miércoles, 9 de febrero de 2022

Una revisión crítica del caso STEPHEN MICHALAK. EL HOMBRE ¿ABRASADO POR UN OVNI?


Por José Antonio Caravaca
Innumerables libros, artículos y documentales suelen incluir la experiencia vivida por Stephen Michalak como uno de los incidentes OVNIs más espectaculares de todos los tiempos. No en vano, según reza la crónica de los hechos, su principal protagonista sufrió unas extrañas quemaduras a raíz de su insólito encuentro con un platillo volador. Pero ¿es esto cierto? ¿Se trata de uno de los episodios OVNIs más documentados de la historia?... Quizás no se haya contado toda la verdad…

A primeras horas de la mañana del 19 de mayo de 1967, Stephen Michalak (de origen polaco), un mecánico aficionado a la geología, de 51 años, había acudido al Parque Provincial de Whiteshell (Manitoba, Canadá) con la esperanza de encontrar una veta de plata en los alrededores del lago Falcon.  Sobre las 12:15 horas, el repentino vuelo de unos pájaros le hizo mirar hacia el cielo donde observó 2 extrañas luces de color rojo que se aproximaron hasta su posición. Entonces, el testigo comprobó que se trataba de 2 artefactos en forma de platillos voladores.

Uno de los discos aterrizó a menos de 45 metros de distancia del mecánico, mientras el otro artefacto se perdió entre las nubes. El objeto que tomo tierra pasó del color rojo, al naranja para terminar mostrando un aspecto metálico de tonalidad grisácea, que al testigo le pareció: "acero inoxidable ardiendo" con un brillo dorado. Michalak dijo que se escuchaba un sonido parecido a un silbido. Convencido que aquello era una nave experimental norteamericana, en apuros, el mecánico se acercó hasta el platillo para prestar ayuda. El objeto medía unos 11 metros de ancho por 6 metros de altura. La parte externa del disco estaba muy pulida sin ningún tipo de uniones o remaches. El testigo vio una puerta (escotilla) abierta, por la cual, tras introducir su cabeza, observó que el interior de la aeronave estaba fuertemente iluminado con paneles de multitud de colores. El grosor de las paredes del objeto era de unos 50 centímetros. En el ambiente se percibía un fuerte olor parecido al azufre o a “huevos podridos”. Michalak dijo que escuchó dos voces conversando en el interior del objeto, aunque no pudo apreciar que decían. 
En esos momentos, el mecánico utilizó varios idiomas (ruso, alemán, italiano, francés, ucraniano, y por dos veces el inglés) para intentar llamar la atención de los supuestos tripulantes del platillo. Sin embargo, nadie pareció escucharle, y Michalak tampoco pudo distinguir a ningún ocupante en su interior. De pronto la escotilla se cerró. Entonces, el mecánico colocó su mano sobre la superficie del disco y su guante se derritió. El artefacto estaba al rojo vivo. En ese mismo instante, por una especie de respiradero de forma rectangular, de 22 centímetros de lado por 15 centímetros de ancho, donde había varios orificios de 2´5 centímetros de diámetro, surgió un escape de gas caliente que le quemó la gorra y la camisa. En palabras del propio testigo: “De repente, la nave se inclinó ligeramente hacia la izquierda. Me volví y sentí un dolor abrasador alrededor de mi pecho. Mi camisa y mi camiseta estaban en llamas. Un rayo de calor había sido disparado desde la nave. Me tiré al suelo y rodé, mi pecho estaba quemado". Mientras Michalak se arrancaba la prenda aquejado de un fuerte dolor, el disco despegó rápidamente hacia el cielo. Inmediatamente, el testigo comenzó a sufrir varios malestares.


