Por José
Antonio Caravaca
Innumerables libros, artículos y documentales suelen
incluir la experiencia vivida por Stephen Michalak como uno de los incidentes
OVNIs más espectaculares de todos los tiempos. No en vano, según reza la
crónica de los hechos, su principal protagonista sufrió unas extrañas
quemaduras a raíz de su insólito encuentro con un platillo volador. Pero ¿es
esto cierto? ¿Se trata de uno de los episodios OVNIs más documentados de la
historia?... Quizás
no se haya contado toda la verdad…
A primeras horas de la mañana del 19 de mayo de 1967, Stephen Michalak (de
origen polaco), un mecánico aficionado a la geología, de 51 años, había acudido
al Parque Provincial de Whiteshell (Manitoba, Canadá) con la esperanza de
encontrar una veta de plata en los alrededores del lago Falcon. Sobre las 12:15 horas, el repentino vuelo de
unos pájaros le hizo mirar hacia el cielo donde observó 2 extrañas luces de
color rojo que se aproximaron hasta su posición. Entonces, el testigo comprobó
que se trataba de 2 artefactos en forma de platillos voladores.
Uno de los discos aterrizó a menos de 45 metros de distancia del mecánico,
mientras el otro artefacto se perdió entre las nubes. El objeto que tomo tierra
pasó del color rojo, al naranja para terminar mostrando un aspecto metálico de
tonalidad grisácea, que al testigo le pareció: "acero inoxidable
ardiendo" con un brillo dorado. Michalak dijo que se escuchaba un sonido
parecido a un silbido. Convencido que aquello era una nave experimental
norteamericana, en apuros, el mecánico se acercó hasta el platillo para prestar
ayuda. El objeto medía unos 11 metros de ancho por 6 metros de altura. La parte
externa del disco estaba muy pulida sin ningún tipo de uniones o remaches. El
testigo vio una puerta (escotilla) abierta, por la cual, tras introducir su
cabeza, observó que el interior de la aeronave estaba fuertemente iluminado con
paneles de multitud de colores. El grosor de las paredes del objeto era de unos
50 centímetros. En el ambiente se percibía un fuerte olor parecido al azufre o
a “huevos podridos”. Michalak dijo que escuchó dos voces conversando en el
interior del objeto, aunque no pudo apreciar que decían.
En esos momentos, el mecánico utilizó varios idiomas (ruso, alemán,
italiano, francés, ucraniano, y por dos veces el inglés) para intentar llamar
la atención de los supuestos tripulantes del platillo. Sin embargo, nadie
pareció escucharle, y Michalak tampoco pudo distinguir a ningún ocupante en su
interior. De pronto la escotilla se cerró. Entonces, el mecánico colocó su mano
sobre la superficie del disco y su guante se derritió. El artefacto estaba al
rojo vivo. En ese mismo instante, por una especie de respiradero de forma
rectangular, de 22 centímetros de lado por 15 centímetros de ancho, donde había
varios orificios de 2´5 centímetros de diámetro, surgió un escape de gas
caliente que le quemó la gorra y la camisa. En palabras del propio testigo: “De
repente, la nave se inclinó ligeramente hacia la izquierda. Me volví y sentí un
dolor abrasador alrededor de mi pecho. Mi camisa y mi camiseta estaban en
llamas. Un rayo de calor había sido disparado desde la nave. Me tiré al suelo y
rodé, mi pecho estaba quemado". Mientras Michalak se arrancaba la prenda
aquejado de un fuerte dolor, el disco despegó rápidamente hacia el cielo.
Inmediatamente, el testigo comenzó a sufrir varios malestares.
El mecánico aseguró que tuvo un fuerte dolor de abdomen, jaqueca, sudor
frio y vómitos. El encuentro había durado más de 40 minutos. Por el camino a su
motel se topó con un policía que al parecer no le prestó mucha atención. Según
expuso el investigador Chris Rutkowski en un artículo denominado “Too Close an
Encounter: The Falcon Lake Case” (1981): "Después de caminar por lo que
parecía una eternidad, Michalak llegó al motel. Pensando que estaba de alguna
manera contaminado, no entró, sino que permaneció en el exterior junto a un
grupo de árboles. Trató de obtener ayuda en la Sede del Parque, pero estaba
cerrado. A las 4:00 pm, finalmente se aventuró hacia el motel y entró en la
cafetería para preguntar si estaba o no disponible un médico, ya que su dolor
había empeorado considerablemente. Le dijeron que el médico más cercano estaba
en Kenora, Ontario, a 45 millas al este del lago Falcon. No queriendo viajar
aún más lejos de casa, Michalak decidió regresar a Winnipeg (…) Se dirigió a su
habitación, donde esperó hasta la salida del próximo autobús a Winnipeg
alrededor de las 8:45 de la tarde. Llamó a su esposa, diciéndole que había
tenido un accidente y que no se preocupara, pero que enviara a su hijo a su
encuentro en la terminal de autobús.
