Nathalie Cabrol, una francesa
que trabaja para la NASA, busca en la cordillera claves de un enigma universal.
En su oficina cuelgan dos fotos
enmarcadas, en apariencia, idénticas. En las dos impacta un paisaje desértico.
La tierra roja. Muy árida. Rugosa. Y un par de elevaciones importantes. La
imagen de la derecha pertenece al volcán Acamarachi, en los Andes chilenos. La
de la izquierda es de Marte. La foto del volcán la tomó la astrobióloga
Nathalie Cabrol, en una de sus últimas expediciones para la NASA. La de la
derecha, la captó un robot de la Exploración Rover, en otra expedición para la
NASA.
Alta, espigada y físico de
deportista, Nathalie habla inglés con acento francés. Tiene 54 años, nació en
las afueras de París y desde hace más de dos décadas vive en Estados Unidos,
adonde llegó con una beca de la NASA. Hoy dirige el Centro Carl Sagan para el
estudio de vida en el Universo, y es la primera mujer en la historia de la
institución en ocupar este cargo. El SETI, fundado en 1984 por el astrónomo y
astrofísico americano Carl Sagan, tiene sus oficinas en Mountain View, a una
hora en auto de San Francisco. Aquí, en un ambiente de concentración donde no
vuela una mosca, trabajan unos 130 científicos. Investigan rodeados de maquetas
de telescopios, fotos sistema solar y de galaxias y estrellas tan bellas como
lejanas.
Hace poco más de un año,
Nathalie estuvo en los Andes chilenos. Sus ojos se encienden cuando cuenta cómo
trepó el volcán Acamarachi, a casi 6 mil metros de altura. Hizo cumbre, se
calzó su traje de buzo y se sumergió en la laguna que se forma en el cráter. Se
bancó la escasez de oxígeno y extrajo unas cuantas muestras del cauce, a 4 °C.
Con esos elementos, Nathalie salió a la superficie feliz. Son datos que
procesará para entender cómo pudo ser la vida en Marte, hace millones de años.