miércoles, 14 de julio de 2021

Es el universo ¿finito o infinito? Paradoja de Bentley.


Por Martha Jacqueline Iglesias Herrera

Descubrir a Michio Kaku ha sido todo un acierto. Dada mi pasión por el tema de los Universos Paralelos pude descubrir su obra. Michio es un físico teórico estadounidense, especialista destacado de la teoría de campo de cuerdas, una rama de la teoría de cuerdas. Además, es futurólogo, divulgador científico, anfitrión de dos programas de radio, aparece frecuentemente en programas televisivos sobre física y ciencia en general y es autor de varios best-sellers.

En una ocasión dijo:

Dos pasiones me han motivado durante toda mi vida: el deseo de comprender las leyes físicas del universo dentro de una única teoría coherente, y el deseo de ver el futuro. Finalmente me di cuenta que ambas pasiones eran en realidad complementarias.

En el libro que nos ocupa: Universos Paralelos, hace referencia a esta controvertida Paradoja de Bentley que, en su momento, puso en jaque a la naciente teoría de la gravitación, de Isaac Newton.
A continuación, les explico en que consistió esta interesante controversia.

Paradoja de Bentley

Ya en la antigüedad el hombre se preguntaba cuán grande era el universo. Sería, ¿finito o infinito? Filósofos como Lucrecio escribieron: “El Universo no está limitado en ninguna dirección. Si lo estuviera, necesariamente tendría que tener un límite en alguna parte. Pero está claro que una cosa no puede tener límite a no ser que haya algo fuera de ella que la limite”.


Pero no sólo los filósofos trataron de hallar respuestas a esta cuestión. El santo grial de soluciones a preguntas como estas se hallaba en mano de los físicos prominentes de la época. Paradoja como la de Bentley llevaba a un terreno de contradicciones las propias teorías instauradas por personalidades eminentes como Isaac Newton.

Fue en 1692 cuando este clérigo, el reverendo Richard Bentley, le removió el piso a Newton al plantearle que, si el universo era finito, el cielo nocturno, en lugar de ser imperecedero y estático, sería el escenario de una aniquilación increíble donde las estrellas se lanzarían unas sobras otras y se fusionarían en una superestrella ardiente; y, de lo contrario, si era infinito, la fuerza de cualquier cuerpo que lo empujara a izquierda o derecha también sería infinita y, por tanto, las estrellas quedarían hecha pedazos en cataclismos abrasadores.

Estos planteamientos revelaron las paradojas inherentes a la teoría de la gravedad cuando se aplica a todo el universo.

Parecía que Bentley había puesto en jaque la naciente teoría del físico, pero Newton, tras pensarlo detenidamente, halló una escapatoria sutil al plantearle que él prefería un universo infinito pero que fuera totalmente uniforme, de esta manera las fuerzas quedarían equilibradas en todas direcciones, creando un universo estático. O sea, si una estrella era arrastrada hacia la izquierda por un número infinito de estrellas, ese empujón quedaría anulado por uno de igual magnitud en la otra dirección por otra serie ilimitada de estrellas.

Al ser la gravedad siempre atractiva, la única solución a la paradoja de Bentley era tener un universo uniforme infinito. Pero, esta solución adolecía de un basamento sólido que no la hiciera inherentemente inestable. Entonces Newton apeló a “un poder divino” que hiciera que si una estrella vibraba mínimamente no se produjera una reacción en cadena que llevara a los grupos de estrellas a desmoronarse.

Fue cuando escribió: “Se necesita un milagro continuo para impedir que el Sol y las estrellas fijas se precipiten a través de la gravedad”.


Bibliografía:
Universos paralelos- Kaku Michio

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