miércoles, 20 de marzo de 2019

GUSTAVO FERNÁNDEZ: “Mientras parte de la población mundial sigue preguntándose si hay vida extraterrestre, estoy convencido de que grupos de élite ya tienen las respuestas. Y las evidencias”.


Por Martha Jacqueline Iglesias Herrera 
                                     
Hoy, en Código Betelgeuse, tengo el placer de invitar al ufólogo, periodista e investigador paranormal argentino: Gustavo Fernández.



Sobre él podemos decir que es un escritor que cuenta en su haber con 17 libros publicados. Es Director del Centro de Armonización Integral (entidad difusora de Disciplinas Alternativas) con sede en Paraná, Entre Ríos.). Socio Fundador y Vocal Titular de la AJA (Asociación Junguiana Argentina, institución señera en el campo de pensamiento y obra de Carl Jung). Miembro de ACARMAS (Academia Argentina de Masonería, Órdenes y Sociedades Iniciáticas y Primordiales, entidad que nuclea a los más significativos intelectuales del Esoterismo en Argentina, y donde ocupa el sillón “Florentino Ameghino”). Secretario General de la AAP (Asociación Argentina de Parapsicología, agrupación que trabaja por la jerarquización profesional y laboral y la sindicalización en el campo de la Parapsicología y Terapias Holísticas).

Director de la Agrupación Difusora de Sabiduría Ancestral “Casa del Cóndor” con sede en Paraná, Entre Ríos). Periodista, cuenta con una Diplomatura en Psicología Junguiana. Socio Fundador de la Asociación Internacional Ecuménica de Exorcistas (Bogotá, Colombia) y Miembro Permanente del Consejo de Profesionales de la Escuela Latinoamericana de Exorcistas. Coordinador del “Movimiento Chamánico” (que nuclea a doscientos especialistas de veinte países) y “Tekutli” (“Jefe”, en idioma “nahuatl”) del “kalpulli” (“hermandad”) “Mixkuauhtli Kalli”.  Como tal, ha sido y es el mayor impulsor en la práctica de la ceremonia de “Temazcal” no solamente en su país, sino allí donde ha sido requerido, pudiéndose destacar, entre muchas otras presentaciones, haber sido invitado especial en dos ocasiones a los Congresos Internacionales de Culturas Ancestrales realizados en México –donde ha sido requerido para presentar conferencias, precisamente, sobre esta especialidad en el propio país originario de los temascales- y en la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia, España. 

Ha dictado conferencias, talleres y seminarios en toda Argentina, México, Perú, Chile, Uruguay, Brasil, Bolivia, Paraguay, Colombia, España y Francia. Director desde su fundación (mayo del 2000) de la revista digital “Al Filo de la Realidad”, así como de los “podcasts” (programas radiales en internet) homónimos. 

Como parte de su actividad profesional, además del dictado de cursos y conferencias, se encuentra la atención personalizada (presencial o a distancia) sobre problemáticas individuales, así como el asesoramiento comercial y/o empresarial. Medios gráficos y electrónicos han publicado más de trescientos artículos de su firma.

Le damos la Bienvenida en nuestro espacio y espero que esta entrevista resulte de gran interés para nuestros lectores.


JK: Para comenzar esta entrevista quiero citar sus propias palabras: “Si el hombre tiene necesidad de lo trascendente, es porque en algún lugar hay algo que lo satisface”. En base a lo planteado le pregunto: ¿Cómo comienza esta necesidad de lo trascendente en Gustavo Fernández? Con el paso de los años, ¿ha sido ya satisfecha esta necesidad?


Mi aproximación al mundo del misterio no tiene nada anecdóticamente impactante; si bien a través de los años el deambular estos caminos me ha hecho cruzarme con eventos significativos (sean parapsicológicos u ufológicos), todo comenzó como una extensión natural de dos características infantiles: una insaciable curiosidad por casi todo, y el buen hábito de la lectura que me conculcaron mis padres. En cuanto si ha sido ya satisfecha, aún no y espero que jamás lo sea. Es la clase de energía que me impulsa a seguir adelante.