Cuando regresó a Winnipeg alrededor de las 10:15 pm, su hijo inmediatamente
lo llevó al Hospital Misericordia”. A raíz de su paso por el hospital su
experiencia comenzó a ser conocida. Tal y como refiere Rutkowski: “Durante los
dos años siguientes, Michalak fue examinado por más de una docena de médicos en
los Estados Unidos y Canadá. Las indagaciones en el lugar fueron realizadas por
miembros de la GRC (Gendarmerie Royale du Canada), la ARC, funcionarios del
gobierno y numerosos grupos civiles de investigadores OVNIs. El número de
departamentos gubernamentales y funcionarios que participaron en este caso es
asombroso. Entre los que acompañaron al lugar a Michalak, había representantes
de: la Jefatura del Coman-do de Entrenamiento de la Fuerza Aérea Real de la
RCAF; CFB (Base de las Fuerzas Canadienses) Winnipeg; RCMP CID (División de Investigaciones
Criminales); El Departamento Federal de Salud y Bienestar; Y el Departamento
Provincial de Salud y Bienestar de Manitoba. Además, el Comité Condon de la
Universidad de Colorado investigó el caso, los reporteros de la revista “Life”
vinieron a Manitoba y dos grupos de investigadores civiles conectados, pero,
por separados, APRO (Organización de Investigación de Fenómenos Aéreos) y CAPRO
(Canadian APRO) se involucraron también. Además, se interesó el Departamento
Federal de Minas y Recursos Naturales, al igual que el Instituto de
Investigación Nuclear de Whiteshell (WNRE), el Instituto de Cáncer de Manitoba,
la Clínica Mayo y una gran cantidad de otros departamentos médicos”.
Según el ufólogo canadiense: “El alcance de esta intensa investigación no
puede subestimarse. El caso de Falcon Lake puede ser uno de los más
intensamente investigados y mejor documentados. El caso presenta una serie de
elementos de particular interés para los investigadores: Las quemaduras de
Michalak y otros efectos fisiológicos; Los restos hallados en el lugar del
aterrizaje; la radioactividad supuestamente asociada con el sitio; y los
misteriosos fragmentos de metal que se hallaron en el sitio”.
Analizando las evidencias
Sin duda una de los puntos más llamativos de este suceso, fueron las marcas
de quemaduras, en forma de un grupo ordenado de puntos que presentaba Michalak
en el abdomen. Las quemaduras parecían ajustarse a las medidas y detalles
descritos por el testigo en su relato. Sin embargo, como veremos más adelante,
hay algunas informaciones contenidas en las fotografías del caso que parecen
añadir algunos aspectos controvertibles, o, al menos que podrían abrir el
debate sobre algunas de las circunstancias que rodearon al famoso incidente.
Los investigadores dijeron que Michalak presentaba dos tipos de quemaduras:
1.- Quemaduras por abrasión (que se producen por el contacto con llamas,
líquidos calientes, superficies calientes y otras fuentes de altas
temperaturas, o con el contacto con elementos a temperaturas extremadamente bajas).
Estas heridas duraron unas semanas en el cuerpo del testigo.
2.- Quemaduras químicas (que se producen por sustancias irritantes en
contacto con la piel o los ojos, tales como ácidos o bases, sustancias
alcalinas). Estas heridas duraron varios meses.
Además, para mayor alarma, se dijo que el testigo sufrió quemaduras de
Tercer grado, aunque el Dr. Horace Dudley, en 1968, tras examinar al testigo
describió que las quemaduras que presentaba Michalak en el abdomen eran
"consistentes con una quemadura de primer grado", y parecía tener
chamuscado el pelo de la frente. No se encontraron rastros de radiación en su
cuerpo. Además, las quemaduras de tercer grado dejan marcas que no se
desaparecen con el tiempo, como ocurrió en el caso de Michalak (por tanto, se
puede determinar que el testigo sufrió quemaduras leves).
