Por Martha Jacqueline Iglesias Herrera
JK: José Antonio, ante todo, es un placer volver a
entrevistarte en Código Betelgeuse luego de varios años. Quisiera empezar esta
entrevista preguntándote: ¿Cuál es tu opinión sobre la repentina aparición de
la agenda estadounidense en relación con los Ovnis después de décadas de
ostracismo?
Encantado de estar de nuevo en Código Betelgeuse, Jacky. Respecto a tu
pregunta, todo está sucediendo de forma muy vertiginosa desde que en 2017 se
destapara en una exclusiva del New York Times que el Pentágono estaba
destinando, de forma opaca, 22 millones de dólares del presupuesto de defensa a
la investigación del tema OVNI dentro del ejército y la comunidad de
inteligencia. Y esto cogió por sorpresa a propios y extraños ya que nadie se
esperaba que a estas alturas de la película el gobierno estadounidense
estuviera interesado en estas cuestiones que siempre ha evadido de forma
tajante. Pero tras el terremoto ocasionado por esta asombrosa noticia, que
recorrió todo el planeta en pocas horas, y una vez sopesada toda la
documentación, los investigadores más críticos advirtieron que se estaba
iniciando una campaña para implantar una nueva narrativa sobre los OVNIs que
podría esconder otros intereses. Y lo que más desconcertó a los expertos es que
el Pentágono consideraba que los OVNIS representaban una seria amenaza para la
seguridad nacional. Esta rotunda afirmación, pronunciada en infinidad de
ocasiones como un mantra, parecía ir en contra de los archivos de los ufólogos
que no entendían muy bien a que venía esta insinuación ¿Realmente podemos
considerar que los OVNIS son peligrosos tras más de 70 años de manifestaciones
por medio mundo? ¿Por qué ahora se colgaba esa etiqueta sobre el fenómeno?
¿Existía un peligro real para los pilotos de combate de los Estados Unidos?
¿Estaban los OVNIS espiando las instalaciones y áreas más secretas del país?
Sin duda todas estas cuestiones nos pueden ofrecer interesantes pistas sobre
los verdaderos intereses del Pentágono en esta inquietante e inesperada trama…
JK: ¿Cuáles son las posibles razones detrás del cambio de
terminología y la adopción de UAP e INH? A tu entender, ¿se relaciona esta
decisión con la necesidad de superar estigmas y abordar los fenómenos
ufológicos desde una perspectiva más abierta y sin prejuicios o existe un
motivo oculto detrás de todo?
Desde el Departamento de Defensa y otras instituciones gubernamentales se alude constantemente a la desestigmatización social y científica de ciertos aspectos del fenómeno para conseguir una erradicación de los problemas del pasado. Aunque mirado con perspectiva, más bien parece que lo que se pretende es instaurar una nueva narrativa donde no solo se cambian términos, sino que se pretende cambiar nuestra percepción de lo que sabíamos de estas manifestaciones. Por ejemplo, la célebre palabra OVNI ha desaparecido por completo de los documentos y declaraciones oficiales, e incluso se sortea de manera bastante curiosa mencionar a los extraterrestres, y de ahí que haya surgido eso de las “Inteligencias No Humanas”, un eufemismo para decir prácticamente lo mismo que antes, pero sin acudir al estigmatizado vocablo. Del mismo modo, las siglas UAPS han ido evolucionando en poco tiempo, y por primera vez, en un término para definir a los OVNIS no encontramos ni la palabra “aéreo” ni “objeto”, y el invento queda de la siguiente forma: UAPS fenómenos anómalos no identificados. Y este punto creo que también es sintomático de por dónde van los tiros… y a donde nos quieren llevar…
JK: ¿Qué crees que motiva este reinicio en los estudios sobre Ovnis y qué podría haber detrás de los últimos acontecimientos ocurridos en relación con el ex agente de inteligencia David Grusch ante el Congreso de los Estados Unidos?
No lo sé a ciencia exacta, pero al Departamento de Defensa y a la
inteligencia norteamericana siempre le ha venido muy bien, en determinados
momentos cuando la presión social y mediática aumentaba considerablemente para
solicitar transparencia informativa sobre los ovnis, que aparecieran ciertas
informaciones extraordinarias y delirantes, que además de desviar la atención,
conseguían introducir aspectos confusos a la cuestión. Repito. No es nada nuevo
que en medio de grandes esfuerzos para lograr información del gobierno
estadounidense en materia ovni, irrumpan extraños denunciantes y mucha desinformación
para restar credibilidad al asunto y crear un gran caos mediático. Resulta sospechoso
que, en medio de un reseteo de la ufología, donde se pretendía abordarla sin
prejuicios y con un alto rigor científico, nos encontremos, una vez más, con
las antiguas historias de OVNIS estrellados, ingeniería inversa, cuerpos de
extraterrestres y pactos secretos con civilizaciones alienígenas que consiguen apartar
a la comunidad científica y a la prensa seria. ¿Podemos enmarcar las
declaraciones de Grusch dentro de esta corriente? Sea consciente o no del
engaño, no podemos descartar que este exagente de inteligencia este colaborando
en la propagación de información falsa en un momento clave donde la clase
política exige respuestas claras y contundentes.