JK: El parasicólogo, ufólogo e historiador Fabio Zerpa apunta al origen extraterrestre de los OVNIS, porque los mismos no responden ni en forma, ni en maniobras, ni en pautas de comportamiento a ninguna característica propia de este planeta. Sin embargo, hace un paréntesis para aclarar que la palabra extraterrestre, quiere significar más allá de, fuera de lo terrestre y no sólo significa habitante del espacio o Universo. Esto implicaría, según su opinión, varias posibilidades donde los mismos pudieran ser: 1) Viajeros del Espacio (lo que más comúnmente piensa la gente) 2) Viajeros del tiempo (dominantes de lo que conocemos como 4º Dimensión) 3) Viajeros de Mundos Paralelos (de otras dimensiones que forman el Mundo Invisible) además de considerar una posibilidad más: su procedencia de Mundo Subterráneo, de los míticos Agartha, Shamballa, etc. ¿Qué tuviera que decir al respecto? 

Creo que Fabio “ajustó” la expresión con el tiempo a las nuevas teorías explicativas que iban ganando espacio. Quienes le conocemos –personalmente y desde hace décadas- recordamos que “extraterrestre” siempre había sido para él sinónimo de “alienígena”. Bienvenido ese cambio, aunque sea tardío. En lo personal, creo que el número más significativo aplica a la hipótesis interdimensional o de “mundos paralelos”, seguida, ahora sí, pero en cifras reducidas, de la extraterrestre. En cuanto a la de “crononautas” es atractiva, pero no veo en la casuística episodios que necesiten de la misma de manera excluyente.

JK: La Hipótesis de la Tierra especial, en los campos de astronomía y astrobiología, plantea que el surgimiento de vida pluricelular en la Tierra requirió de la coincidencia de una gran cantidad de eventos y circunstancias astronómicas y geológicas, por lo que la vida compleja extraterrestre es un fenómeno improbable y extremadamente raro. Sin embargo, desde fines del siglo XX se han hecho nuevos descubrimientos como la existencia de moléculas orgánicas en el espacio, la presunta existencia de un océano de agua líquida en Europa (sexto satélite natural de Júpiter) o el hecho de que los planetas extrasolares son relativamente comunes. Partiendo de lo anteriormente dicho, ¿cree que la humanidad camina en un sentido de búsqueda -de vida extraterrestre- correcto o considera que necesitaría cambiar su ángulo de visión para el logro de tal objetivo?

En primer lugar, disiento con el concepto que la vida exobiológica sea un “fenómeno improbable y extremadamente raro”. Por el contrario, creo que la multiplicidad de evidencias apunta en sentido contrario. En el caso concreto de los planetas extrasolares, en diez años hemos pasado de descubrir una docena a varios centenares, y eso es una escasa porción de la Galaxia. Aplicando entonces el cálculo de probabilidades, de continuar esa tendencia –y nada indica que no sea así- en un par de décadas serán miles, sino decenas de miles, los exoplanetas con lo cual se dispara potencialmente la posibilidad que en uno o varios de ellos se repitan los procesos que aquí nos trajeron a nosotros. Ahora bien; que exista vida “allá afuera” no significa que el camino emprendido para hallarla sea el más óptimo en relación del tiempo que ocupa. Para ponerlo de otra forma: los procedimientos actuales demorarán en hallarla un tiempo excesivamente largo. En consecuencia, sí creo que –tratándose de reducir esa espera- deben ensayarse otras vías de aproximación. En ese sentido, estoy convencido que el campo del desarrollo parapsíquico puede ser funcional a la comunicación con otras entidades inteligentes. Y en cuanto al contacto físico, el desarrollo de formas alternativas de propulsión (ahora que se ha logrado descubrir que la gravedad tiene una naturaleza ondulatoria, paso previo y necesario a un proceso que llevará eventualmente al desarrollo de sistemas antigravitatorios) intuyo debe ser el camino.

Pero en este planteo deberíamos introducir otro campo: el de suponer que tanto academicistas como Gobiernos nada nos están ocultando. Y en ese sentido soy un absoluto escéptico. Es decir, mientras parte de la población mundial sigue preguntándose si hay vida extraterrestre, estoy convencido que grupos de élite ya tienen las respuestas. Y las evidencias.

