Por Orestes Girbau
CONSIDERACIONES Y
CONCLUSIONES PRELIMINARES SOBRE EL ATERRIZAJE DE TORRIENTES, MATANZAS 2da
parte.
(Continuación)
Las huellas dejadas por la máquina no estaban en el
lugar. Recogí tierra del terreno de aterrizaje, y otra cantidad a una distancia
de 5 metros. Estas muestras fueron introducidas en dos estuches de nylon
esterilizado.
En otro momento mezclamos tierra perteneciente al punto
de aterrizaje dentro de una vasija con agua, llegando a verificarse que
numerosas partículas flotaron, tomando la apariencia de un abanico abierto.
Considerando los breves segundos que le bastó al OVNI
desaparecer en el horizonte Sur, un análisis matemático realizado
posteriormente, señala la probabilidad –calculada- de que el ingenio
desconocido ejerciera, al partir, una fuerza de empuje muy poderosa.
"La prensa provincial
destacó la inesperada y sensacional noticia, a través de su semanario"
El cielo sobre la región estaba en ese momento cubierto
por nubes cúmulos y estratocúmulos, (7/8 de cielo cubierto) predominando las
últimas; desarrollándose también durante el período un ligero chubasco. Pudo
apreciarse además en la madrugada que antecedió al hecho, una desusada niebla
por toda el área.
Acorde con el testimonio del campesino, el vehículo tenía
el tamaño de un auto, marca Lada, semejándose a una jicotea (Las jicoteas
pertenecen a las familias de las tortugas, las kawamas). Debemos observar
cierta analogía con el objeto aterrizado que afirman haber visto en Warneton,
Bélgica, el 7 de enero del año 1974.
Pilotos comerciales cubanos habían reportado en 1950, haber avistado un OVNI con forma de jicotea maniobrar cercano a su avión comercial sobre nuestro archipiélago.
Las huellas (5 m de largo por 2 de ancho) fueron
borradas, al parecer, por las lluvias subsiguientes reportadas.
Cuando el aparato despegó finalmente de forma horizontal,
a la altura de 5-7 metros, la expansión gaseosa afecta al campesino.
Esta escena recrea en alguna
medida la experiencia del campesino cubano.
El terreno, posiblemente, por lo antes mencionado, no
quedó calcinado. El limitado terreno compactado, se debió al determinado peso
de la nave a través de un solo “esquíe” dividido en dos, o dos esquíes separados
por un eje (no visto) un poco más elevado, que, parecido a los aviones, las
ruedas se introducen en el interior. En relación con la discutida huella,
existen distintos criterios en cuanto a la posición del OVNI –ya aterrizado– y
la de los aludidos esquís. Por tratarse del apoyo, los mismos pudieron ser
móviles, o sea, no estar necesariamente dispuestos fijamente, en la misma
orientación del objeto volador aterrizado. Recordemos que el humanoide salió y
entró (según afirmó Zárate) por la parte opuesta del vehículo, que debía tener
unos 2 metros de altura aproximadamente. La existencia de una escalerilla,
nunca pudo verificarse visualmente.
La recogida de espigas y hojas por parte del ovninauta,
pudo haber sido una acción secundaria. Antes, el personaje aparenta comunicarse
con “alguien”. Debemos pensar igualmente, en un aparente malestar momentáneo,
que obliga al tripulante a recostarse en el aparato.
El arco azul luminoso y el sonido agudo producido al
partir, son parte de las características propias del objeto, que no están
separadas de otras experiencias ocurridas, antes y después, en otras latitudes.
El despegar verticalmente y en silencio, es señal
aparente de que el ingenio pudiera estar dotado de un funcionamiento que anula
la gravedad.
Deben entrar a funcionar – en teoría – fuerzas
electromagnéticas, ubicándose rápidamente, en una determinada línea magnética
antes de la fugaz desaparición.
El caso se produjo a 300 metros de la autopista de ocho
vías, ubicada cerca de una línea de alta tensión.
Resulta interesante que el color gris verdoso de la nave,
se pareciera a la vestimenta del tripulante.
Eran las 9.30 a.m. (horario de verano) cuando acaeció la
singular experiencia.
No debe descartarse que el humanoide percibido por
Zárate, fuese un androide, y que el campesino, en su estado de tensión, temor
y/o asombro, haya confundido el andamiaje "metálico" que lucía el
individuo sobre sus hombros, con una careta. Debemos considerar igualmente, que
el testigo haya estado en presencia de una Entidad Biológica Extraterrestre
(EBE), protegiéndose del entorno, que para él representa nuestro medio ambiente
atmosférico.
CONSULTAS:
ARCHIVO del AUTOR
SEMANARIO GIRÓN. MATANZAS (CUBA) 20 DE OCTUBRE DEL AÑO
1995
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