Del testimonio de Michalak se deduce que cuando el artefacto inició el
ascenso, de una parte del mismo, donde había una rejilla, se desprendió un
extremado calor, a través de un gas o sustancia que hizo que el torso del
testigo, sufriera varias quemaduras y este tuviera que arrancarse la ropa (la
camisa y la camiseta) cuando estas comenzaron a arder, junto a una pequeña
porción de la vegetación de la zona. La gorra de Michalak presentaba una
pequeña quemadura en la parte visera y otra, aún más pequeña, en la parte
posterior, casi insignificante. Sin embargo, pese a la intensa ola de calor
emanada por el objeto, el testigo no sufrió ninguna herida o quemadura de
importancia en la cabeza. De hecho, hay que anotar, que las únicas quemaduras
que son fotografiadas y documentadas son las producidas sobre el abdomen. Chris
Rutkowski afirma que: “Los problemas de piel de Michalak también tuvieron
diferentes interpretaciones. Su pecho superior, después de haber sido diagnosticado
como quemado térmicamente, se curó con bastante rapidez. Su abdomen, donde
apareció el patrón de cuadrícula, pasó por períodos de desvanecimiento y
recurrencia. Se había sugerido que estas soldaduras eran quemaduras por
radiación".
De la misma forma, se dijo que Michalak rebajó notablemente su peso a raíz
de la experiencia, aunque este detalle tampoco se pudo confirmar.
Las piezas que no encajan
Aunque el caso de Michalak ha sido considerado como una de las evidencias
más notorias de los encuentros cercanos con OVNIs en el mundo, existen una
serie de aspectos que arrojan cierta incertidumbre sobre su verdadera
naturaleza:
1.- Según determinaron los investigadores del Informe Condon, aquel día el
guardabosque del parque, situado en una torre de vigilancia no observó nada
anómalo, ni siquiera percibió indicios de fuego para los que están
especialmente entrenados (olor y señales de humo). Además, según Michalak, el
objeto estuvo al menos 45 minutos en la zona emitiendo un brillo purpura (aunque
a favor de Michalak hay que señalar que en muchos otros encuentros OVNIs, testigos
potenciales que podrían haber confirmado lo descrito por una sola persona no lo
hicieron.
2.- En el lugar del aterrizaje se encontraron varias piezas de plata con
unos índices bajos de radiación, lo que hizo sospechar a los investigadores que
fueron colocadas por el propio Michalak. El propio Chris Rutkowski afirma en su
escrito que: "Las piezas de plata que se encuentran en el sitio son
definitivamente sospechosas". Aunque naturalmente cree que no fueron
colocadas en la zona por el protagonista de la historia: "Otra posibilidad
es que Michalak tuvo un verdadero encuentro con algo, pero alguien más decidió
mejorar la evidencia para que el caso pareciera más auténtico. Dado el número
de personas involucradas en las investigaciones militares y civiles, esto es
mucho más probable, que un intento de engaño en solitario por parte de
Michalak. El problema está en la eliminación de los sospechosos". En el
informe elaborado por Craig para el estudio del profesor Condon se leía lo
siguiente: "Una visita al sitio por el Sr. A (seudónimo de Michalak) y
otro asociado un año después de la presunta observación, fue el momento en el
que descubrieron varias piezas pesadas de material radioactivo en una fisura de
la roca dentro del "círculo de aterrizaje". Este material consistía
en dos barras de metal en forma de W, cada una de aproximadamente 10
centímetros de longitud, y varias pequeñas piezas más de forma irregular. Se
decía que estos objetos se habían encontrado alrededor de 5 centímetros por
debajo de una capa de musgo en la fisura de la roca. Más tarde se analizaron
como plata casi pura. Los resultados de los análisis de estas piezas de metal
fueron enviados al Proyecto Colorado por el Dr. Peter M. Millman del Consejo
Nacional de Investigación de Canadá. El análisis del informe del Sr. RJ Traill
(Jefe de la Sección de Minerología, NRC) mostró que los dos fragmentos
consistían en una porción de metal pesado que no era radiactivo. Uno de ellos
era del 93% y el otro 96% de plata. Ambos contenían cobre y cadmio, y tenían
una composición similar a la encontrada en plata esterlina o plata de hoja
comercialmente disponible. El metal se recubrió con una capa de arena de cuarzo
firmemente adherida, similar a la utilizada como arena de fundición. Esto tampoco era
radiactivo
3.- La radiación que presentaba el testigo en el cuerpo era la misma que
contenía la pantalla del reloj de pulsera del propio Michalak (las pantallas o
manecillas de los relojes solían estar impregnadas con una sustancia
radiactiva, el radio, que los hacía brillar en la oscuridad).