JK: En su libro: Chamanes de las Estrellas, plantea que cree en el origen extraterrestre y extra dimensional de los OVNIS y sus ocupantes. Los describe absolutamente energéticos sin los condicionamientos temporales y espaciales de todo cuerpo material. Pudiera, de ser posible, argumentar más al respecto.

El fenómeno OVNI es absolutamente “proteiforme”; se presenta según la “mascarada” cultural o bien del testigo, bien del momento histórico o del contexto social en que se manifiesta. Tanto su comportamiento “absurdo” conforme a las leyes físicas como “absurdo” conforme a la experiencia vivencial que atraviesa muchas veces el testigo lo aproxima más al “koan” Zen o la visión chamánica producida por enteógenos, con el agregado de su evidente materialidad. Combinando ambos conceptos, es algo “real” –en el sentido de físico- que se mueve por dentro y por fuera de nuestra Realidad. Y dado que lo espacial y lo temporal son inextricables, si no está atado a lo “espacial” tampoco lo estará a lo “temporal”. Y que las inteligencias tras el fenómeno sean polimórficas y mutantes en formas casi infinitas (toda categorización es un esfuerzo reduccionista de la psicología del observador, y creer que todo se limita a una finita variedad de “razas” es ignorar el increíblemente amplio espectro episódico del mismo). De modo que, ante la disyuntiva de, o bien suponer miles de especies distintas que “tripulan” miles de aeroformas diferentes y que modifican miles de veces sus detalles, desde las vestimentas, aditamentos, propósitos, discursos, conductas, y un interminable etcétera, o bien la alternativa que los “entes” son esencialmente “amorfos” y adoptan la apariencia y conducta de su interés, por economía de hipótesis me quedo con esta última. Sin excluir, va de suyo, las eventuales –y, ya señalé, cuantitativamente menores- presencias humanoides puntualmente extraterrestres en un sentido lato.

JK: En 1884, Edwin Abbott escribió Flatland: A Romance of Many Dimensions que traducida al español es Planilandia: Una novela de muchas dimensiones. Esta obra, muy popular entre estudiantes de física, matemáticas y ciencias de la computación, resulta de útil lectura para estudiar el concepto de múltiples dimensiones. ¿No cree que esta sátira pudiera servir en la actualidad de ejemplo y enseñanza para considerar más seriamente los testimonios de aquellos que han visto –en nuestro mundo- aparecer o desaparecer a personas de la nada?

Claro que sí. De hecho, se la ha referido hasta el hartazgo en la mayor parte de la literatura ufológica especializada.


JK: Usted ha planteado su sospecha de que los OVNIS son hiperfísicos. ¿Podría argumentarnos de forma más extensiva este punto de vista?

Como señalé ut supra, el “comportamiento” global del fenómeno demuestra que los parámetros espaciotemporales tridimensionales de nuestro Universo no lo limitan. Y si no lo hace, es que lo trasciende y, por definición, es “hiperfísico”. 

Es necesario comprender previamente un concepto. En el mundillo de lo enigmático, se viene acudiendo desde hace años a aplicar la expresión “cuántico” a casi cualquier cosa. Sería tema de otra discusión, pero las “sanaciones cuánticas”, las “programaciones cuánticas”, las “decisiones cuánticas” se están transformando en parte del lenguaje casi coloquial de la New Age (que, a propósito, parecía ignorarse antes de que el concepto se vulgarizara en revistas de divulgación científica). Lo cito aquí para explicar lo siguiente:

Considero que es un error, para construir un discurso “racionalizador” de, por caso, los eventos parapsicológicos o “espiritualistas”, buscar similitudes con la fenomenología postulada por la “física cuántica”. Porque ésta compete al mundo de las partículas subatómicas excluyentemente. En el mundo de las macropartículas –éste mundo, esta Realidad- la física clásica newtoniana continúa imperando. Pues bien, en este macrouniverso newtoniano, el OVNI es el único fenómeno que se comporta de una manera más propia del submundo cuántico. Aceptado esto, entonces, de existir el fenómeno –y vaya si existe- debe necesariamente ser “hiper”, o sea, ir “por fuera” de las condiciones newtonianas.

