan rayos, frecuencias o instrumentos
electromagnéticos secretos de alta complejidad técnica.
Hoy en día, para muchos, los
ángeles sólo existen en los credos de la antigüedad. El pensamiento de la
humanidad y las creencias de la misma mutan constantemente según los cánones
del momento. Lo que para muchos es una verdad, para otros es un error. Pero
recuerden que las realidades que distinguimos dependen en gran medida de
nuestras percepciones, y estas pueden variar de una persona a otra.
Y nunca olvidemos que la
historia establecida como oficial no siempre es la verdad final, hemos podido
comprobar a través del tiempo que muchas veces ha estado equivocada.
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