El mecánico aseguró que tuvo un fuerte dolor de abdomen, jaqueca, sudor frio y vómitos. El encuentro había durado más de 40 minutos. Por el camino a su motel se topó con un policía que al parecer no le prestó mucha atención. Según expuso el investigador Chris Rutkowski en un artículo denominado “Too Close an Encounter: The Falcon Lake Case” (1981): "Después de caminar por lo que parecía una eternidad, Michalak llegó al motel. Pensando que estaba de alguna manera contaminado, no entró, sino que permaneció en el exterior junto a un grupo de árboles. Trató de obtener ayuda en la Sede del Parque, pero estaba cerrado. A las 4:00 pm, finalmente se aventuró hacia el motel y entró en la cafetería para preguntar si estaba o no disponible un médico, ya que su dolor había empeorado considerablemente. Le dijeron que el médico más cercano estaba en Kenora, Ontario, a 45 millas al este del lago Falcon. No queriendo viajar aún más lejos de casa, Michalak decidió regresar a Winnipeg (…) Se dirigió a su habitación, donde esperó hasta la salida del próximo autobús a Winnipeg alrededor de las 8:45 de la tarde. Llamó a su esposa, diciéndole que había tenido un accidente y que no se preocupara, pero que enviara a su hijo a su encuentro en la terminal de autobús.
Cuando regresó a Winnipeg alrededor de las 10:15 pm, su hijo inmediatamente lo llevó al Hospital Misericordia”. A raíz de su paso por el hospital su experiencia comenzó a ser conocida. Tal y como refiere Rutkowski: “Durante los dos años siguientes, Michalak fue examinado por más de una docena de médicos en los Estados Unidos y Canadá. Las indagaciones en el lugar fueron realizadas por miembros de la GRC (Gendarmerie Royale du Canada), la ARC, funcionarios del gobierno y numerosos grupos civiles de investigadores OVNIs. El número de departamentos gubernamentales y funcionarios que participaron en este caso es asombroso. Entre los que acompañaron al lugar a Michalak, había representantes de: la Jefatura del Coman-do de Entrenamiento de la Fuerza Aérea Real de la RCAF; CFB (Base de las Fuerzas Canadienses) Winnipeg; RCMP CID (División de Investigaciones Criminales); El Departamento Federal de Salud y Bienestar; Y el Departamento Provincial de Salud y Bienestar de Manitoba. Además, el Comité Condon de la Universidad de Colorado investigó el caso, los reporteros de la revista “Life” vinieron a Manitoba y dos grupos de investigadores civiles conectados, pero, por separados, APRO (Organización de Investigación de Fenómenos Aéreos) y CAPRO (Canadian APRO) se involucraron también. Además, se interesó el Departamento Federal de Minas y Recursos Naturales, al igual que el Instituto de Investigación Nuclear de Whiteshell (WNRE), el Instituto de Cáncer de Manitoba, la Clínica Mayo y una gran cantidad de otros departamentos médicos”.
Según el ufólogo canadiense: “El alcance de esta intensa investigación no puede subestimarse. El caso de Falcon Lake puede ser uno de los más intensamente investigados y mejor documentados. El caso presenta una serie de elementos de particular interés para los investigadores: Las quemaduras de Michalak y otros efectos fisiológicos; Los restos hallados en el lugar del aterrizaje; la radioactividad supuestamente asociada con el sitio; y los misteriosos fragmentos de metal que se hallaron en el sitio”.
Analizando las evidencias
Sin duda una de los puntos más llamativos de este suceso, fueron las marcas de quemaduras, en forma de un grupo ordenado de puntos que presentaba Michalak en el abdomen. Las quemaduras parecían ajustarse a las medidas y detalles descritos por el testigo en su relato. Sin embargo, como veremos más adelante, hay algunas informaciones contenidas en las fotografías del caso que parecen añadir algunos aspectos controvertibles, o, al menos que podrían abrir el debate sobre algunas de las circunstancias que rodearon al famoso incidente.
Los investigadores dijeron que Michalak presentaba dos tipos de quemaduras:
1.- Quemaduras por abrasión (que se producen por el contacto con llamas, líquidos calientes, superficies calientes y otras fuentes de altas temperaturas, o con el contacto con elementos a temperaturas extremadamente bajas). Estas heridas duraron unas semanas en el cuerpo del testigo.


 2.- Quemaduras químicas (que se producen por sustancias irritantes en contacto con la piel o los ojos, tales como ácidos o bases, sustancias alcalinas). Estas heridas duraron varios meses.