JK: Según el ufólogo, astrónomo e informático teórico Jacques Vallée los OVNIS son parte del sistema de control de la evolución humana (…) Pero sus efectos, en lugar de ser sólo físicos, también repercuten en nuestro sistema de creencias. Influyen sobre lo que llamamos nuestra vida espiritual. ¿Qué opinión le merece tal reflexión?

Absolutamente de acuerdo. Hablamos de esto con Vallée en su primera visita a Argentina, allá por 1978; el Paradigma de Realidad que aceptamos y por ende percibimos está condicionado por nuestras creencias –aún en el caso de la creencia en la no creencia- de manera que el “crecimiento” exponencial en la aceptación de un sinnúmero de eventos “parafísicos” va de la mano con el cambio de paradigma de creencias. Paulatinamente, la humanidad acepta una Realidad Ampliada. Y a partir de aceptarla –e incorporarla en su cultura- comienza a “vivirla”.

JK: Podría explicarnos, ¿por qué percibe al cerebro como un sintonizador, un transductor de fenómenos y no un productor de los mismos? 

Es más sencillo de lo que parece. Si consideramos cada sinapsis neuronal como asiento químico de la “información” que nuestro cerebro conserva o produce, ese “alojamiento” tendrá una capacidad limitada de “bits” informáticos. Simplemente, el número total de “bits” almacenables por un cerebro promedio no se condice con el número de “bits” incorporados durante una vida promedio, inconmensurablemente mayor. Sólo admitiendo la posibilidad, entonces, que el cerebro sea un “sintonizador” o, si se prefiere, un “canalizador” y la información esté en “otra parte” puede resolverse el acertijo. 

JK: Carl Raschke plantea: “Si nos aventuramos dentro de la estimulante, pero a la vez confusa situación que plantean los avistamientos, encuentros cercanos, raptos y los casos de contactados, sin olvidar las conversaciones con extraterrestres, lo más seguro es que se nos tilde de ocultistas, sensacionalistas o imberbes ingenuos. Si, por el contrario, insistimos en utilizar ardides académicamente respetables, como los análisis estadísticos de los informes sobre observación de OVNIS y las suposiciones sobre la motivación y conducta de los testigos, es muy probable que ganemos credibilidad a expensas de lo trivial”.
Podría decirnos su posición entre estas alternativas. ¿Cree que exista un camino intermedio para conciliar ambas posturas?

Definitivamente no. Lo que ese autor señala no es más que un modismo de la falible naturaleza humana: la necesidad de ser aceptado por la organización social que detenta el poder (en este caso, científicos y académicos). Todas estas décadas de investigación han visto pasar a centenares de investigadores que trataron de avanzar por ese camino (aún hoy y como ejemplo, Ballester Olmos, el propio Vallée antes de “romper lanzas” con el establishment, etc.) y en absoluto ganó el tema credibilidad alguna en los foros académicos. Ganar credibilidad es un matiz de la naturaleza social del ser humano; no tiene nada que ver con el Conocimiento. Para comprender –o, quizás, sólo preguntarnos “mejor” en torno al fenómeno- hay un “salto de fe” donde debe prescindirse del “qué dirán”, cierto “autismo social”, una indiferencia al ridículo o el descrédito. Por esto también percibo al fenómeno como “probacionista” en el sentido de lo “iniciático”; se avanza en la medida de, junto a la metodología de investigación, el sentido común y el esfuerzo voluntarioso, con la exhibición de cierta dosis de valentía social.

JK: Muchos autores plantean que los OVNIS hacen posible la desmantelación de estructuras de pensamiento para dar paso a modelos de reflexión más fluidos, siguiendo una secuencia de cambios dirigidos hacia un fin último. ¿Cuál es su criterio al respecto?

En general estaría de acuerdo; sólo me pregunto dónde queda en ese proceso nuestro albedrío. Pero luego reflexiono que el supuesto “albedrío” también es una construcción humana y se me pasa.