4.- Aunque se afirma que los miembros del Informe Condon dictaminaron que
el caso (Catalogado como el número 22) era inexplicado, en las conclusiones del
mismo se lee lo siguiente: “Si la experiencia reportada por el Sr. A (seudónimo
de Michalak) fuera físicamente real, demostraría la existencia de vehículos
voladores alienígenas en nuestro medio ambiente. Los intentos de establecer la
realidad del evento revelaron muchas inconsistencias e incongruencias en el
caso, algunas de las cuales se describen en este informe. Los desarrollos
posteriores a la investigación de campo no han alterado la conclusión inicial
de que este caso no ofrece información probatoria sobre aeronaves
desconocidas".
5.- Además hay ciertas sospechas sobre las intenciones de Stephen Michalak
para rentabilizar su experiencia desde un principio. De hecho, el testigo antes
de ponerse en contacto con un médico, o su propia familia, telefoneó al
periódico Winnipeg Tribune, solicitando que enviaran a un reportero para
recogerlo y que le llevara a un hospital. Por el camino le narraría su
increíble experiencia. Además, publicó un libro titulado “My Encounter with the
UFO” que no tuvo mucho éxito.
El Informe Condon también recoge este aspecto: “Además, las acciones de los
investigadores civiles de OVNIs fueron causa de preocupación en las mentes de
los funcionarios. En particular, Barry Thompson, descrito por un ex miembro del
CAPRO como "enlace entre CAPRO y APRO", era:"... un compañero
constante del Sr. Michalak y él parecía ser el portavoz del Sr. Michalak
durante algunas de las entrevistas. Tanto el oficial investigador como el
profesor Craig (del Comité Condon) acordaron que parecía haber intenciones de
ganancia monetarias asociadas con esta relación”.
Posteriormente Michalak afirmaría a los investigadores que, aunque avisó a
la prensa, no lo hizo para buscar publicidad, ya que les advirtió que no quería
que publicaran su caso (¿!). Tampoco concuerda con un episodio traumático que
Michalak elaborara un detallado dibujo de la nave en el mismo lugar de los
hechos después de sufrir unas quemaduras y sentir numerosos malestares físicos.
6.- Tampoco podemos obviar que, si el objeto emitía una gran cantidad de
calor, tal y como afirma el testigo, ya que su guante se quemó al simple
contacto con la superficie, es muy extraño que no produjeran más daños visibles
en la zona, teniendo en cuenta que, según las estimaciones de los
investigadores, el lugar del aterrizaje no era demasiado grande, e
inevitablemente aquel enorme artefacto hubiera provocado quemaduras en la
vegetación y rocas. Además, se da otra circunstancia interesante. Por el tamaño
denunciado de la supuesta aeronave es muy improbable que no causara ninguna
rotura de ramas en su descenso y despegue.
7.- Tampoco debemos obviar que Stephen Michalak era, en el momento del
incidente, un empleado de una instalación industrial en Winnipeg. El testigo
era un mecánico industrial, con amplios conocimientos de maquinaria automotriz,
soldadura y metalistería. El día del avistamiento iba equipado con sus gafas de
soldadura y casualmente tuvo un incidente OVNI donde se produjeron quemaduras.
8.- El encuentro con el oficial de policía también arroja muchas dudas.
Michalak dijo que el agente no le prestó mucha atención, pero el patrullero en
su informe declaró que: “Aproximadamente a las 3 de la tarde estaba patrullando
a una milla al oeste de Falcon Beach cuando noté que un hombre caminaba…
Llevaba una gorra gris, chaqueta marrón sin camisa… Me gritó que me mantuviera
alejado de él. Le pregunté por qué y él respondió que había visto dos naves
espaciales… Dijo que podría contagiar algún tipo de enfermedad en la piel o una
radiación si me llegaba a acercar… No podía oler el olor a licor en Michalak….