Desde el minuto cero de esta nueva divulgación el Departamento de Defensa
ha considerado que los UAPS son reales y que son una amenaza para seguridad
nacional. En ninguno de los numerosos discursos oficiales han descartado que
estos eventos puedan ser causados por prototipos de su propio ejército o que se
traten de avanzadas aeronaves espías de otros países. El AARO, la oficina que
recopila e investiga los avistamientos de extrañas aeronaves protagonizados por
pilotos y personal militar de los Estados Unidos, indican claramente que la
mayoría de los incidentes se producen en áreas de maniobras o pruebas, por lo
que no descartan que detrás de estos sucesos haya una labor de espionaje. Y es
que una de las repercusiones del embrollo de los denominados OVNIs del
Pentágono, es que de 2019 se implantaron unas nuevas directrices para informar
de cualquier tipo de avistamiento anómalos sobre instalaciones,
acuartelamientos, bases nucleares, zonas de entrenamientos, portaviones o
cualquier otro aérea sensible para la seguridad nacional. Y esto quiere decir
que la inteligencia estadounidense detectó con gran alarma que debido al
estigma OVNI, léase platillos volantes y hombrecitos verdes, existía mucha
información que no se llegaba a sus gabinetes de análisis. Y este hueco de
seguridad podría ser utilizado por potenciales enemigos de los Estados Unidos
para el espionaje o incluso para perpetrar atentados terroristas. La expansión
y desarrollo de los aviones no tripulados y los drones han abierto una nueva
brecha en el espionaje internacional que el Departamento de Defensa estaba
obviando por culpa de la creencia de su personal de que estos dispositivos, por
sus formas nada convencionales, estaban relacionados de alguna manera con el
denostado fenómeno OVNI y que informar sobre estas observaciones podría
acarrearles problemas en su carrera militar o simplemente quedar señalados en
su unidad. Por tanto, desde 2019, y gracias a la campaña iniciada desde 2017,
por primera vez las agencias de inteligencia tenían a su disposición una ingente
cantidad de informes sobre violaciones del espacio aéreo estadounidense que
antes no eran informadas.
JK: ¿Qué implicaciones tienen los UAP para la comunidad
científica en términos de desafiar nuestras concepciones de la realidad y
nuestra comprensión de las leyes del universo?
La comunidad científica está expectante ante este nuevo cariz que ha tomado
el asunto de los UAPS, pero aún son muy pocos los que se atreven a salir a la
palestra confirmando que se trata de una materia interesante. Algunos
especialistas están sorprendidos de algunas declaraciones oficiales que
aseguran que algunos de estos objetos realizan maniobras imposibles para
nuestra aeronáutica y que su estudio podría representar un avance para la
ciencia. Pero la tremenda repercusión mediática parece que sigue siendo un
escollo para que algunos especialistas se involucren en el estudio científico
de los UAPS. Por ejemplo, la NASA que en el siglo pasado no quiso entrar en el
debate de los platillos volantes, en el año 2022 creó un comité de 16 expertos,
dirigidos por el astrofísico David Spergel para evaluar los informes recabados
por el AARO. Pese a lo ilusionante de esta colaboración, hasta el momento la
agencia espacial apenas ha aportado nada nuevo y su prometida comparecencia
para mostrar nuevos resultados lleva retraso.
JK: ¿Cómo crees que se ha abordado la fenomenología
paranormal y forteana en los estudios e investigaciones ufológicas?
No hay que olvidar que la nueva narrativa UAP hunde sus raíces en el Rancho
Skinwalker, un supuesto lugar donde se dan toda clase de fenómenos
paranormales, ufológicos, criptozoológicos y forteanos. Y también es curioso que
muchos de los implicados en las investigaciones oficiales, como Lue Elizondo,
Leslie Kean o Garry Nolan, han señalado, desde diferentes ángulos, que la
observación de estas misteriosas aeronaves conllevan asociados una serie de
extraños fenómenos que tienen muy difícil encaje con la hipótesis
extraterrestre. Y por esta razón en algunas entrevistas, estos estudiosos sacan
a relucir conceptos como seres dimensionales, universos paralelos o
Inteligencias No Humanas en un intento de abarcar y darles un posible contexto
a todas estas características anómalas más allá de la simpleza de los
visitantes alienígenas.
