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lunes, 22 de octubre de 2018

OVNIS Y CIA: CLAVES DE UNA CONSPIRACIÓN. PARTE II.


El IAC, compuesto por los jefes de casi todos los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, ordenó a la CIA que se procurase los servicios de un grupo de científicos selectos para que éstos analizaran las pruebas que existían sobre la evidencia de los OVNIS, a fin de llegar a una conclusión. Desde el 4 de diciembre de 1952 hasta que el grupo de científicos se reunió finalmente el 14 de enero de 1953, los planes para este estudio, según escribe Brad C. Sparks, se modificaron varias veces. Al principio la OCI quería que este grupo o panel fuese simplemente parte de su intento por instituir en la CIA un programa sobre OVNIS. Pero el IAC quería que semejante programa se basara en las conclusiones del panel, y esto es finalmente lo que ocurrió.
El panel estaba presidido por el doctor H. C. Robertson, profesor de física matemática del Instituto de Tecnología de California. Los restantes miembros del panel eran el físico teórico doctor Samuel A. Goudsmit, decano del departamento de Física de los Laboratorios Nacionales de Brookhaven; el geofísico Lloyd V. Berkner, presidente de Associated Universities, Inc.; el físico especialista en partículas doctor Luis W. Álvarez, premio Nobel de Física y profesor de esta disciplina, a la sazón en la Universidad de Berkeley, y, finalmente, el astrónomo doctor Thornton L. Page, de la Universidad Johns Hopkins.
Esta impresionante constelación de sabios se reunió durante sólo dos días para examinar una selección de casos que les facilitó el proyecto Libro Azul. El número de estos informes fue reducidísimo, pues no pasaba de un par de docenas. Sin embargo, sirvió para que Robertson y los demás miembros del panel determinaran lo siguiente:

1.       No existen pruebas de ninguna acción hostil en el fenómeno OVNI.
2.       No existen evidencias sobre la existencia de “aparatos de una potencia extranjera hostil” en ninguno de los informes que les fueron sometidos.
3.       Se recomendaba un programa educativo para informar al público sobre el carácter de los diversos fenómenos naturales vistos en los cielos (meteoros, estelas de vapor, halos, globos, etc.), con el objeto de “eliminar el status de misterio” que “por desgracia” los objetos no identificados habían adquirido.
Pero a estas tres recomendaciones, fruto de un análisis superficial y precipitado de algo que los cinco científicos reunidos jamás habían estudiado con anterioridad, se añadió una cuarta (secreta), a petición de los representantes de la CIA que asistieron a la sesión final del panel Robertson. Estos representantes de la CIA fueron el doctor H. Marshall Chadwell, Mr. Ralph L. Clark y Mr. Philip G. Strong. El militar de mayor graduación de la USAF que se hallaba presente era el brigadier Garland, jefe del ATIC. F. C. Durant y el doctor J. A. Hynek eran “miembros asociados” de la comisión.
Esta cuarta recomendación secreta impuesta por la CIA exigía un sistemático debunking (descrédito) de los “platillos volantes”. El objetivo de este descrédito consistía en “reducir el interés público por los platillos”.
Continuará…

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