Además, para mayor alarma, se dijo que el testigo sufrió quemaduras de Tercer grado, aunque el Dr. Horace Dudley, en 1968, tras examinar al testigo describió que las quemaduras que presentaba Michalak en el abdomen eran "consistentes con una quemadura de primer grado", y parecía tener chamuscado el pelo de la frente. No se encontraron rastros de radiación en su cuerpo. Además, las quemaduras de tercer grado dejan marcas que no se desaparecen con el tiempo, como ocurrió en el caso de Michalak (por tanto, se puede determinar que el testigo sufrió quemaduras leves).
Del testimonio de Michalak se deduce que cuando el artefacto inició el ascenso, de una parte del mismo, donde había una rejilla, se desprendió un extremado calor, a través de un gas o sustancia que hizo que el torso del testigo, sufriera varias quemaduras y este tuviera que arrancarse la ropa (la camisa y la camiseta) cuando estas comenzaron a arder, junto a una pequeña porción de la vegetación de la zona. La gorra de Michalak presentaba una pequeña quemadura en la parte visera y otra, aún más pequeña, en la parte posterior, casi insignificante. Sin embargo, pese a la intensa ola de calor emanada por el objeto, el testigo no sufrió ninguna herida o quemadura de importancia en la cabeza. De hecho, hay que anotar, que las únicas quemaduras que son fotografiadas y documentadas son las producidas sobre el abdomen. Chris Rutkowski afirma que: “Los problemas de piel de Michalak también tuvieron diferentes interpretaciones. Su pecho superior, después de haber sido diagnosticado como quemado térmicamente, se curó con bastante rapidez. Su abdomen, donde apareció el patrón de cuadrícula, pasó por períodos de desvanecimiento y recurrencia. Se había sugerido que estas soldaduras eran quemaduras por radiación".
De la misma forma, se dijo que Michalak rebajó notablemente su peso a raíz de la experiencia, aunque este detalle tampoco se pudo confirmar.
Las piezas que no encajan
Aunque el caso de Michalak ha sido considerado como una de las evidencias más notorias de los encuentros cercanos con OVNIs en el mundo, existen una serie de aspectos que arrojan cierta incertidumbre sobre su verdadera naturaleza:
1.- Según determinaron los investigadores del Informe Condon, aquel día el guardabosque del parque, situado en una torre de vigilancia no observó nada anómalo, ni siquiera percibió indicios de fuego para los que están especialmente entrenados (olor y señales de humo). Además, según Michalak, el objeto estuvo al menos 45 minutos en la zona emitiendo un brillo purpura (aunque a favor de Michalak hay que señalar que en muchos otros encuentros OVNIs, testigos potenciales que podrían haber confirmado lo descrito por una sola persona no lo hicieron.
2.- En el lugar del aterrizaje se encontraron varias piezas de plata con unos índices bajos de radiación, lo que hizo sospechar a los investigadores que fueron colocadas por el propio Michalak. El propio Chris Rutkowski afirma en su escrito que: "Las piezas de plata que se encuentran en el sitio son definitivamente sospechosas". Aunque naturalmente cree que no fueron colocadas en la zona por el protagonista de la historia: "Otra posibilidad es que Michalak tuvo un verdadero encuentro con algo, pero alguien más decidió mejorar la evidencia para que el caso pareciera más auténtico. Dado el número de personas involucradas en las investigaciones militares y civiles, esto es mucho más probable, que un intento de engaño en solitario por parte de Michalak. El problema está en la eliminación de los sospechosos". En el informe elaborado por Craig para el estudio del profesor Condon se leía lo siguiente: "Una visita al sitio por el Sr. A (seudónimo de Michalak) y otro asociado un año después de la presunta observación, fue el momento en el que descubrieron varias piezas pesadas de material radioactivo en una fisura de la roca dentro del "círculo de aterrizaje". Este material consistía en dos barras de metal en forma de W, cada una de aproximadamente 10 centímetros de longitud, y varias pequeñas piezas más de forma irregular. Se decía que estos objetos se habían encontrado alrededor de 5 centímetros por debajo de una capa de musgo en la fisura de la roca. Más tarde se analizaron como plata casi pura. Los resultados de los análisis de estas piezas de metal fueron enviados al Proyecto Colorado por el Dr. Peter M. Millman del Consejo Nacional de Investigación de Canadá. El análisis del informe del Sr. RJ Traill (Jefe de la Sección de Minerología, NRC) mostró que los dos fragmentos consistían en una porción de metal pesado que no era radiactivo. Uno de ellos era del 93% y el otro 96% de plata. Ambos contenían cobre y cadmio, y tenían una composición similar a la encontrada en plata esterlina o plata de hoja comercialmente disponible. El metal se recubrió con una capa de arena de cuarzo firmemente adherida, similar a la utilizada como arena de fundición. Esto tampoco era radiactivo
3.- La radiación que presentaba el testigo en el cuerpo era la misma que contenía la pantalla del reloj de pulsera del propio Michalak (las pantallas o manecillas de los relojes solían estar impregnadas con una sustancia radiactiva, el radio, que los hacía brillar en la oscuridad).