Su apariencia general no era muy diferente a la de una persona que estuviera
bebida. Sus ojos estaban inyectados en sangre y cuando se le preguntaba en
detalle podía o no responder de manera coherente. Me ofrecí a conducirlo a
Falcon Beach para que alguien lo tratara, pero él declinó”. Michalak no le
mostró las quemaduras al policía, ni siquiera la camisa, y se mostró ambiguo en
algunas de sus respuestas. Además de las afirmaciones de Michalak surgen otras
preguntas; ¿sabía Michalak que los OVNIs emitían radiación? ¿Por qué dijo que
se había contagiado? ¿había leído algo sobre OVNIS anteriormente?
9- Pero quizás el punto más confuso de esta historia es cómo llegaron a
producirse las marcas en la ropa de Michalak. Del estudio de la camisa se
extraen algunas conjeturas interesantes. Las fotografías de la prenda dañada,
que en algunas partes presenta rastros evidentes de quemaduras con destrucción
de tejido, parecen mostrar perfectamente la forma del “escape” del presunto
OVNI, con los citados círculos quemados (aunque no se trata de orificios sino
de puntos, ya que no traspasan o perforan la prenda). Lo curioso, es que parece
que la marca de la famosa rejilla en la camisa no parece coincidir, por su
altura, con el lugar del cuerpo donde Michalak presentó los daños, lo que
demostraría que ambas marcas se realizaron por separado (aunque esto se podría
determinar con exactitud estudiando más a fondo la camisa actualmente en
propiedad del hijo del testigo).
Además, para mayor extrañeza en la prenda quedó registrado, con el mismo
nivel de intensidad calorífica que los puntos, el “marco” rectangular de la
rejilla, pero en el cuerpo no quedó marcada ninguna línea recta (¿!). De lo que
se deduce que también el marco servía como escape de gases” También parece que
hay otras marcas impresas en la camisa con menor fuerza y nitidez, que
indicarían que el “escape” también afectó a otras partes de la misma. Si se
tratara de un fraude, esto evidenciaría que Michalak pudo colocar la “rejilla
con los agujeros” en varios lugares distintos de la camisa para provocar las
huellas que se observan con la ayuda de una fuente de calor, quizás un soplete.
De la misma manera a través de los agujeros de la rejilla, Michalak con
algún acido, suavizado, pudo provocarse las heridas circulares en su cuerpo.
Tampoco se puede descartar que las quemaduras fueran provocadas por un
accidente (laboral o doméstico) y que Michalak ideara toda la historia a raíz
de este evento. Hay que señalar que el grupo de puntos grabados en el abdomen
del testigo pese a estar dispuestos en una cuadrícula no guardan una simetría
perfecta. Por su parte, Paul Bissky al mando del Escuadrón de la Real Fuerza
Aérea Canadiense que se encargó de la investigación oficial del caso, afirmó en
uno de sus detallados informes que: "... se demostró que el Sr. Michalak
consumía bebidas alcohólicas, de hecho, en una medida considerable. Después de
salir de la supuesta localidad, el Sr. Michalak fue llevado a propósito al
mismo bar donde había consumido las cinco cervezas la noche anterior a su
encuentro inicial el 20 de mayo de 1967". Además, el oficial canadiense
especulaba que las quemaduras de Michalak se debían a un simple accidente con
una barbacoa (extremo que nunca fue comprobado).
Conclusiones
Pese a la notoriedad del incidente, no puede descartarse a la ligera, que
Stephen Michalak ideara un falso avistamiento OVNI y decidiera autolesionarse
(o aprovechar un inusual accidente laboral o doméstico) para provocar unas
supuestas heridas por abrasión. El testigo, por su ocupación profesional, pudo
tener acceso a material radiactivo y contaminar algunas muestras que dejó en la
zona del supuesto aterrizaje. Al margen de todas estas sospechas, a día de hoy,
son muchos los investigadores que están convencidos que la experiencia de
Stephen Michalak es uno de los encuentros cercanos con OVNIs más espectaculares
jamás registrados...
Pero a tenor de los datos, está claro que el veredicto definitivo sobre
este famoso incidente aún no se ha pronunciado...
Fuente:
Revista El Ojo Crítico
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