lunes, 5 de noviembre de 2018

La batalla por nuestras mentes: armas psicotrónicas. Crímenes electromagnéticos…


No dejan huella ni, por tanto, se puede acusar a nadie por su daño, pero las numerosas patentes e investigaciones secretas que afloran a la luz, revelan que son una realidad. Más de 400 personas de todo el mundo, englobadas en la Federación de víctimas de armas psicofísicas, afirman estar siendo torturadas con armas que funcionan por ondas. Las llaman “no letales” pero pueden llegar a matar… lentamente.
La existencia de armas “psicotrónicas” nos envía a lo más oscuro de las investigaciones acerca del cerebro y los efectos de las radiaciones sobre humanos: a experimentos con enfermos psiquiátricos, reclusos e, incluso, con meditadores, en prestigiosas instituciones como el Instituto Tecnológico de Massachussets o el Instituto de Stanford. A base de infinitas pruebas, confirmaron el fundamento cuántico de que el ser humano es un organismo electromagnético cuyo funcionamiento se puede alterar mediante señales de ondas a frecuencias determinadas. Quienes hayan utilizado máquinas como el Quantum lo entenderán perfectamente; el famoso zapping que envía frecuencias armonizadoras tiene, también, su uso del “lado oscuro”, desconocido para la mayoría. Louise Doswald-Beck y Gerald Cauderay confirmaron en un boletín de 1 de noviembre de 1990 de la Cruz Roja sobre Nuevas Armas contra las personas que “pequeñas dosis de energía electromagnética pueden alterar el funcionamiento de las células”.
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