4.- Aunque se afirma que los miembros del Informe Condon dictaminaron que el caso (Catalogado como el número 22) era inexplicado, en las conclusiones del mismo se lee lo siguiente: “Si la experiencia reportada por el Sr. A (seudónimo de Michalak) fuera físicamente real, demostraría la existencia de vehículos voladores alienígenas en nuestro medio ambiente. Los intentos de establecer la realidad del evento revelaron muchas inconsistencias e incongruencias en el caso, algunas de las cuales se describen en este informe. Los desarrollos posteriores a la investigación de campo no han alterado la conclusión inicial de que este caso no ofrece información probatoria sobre aeronaves desconocidas".
5.- Además hay ciertas sospechas sobre las intenciones de Stephen Michalak para rentabilizar su experiencia desde un principio. De hecho, el testigo antes de ponerse en contacto con un médico, o su propia familia, telefoneó al periódico Winnipeg Tribune, solicitando que enviaran a un reportero para recogerlo y que le llevara a un hospital. Por el camino le narraría su increíble experiencia. Además, publicó un libro titulado “My Encounter with the UFO” que no tuvo mucho éxito.
El Informe Condon también recoge este aspecto: “Además, las acciones de los investigadores civiles de OVNIs fueron causa de preocupación en las mentes de los funcionarios. En particular, Barry Thompson, descrito por un ex miembro del CAPRO como "enlace entre CAPRO y APRO", era:"... un compañero constante del Sr. Michalak y él parecía ser el portavoz del Sr. Michalak durante algunas de las entrevistas. Tanto el oficial investigador como el profesor Craig (del Comité Condon) acordaron que parecía haber intenciones de ganancia monetarias asociadas con esta relación”.
Posteriormente Michalak afirmaría a los investigadores que, aunque avisó a la prensa, no lo hizo para buscar publicidad, ya que les advirtió que no quería que publicaran su caso (¿!). Tampoco concuerda con un episodio traumático que Michalak elaborara un detallado dibujo de la nave en el mismo lugar de los hechos después de sufrir unas quemaduras y sentir numerosos malestares físicos.
6.- Tampoco podemos obviar que, si el objeto emitía una gran cantidad de calor, tal y como afirma el testigo, ya que su guante se quemó al simple contacto con la superficie, es muy extraño que no produjeran más daños visibles en la zona, teniendo en cuenta que, según las estimaciones de los investigadores, el lugar del aterrizaje no era demasiado grande, e inevitablemente aquel enorme artefacto hubiera provocado quemaduras en la vegetación y rocas. Además, se da otra circunstancia interesante. Por el tamaño denunciado de la supuesta aeronave es muy improbable que no causara ninguna rotura de ramas en su descenso y despegue.
7.- Tampoco debemos obviar que Stephen Michalak era, en el momento del incidente, un empleado de una instalación industrial en Winnipeg. El testigo era un mecánico industrial, con amplios conocimientos de maquinaria automotriz, soldadura y metalistería. El día del avistamiento iba equipado con sus gafas de soldadura y casualmente tuvo un incidente OVNI donde se produjeron quemaduras.
