El IAC, compuesto por los jefes
de casi todos los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, ordenó a la
CIA que se procurase los servicios de un grupo de científicos selectos para que
éstos analizaran las pruebas que existían sobre la evidencia de los OVNIS, a
fin de llegar a una conclusión. Desde el 4 de diciembre de 1952 hasta que el
grupo de científicos se reunió finalmente el 14 de enero de 1953, los planes
para este estudio, según escribe Brad C. Sparks, se modificaron varias veces.
Al principio la OCI quería que este grupo o panel fuese simplemente parte de su
intento por instituir en la CIA un programa sobre OVNIS. Pero el IAC quería que
semejante programa se basara en las conclusiones del panel, y esto es
finalmente lo que ocurrió.
El panel estaba presidido por
el doctor H. C. Robertson, profesor de física matemática del Instituto de
Tecnología de California. Los restantes miembros del panel eran el físico
teórico doctor Samuel A. Goudsmit, decano del departamento de Física de los
Laboratorios Nacionales de Brookhaven; el geofísico Lloyd V. Berkner,
presidente de Associated Universities, Inc.; el físico especialista en
partículas doctor Luis W. Álvarez, premio Nobel de Física y profesor de esta
disciplina, a la sazón en la Universidad de Berkeley, y, finalmente, el
astrónomo doctor Thornton L. Page, de la Universidad Johns Hopkins.
Esta impresionante constelación
de sabios se reunió durante sólo dos días para examinar una selección de casos
que les facilitó el proyecto Libro Azul. El número de estos informes fue
reducidísimo, pues no pasaba de un par de docenas. Sin embargo, sirvió para que
Robertson y los demás miembros del panel determinaran lo siguiente:
1.
No existen pruebas de ninguna acción hostil en el
fenómeno OVNI.
2.
No existen evidencias sobre la existencia de “aparatos de
una potencia extranjera hostil” en ninguno de los informes que les fueron
sometidos.
3.
Se recomendaba un programa educativo para informar al
público sobre el carácter de los diversos fenómenos naturales vistos en los
cielos (meteoros, estelas de vapor, halos, globos, etc.), con el objeto de “eliminar
el status de misterio” que “por desgracia” los objetos no identificados habían
adquirido.
Pero a estas tres
recomendaciones, fruto de un análisis superficial y precipitado de algo que los
cinco científicos reunidos jamás habían estudiado con anterioridad, se añadió
una cuarta (secreta), a petición de los representantes de la CIA que asistieron
a la sesión final del panel Robertson. Estos representantes de la CIA fueron el
doctor H. Marshall Chadwell, Mr. Ralph L. Clark y Mr. Philip G. Strong. El
militar de mayor graduación de la USAF que se hallaba presente era el brigadier
Garland, jefe del ATIC. F. C. Durant y el doctor J. A. Hynek eran “miembros
asociados” de la comisión.
Esta cuarta recomendación
secreta impuesta por la CIA exigía un sistemático debunking (descrédito) de los “platillos volantes”. El objetivo de
este descrédito consistía en “reducir el interés público por los platillos”.
Continuará…
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