Por Martha Jacqueline Iglesias Herrera
En 1972, la revista Saga publicó el artículo de Ivan T.
Sanderson “The Twelve Devil’s Graveyards Around the World” (Los Doce
cementerios del Diablo alrededor del Mundo). En el mismo el biólogo y escritor
fantástico escocés, identificaría a los Vórtices Viles, que no son más que doce
supuestos lugares en el mundo donde suceden desapariciones inexplicables.
Sin embargo, sus afirmaciones y teorías nunca fueron
tomadas en serio por la comunidad científica. En cambio, no sucedió así con
muchos escritores de los fenómenos paranormales que vieron una estrecha
conexión entre los Vórtices Viles de Sanderson y las Líneas Ley de Watkins.
Para los que se acercan por primera vez a este tema, las
Líneas Ley son supuestas alineaciones de lugares diferentes con interés histórico
o geográfico como megalitos, vados, antiguos monumentos etc. El origen de estos
puntos focales se atribuye a la geometría sagrada y la arquitectónica. Muchos
autores ven una correlación con corrientes subterráneas o líneas espirituales
de acceso y salida para toda clase de fenómenos paranormales.
El término fue acuñado en 1921 por Alfred Watkins quien
fue un arqueólogo aficionado, anticuario, fotógrafo y explorador de lugares
antiguos, nacido en Gales. Watkins, después de visitar y fotografiar varios
sitios en Gran Bretaña, se percató que estos lugares estaban alineados en
sincronía por todo el país. Entonces comenzó a prestar atención a ciertas
alineaciones entre los antiguos centros religiosos paganos tales como
monolitos, túmulos y círculos de piedras. El término Líneas Ley debe su origen
a partir del hecho de que los sitios donde estas líneas se cruzaban o finalizaban
tenían a menudo nombres que acaban en –ley, -ly o –leigh (que en anglosajón
antiguo significa “prado” o “tierra limpia”). Watkins afirmaba que estas líneas
eran viejas vías comerciales y procesionales paganas, que conectaban con
antiguos lugares de adoración). En 1922, publicó el libro Early British
Trackways y amplió sus teorías en su otro libro, The Old Straight Track en
1925.
Sin embargo, las teorías de Watkins fueron igualmente
refutadas por la arqueología oficial como divagaciones de un fantasioso,
basándose en el argumento de que los antiguos pueblos de la Tierra no tenían
conocimientos suficientes para llevar a cabo tales empresas y que todo se debía
a la casualidad.
Pero, otra vez, como en el caso de Sanderson, las Líneas
Ley ganaron popularidad y personas de creencias distintas como ocultistas y
místicos, sugirieron que podría tratarse de líneas de poder con las que un
adepto podría controlar las fuerzas místicas de la propia Tierra.
Por su parte, en 1969, John Michell escribiría su libro: The view over Atlantis, en el cual
afirmaba que las Líneas Ley, al igual que las grandes pirámides y restantes
monumentos formaban parte de un antiguo sistema basado en la Geometría Sagrada.
La creencia de la Nueva Era, en cambio, propuso que en
las intersecciones de las Líneas Ley existen puntos de resonancia de energía
especial para el psiquismo y la magia. Según algunos proponentes afirman, tanto
entidades alienígenas como otras de origen espiritual viajan a través de estas
líneas y dichos puntos energéticos están estrechamente asociados con las
fuerzas electromagnéticas naturales que se pueden sentir u observar en
distintos puntos de gravedad en la tierra.
Ya para concluir, dejo a disposición de ustedes para su descarga gratuita el libro: “Los
doce triángulos de la muerte” del Padre de la Ufología española Antonio
Ribera, donde reafirma las teorías del investigador citado al principio de este artículo: Ivan Sanderson.
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