JK: ¿Por qué cree que la revelación OVNI en muchas ocasiones se da en un testigo particular y no en otros? ¿Apunta esta selectividad a un orden estrictamente psicológico por parte del afectado o cree que exista algo más que escapa a nuestra comprensión detrás del telón de ese avistamiento exclusivo?

Siempre digo que creemos ver OVNI, olvidando que el OVNI también nos ve a nosotros. Y no caeré en el error de “suponer”, error doble porque toda suposición lo es y porque sería asignarle a la “inteligencia OVNI” una única motivación. Creo que algunas de estas inteligencias eligen ciertos testigos para poner en movimiento vectores psicosociales afines a sus “intereses”, pero aún no hemos hablado de los que podrían ser ellos. Y me anticipo: sospecho que algunas de estas inteligencias tienen interés en una “integración cósmica” de nuestra especie. Pero de la mano de Salvador Freixedo, sospecho que otras buscan crear “granjas” de energía psíquica para fines propios de alimentación.

JK: Cuáles son los planes investigativos de Gustavo Fernández para este 2019. ¿Tiene algún nuevo libro en proyecto?

Tengo numerosos artículos e investigaciones a redactar en carpeta. Libros… observo con interés cómo está mutando el paradigma de transmisión de la información. Editar libros es una tarea ímproba. Si cupiera la aparición de editoriales potencialmente interesadas (que no me interesa salir a buscar), tengo suficiente material archivado como para una colección. Si no aparece ninguna, me es indiferente. ¿Cuántos lectores en gráfica acceden a un libro, y cuántos on line, de modo virtual? Tengo decenas de miles de lectores semanales con mis trabajos; si de llegar con mis ideas y reflexiones se trata, eso no lo reemplazará ningún “libro”. Creo que éstos, los libros (y cuidado, lo digo como bibliófilo contumaz con una relación casi fetichista con mi biblioteca) irán mutando a otras formas de transmisión de contenidos. Conservan por ahora el status de “tarjeta de presentación intelectual” pero salvo grandes Best Sellers, ni siquiera son realmente convenientes económicamente; hace décadas que el escritor es el eslabón económico más débil de la cadena. En lo personal, por ejemplo, asisto a frecuentes Congresos de estas especialidades: nada disfruto tanto como mi libertad de asistir a las conferencias que me interesan, irme a tomar un café con colegas o simplemente salir a pasear cuando no me interesa, mientras veo a mis colegas “escritores” atrincherados detrás de sus mesas o stands expectantes de potenciales clientes – lectores a quienes firmarles su edición o venderles algún ejemplar. No sé por qué, me hacen recordar a esos artesanos medievales que durante la semana trabajaban arduamente en su mercancía para ir a la feria del pueblo un domingo, ansiosos de vender todo lo posible.

Eso, en cuanto al rubro “libros”. Fuera de ello, mis inquietudes investigativas (y las limitaciones de tiempo y recursos que todos tenemos) me han llevado a establecer un cómodo orden de prioridades: investigar lo que me interese (que, como expliqué al comienzo de la entrevista, es mucho) allí donde mis compromisos me lleven, y este año, como otros, tengo muchos viajes agendados. Ello me ha dado la muy reciente oportunidad de poder acceder en Cuenca, Ecuador, a las hasta ahora “perdidas” colecciones del padre Crespi. Y ese hallazgo reavivó mi interés por avanzar en la investigación de la Cueva de los Tayos. Incidentalmente, profundizar mis experimentos de extrapolar las prácticas chamánicas a otros niveles de interés, como la Parapsicología y la Ufología.

JK: Ya para finalizar… ¿qué recomendaciones pudiera darle a aquellos que se acercan por primera vez a esa necesidad de búsqueda de lo trascendente?

Una sola: no hacer recomendaciones a aquellos que se acercan por primera vez a esa necesidad de búsqueda de lo trascendente. Sólo sería una expresión de pedantería intelectual. La “búsqueda de lo Trascendente” es, por definición necesaria, una experiencia vivencial, y hay tantos caminos como buscadores.

Muchísimas gracias a Gustavo Fernández por dedicarme parte de su tiempo para la realización de esta entrevista.

Si deseas visitar sus webs sólo sigue el vínculo:

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