JK: Algunos investigadores sugieren que todo este
entramado publicitario en torno a los Ovnis del Pentágono podría ser una
operación de los servicios de inteligencia con fines diferentes a los
esperados. ¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Crees que podría ser una
estrategia de las agencias secretas para ocultar experimentaciones y
operaciones clandestinas?
No se puede descartar esta opción, ya que, desde un principio la irrupción
de ciertos personajes en la trama resulta muy sospechoso si lo analizamos con
calma. A estas alturas nadie recuerda que conocimos a Lue Elizondo y a
Cristopher Mellon, dos actores claves en la nueva narrativa UAP, a través de la
polémica Academia de las Estrellas del cantante Tom DeLonge, que tras un
fulgurante arranque se diluyó como un azucarillo dejando muchas preguntas en el
aire. Casi todo el mundo ha pasado de puntillas sobre esta cuestión. No sería
nada descabellado pensar que la TTSA, fuera un caballo de Troya ideado por las
agencias de inteligencia estadounidenses para situar a estos dos exoficiales de
inteligencia en el panorama ufológico internacional como abanderados de un
movimiento por la transparencia. En este sentido los propios interesados,
Elizondo y Mellon, en contra del sentido común, han comentado públicamente y
sin miedo a represalias, que estando aun trabajando en el organigrama del
Departamento de Defensa y sujetos a estrictas cláusulas de confidencialidad
urdieron parte de la exclusiva del New York Times y perfilaron su paso a la
vida pública en una cruzada contra sus antiguos jefes e investigando lo mismo
que hacían bajo credenciales de seguridad.
JK: Tanto en Luis Elizondo como en David Grusch se
observa un cambio radical de actitud, pues pasaron de trabajar en operaciones
clandestinas para el gobierno de Estados Unidos a convertirse en defensores de
la divulgación y desclasificación sobre Ovnis. A tu entender, ¿los motiva un
incentivo personal?, ¿algún cambio en su percepción del fenómeno ufológico los
llevó a tomar esta posición? o ¿quizá la realidad sea una cortina de humo de
los servicios de inteligencia usando estrategias de desinformación?
Los más optimistas ven a Elizondo y Grusch como una especie de héroes en
busca de la verdad en una titánica lucha contra el poder del gobierno
norteamericano que quiere continuar con su secretismo. Pero hasta el momento ninguna
de sus declaraciones más sensacionales no han ido acompañadas de pruebas de
peso. Se hablan de fotografías, filmaciones y documentos que no aparecen por
ninguna parte, y esto, obviamente no ayuda a que la gente crea en sus
acusaciones. Pese a todos los progresos de los últimos años no se ha conseguido
desclasificar ninguna prueba fehaciente de la realidad anómala del
fenómeno. Todo el material que conocemos
hasta el momento es objeto de infinidad de interpretaciones, que van desde vehículos
no humanos, hasta simples globos o drones espías…
JK: ¿Cómo crees que acabará todo esto de los UAPS del
Pentágono?
Actualmente existe una iniciativa en el Congreso, promovida por republicanos
y demócratas liderados por Anna Paulina Luna y Tim Burchett, para rastrear
cualquier información sobre los UAPs que no haya trascendido de forma pública y
que pudiera llevar a una mejor comprensión de este fenómeno. Según los
senadores esperan poder llegar al fondo de las acusaciones de David Grusch y
comprobar si los Estados Unidos poseen realmente restos de naves espaciales y
cuerpos no humanos escondidos en algún recóndito lugar. Pese a estas
expectativas, es difícil calcular como acabará esta situación, ya que en los
últimos meses se están insertando muchas declaraciones sensacionalistas más
relacionadas con el mundo de las conspiraciones que con el ufológico, y que precisamente
en décadas pasadas contribuyeron a socavar la credibilidad y respetabilidad del
fenómeno OVNI. Sería una oportunidad de oro perdida que los interesantes
movimientos sociales, mediáticos, científicos, militares y políticos generados
desde 2017 por esclarecer de una vez por todas el enigma de los No
identificados mediante una buena praxis y una divulgación seria, concluyera de
mala manera por verse envuelta en polémicas, debates estériles e informaciones
falsas… Solo el tiempo tiene las respuestas que buscamos… y solo espero no
estar en un bucle que tantas veces hemos vivido.
Agradezco a José Antonio por dedicarme parte de su tiempo
para la realización de esta entrevista.
Si desean adquirir sus últimos libros publicados, pinchen sobre las
portadas.
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