8.- El encuentro con el oficial de policía también arroja muchas dudas. Michalak dijo que el agente no le prestó mucha atención, pero el patrullero en su informe declaró que: “Aproximadamente a las 3 de la tarde estaba patrullando a una milla al oeste de Falcon Beach cuando noté que un hombre caminaba… Llevaba una gorra gris, chaqueta marrón sin camisa… Me gritó que me mantuviera alejado de él. Le pregunté por qué y él respondió que había visto dos naves espaciales… Dijo que podría contagiar algún tipo de enfermedad en la piel o una radiación si me llegaba a acercar… No podía oler el olor a licor en Michalak…. Su apariencia general no era muy diferente a la de una persona que estuviera bebida. Sus ojos estaban inyectados en sangre y cuando se le preguntaba en detalle podía o no responder de manera coherente. Me ofrecí a conducirlo a Falcon Beach para que alguien lo tratara, pero él declinó”. Michalak no le mostró las quemaduras al policía, ni siquiera la camisa, y se mostró ambiguo en algunas de sus respuestas. Además de las afirmaciones de Michalak surgen otras preguntas; ¿sabía Michalak que los OVNIs emitían radiación? ¿Por qué dijo que se había contagiado? ¿había leído algo sobre OVNIS anteriormente?
9- Pero quizás el punto más confuso de esta historia es cómo llegaron a producirse las marcas en la ropa de Michalak. Del estudio de la camisa se extraen algunas conjeturas interesantes. Las fotografías de la prenda dañada, que en algunas partes presenta rastros evidentes de quemaduras con destrucción de tejido, parecen mostrar perfectamente la forma del “escape” del presunto OVNI, con los citados círculos quemados (aunque no se trata de orificios sino de puntos, ya que no traspasan o perforan la prenda). Lo curioso, es que parece que la marca de la famosa rejilla en la camisa no parece coincidir, por su altura, con el lugar del cuerpo donde Michalak presentó los daños, lo que demostraría que ambas marcas se realizaron por separado (aunque esto se podría determinar con exactitud estudiando más a fondo la camisa actualmente en propiedad del hijo del testigo).
Además, para mayor extrañeza en la prenda quedó registrado, con el mismo nivel de intensidad calorífica que los puntos, el “marco” rectangular de la rejilla, pero en el cuerpo no quedó marcada ninguna línea recta (¿!). De lo que se deduce que también el marco servía como escape de gases” También parece que hay otras marcas impresas en la camisa con menor fuerza y nitidez, que indicarían que el “escape” también afectó a otras partes de la misma. Si se tratara de un fraude, esto evidenciaría que Michalak pudo colocar la “rejilla con los agujeros” en varios lugares distintos de la camisa para provocar las huellas que se observan con la ayuda de una fuente de calor, quizás un soplete.
De la misma manera a través de los agujeros de la rejilla, Michalak con algún acido, suavizado, pudo provocarse las heridas circulares en su cuerpo. Tampoco se puede descartar que las quemaduras fueran provocadas por un accidente (laboral o doméstico) y que Michalak ideara toda la historia a raíz de este evento. Hay que señalar que el grupo de puntos grabados en el abdomen del testigo pese a estar dispuestos en una cuadrícula no guardan una simetría perfecta. Por su parte, Paul Bissky al mando del Escuadrón de la Real Fuerza Aérea Canadiense que se encargó de la investigación oficial del caso, afirmó en uno de sus detallados informes que: "... se demostró que el Sr. Michalak consumía bebidas alcohólicas, de hecho, en una medida considerable. Después de salir de la supuesta localidad, el Sr. Michalak fue llevado a propósito al mismo bar donde había consumido las cinco cervezas la noche anterior a su encuentro inicial el 20 de mayo de 1967". Además, el oficial canadiense especulaba que las quemaduras de Michalak se debían a un simple accidente con una barbacoa (extremo que nunca fue comprobado).
Conclusiones
Pese a la notoriedad del incidente, no puede descartarse a la ligera, que Stephen Michalak ideara un falso avistamiento OVNI y decidiera autolesionarse (o aprovechar un inusual accidente laboral o doméstico) para provocar unas supuestas heridas por abrasión. El testigo, por su ocupación profesional, pudo tener acceso a material radiactivo y contaminar algunas muestras que dejó en la zona del supuesto aterrizaje. Al margen de todas estas sospechas, a día de hoy, son muchos los investigadores que están convencidos que la experiencia de Stephen Michalak es uno de los encuentros cercanos con OVNIs más espectaculares jamás registrados...
Pero a tenor de los datos, está claro que el veredicto definitivo sobre este famoso incidente aún no se ha pronunciado...

Fuente: Revista El Ojo Crítico

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