sábado, 18 de febrero de 2023

Intriga en la Antártida


Por Orestes Girbau. 

La realidad es infinitamente diversa,
escapa a las deducciones ingeniosas
del pensamiento abstracto, 
no soporta la clasificación estrecha y exacta;
la realidad tiende al fraccionamiento perpetuo
a la variedad infinita.

Fedor Dostoievski "El Sepulcro de los Vivos"
Rusia (1821 - 1881)



Todos hemos tenido en la vida ocasión de leer y escuchar noticias alarmantes, que parecen estar fundamentadas por los mayores exponentes de delirio mental humano, absorbiendo sin el menor reparo, la mente del ser pensante, causándole estupor,  intriga y miedo.  Los eventos a que me referiré no están bajo la férula de la Ciencia Ficción. Sólo me remitiré al contenido de los mismos, exclamando a los cuatro vientos la necesidad de buscar la cordura para comprender lo incomprensible. Asumo que, detrás de ciertas alucinantes entregas informativas, se mueven hilos conductores, manipulando a su antojo y siguiendo inquietantes y bien definidas agendas ocultas.
  
Sólo poseo determinados materiales, para mi insuficientes, los cuales no me permiten llegar a conclusiones definitivas. Los casos en cuestión tienen diversas aristas y derivaciones de alcance internacional. Por lo anterior, me circunscribo a expresar ciertos criterios basados en la relativa información obtenida durante el periodo objeto de nuestra atenta investigación.

La fecha del 22 de septiembre de 1979, es recordada por algunos aún, como el día en que Sudáfrica ejecutó una prueba nuclear atmosférica. ¿Cuán veraz fue dicha información? Inmediatamente comenzó a destaparse la caja de Pandora.

Una declaración emitida desde la Casa Blanca, en Washington, expresaba que “un intenso resplandor registrado en el Hemisferio Austral en septiembre pasado había sido provocado, aparentemente, por algún fenómeno natural y no debido a una explosión nuclear”.

Hasta aquí podemos observar reconocimiento explícito de que realmente se había detectado algo verdaderamente asombroso y espectacular, y sobre todo, muy serio.

No obstante, esta declaración no termina ahí. La misma agrega que: “los especialistas se esfuerzan ahora en establecer si esa  explosión, cuya  amplitud fue estimada en dos kilotoneladas, se debió a un “Super Rayo” provocado por el encuentro de una  masa de aire polar con una turbulencia oceánica más fría y húmeda”.


        Fig 1 "Para no pocos investigadores, la Antártida oculta toda una variedad de enigmas impenetrables"

  

¿EXPERIMENTO NUCLEAR ENMASCARADO?

Finalizando octubre de 1979, el entonces presidente estadounidense Jimmy Carter, informaba durante una reunión organizada por directores de periódicos norteamericanos, que lo ocurrido en septiembre tiene nombre y apellido: explosión atómica.
El ex mandatario, buen conocedor de los peligros que entraña   la desenfrenada espiral del desarrollo con fines militares, y cuya observación de un OVNI durante una actividad pública, le favoreció la notoriedad en círculos ufológicos, declara sin rodeos, la entrada al club nuclear de otro nuevo socio, pero ahora desconocido.

La incógnita apenas si comenzaba a diluirse. Primero, la confusión, después vendrían las protestas a nivel  mundial que no parecían dar al traste, en lo que a buscar explicaciones coherentes sobre el hecho en cuestión.

Carter anunció también –sin hacer mayores precisiones– que dicha detonación fue producida en la zona austral del planeta,  comprendida  entre el Océano Indico, la Antártida y el  Atlántico Sur. Pero, las declaraciones continuaron elaborándose. Y,  un  alto funcionario de E.U., no identificado por los medios divulgativos, declaraba  en otro momento que esa explosión se realizó  “en la atmósfera para evitar todo  control sismológico”. Fin de la cita.

Si no  nos apartamos de los datos que tenía en  nuestro archivo, el engranaje publicitario apuntaba a Sudáfrica la autoría  del ambicioso experimento, pues existían por aquellos tiempos determinadas  razones para ello; el régimen sudafricano tenía  en  marcha dos reactores nucleares con todo el uranio enriquecido correspondiente, y estaba construyendo igualmente, una fábrica para procesarlo. Tenía en su poder plutonio, más toda la tecnología necesaria.   A la luz de los acontecimientos aquel estado, gracias al apoyo recibido, se estaba convirtiendo en otra amenaza para la paz y seguridad mundial.

Mientras todo esto se  producía, hubo especulaciones.  Estaba servida la mesa con el propósito de que la confusión reinara. Extrañas  coincidencias no se hicieron esperar continuando la intoxicación informativa.

En ese camino andaban las cosas cuando, desde la misma Unión Sudafricana comenzaron a surgir noticias que, como es de suponer, provocaron el lógico desconcierto público.

Hipótesis para una Información Objetiva

En este punto del trayecto surge una nueva hipótesis; la del sudafricano J. Van R. Smit, profesor universitario en Durban, que declaró sobre la desconocida explosión algo inusitado. Dijo, que todo fue provocado por una ojiva nuclear coheteril soviética, lanzada en 1963. Debemos señalar que, anteriormente, Smit declaró que el deslumbrante fenómeno había sido causado por un meteorito. Los datos aportados, gracias a un satélite americano, le daba otra credencial al enigmático hecho. Sugirió entonces, que una ojiva nuclear rusa desgastada debido a la corrosión del agua, sencillamente explotó.

Ateniéndonos a esa tercera variante, el estallido nuclear artificial  –ya que no se trataba de un meteorito compuesto de Uranio 235–  no se produjo en la atmósfera, sino en las profundidades marinas. ¿Acaso esta última explicación teórica no es  susceptible de ser corroborada por los  sofisticados equipos sismológicos?

Debemos añadir otro  elemento. Todo el problema podía haberse provocado debido al accidente de algún submarino nuclear ruso o norteamericano.
 
La agencia TASS entró en acción enseguida. Razonaba con inmediatez que los servicios tecnológicos norteamericanos pudieron determinar la existencia de radioactividad en la atmósfera del área, puntualizando que los sudafricanos habían llevado   a cabo su primera prueba nuclear.

Recordaré que estaremos hablando de otro extraordinario fenómeno sucedido también en el mismo año de 1979.

¿Por qué?.

Todos los que monitoreamos constantemente el acontecer OVNI a nivel mundial, conocemos del fenómeno nocturno y espectacular observado por miles de personas en Islas Canarias el 5 de marzo del año 1979.

Durante decenios, el misterio que envolvió al impresionante avistamiento, ha tenido naturalmente varias explicaciones. Reconozco, que a diferencia del Súper Rayo, una experiencia  canaria, perfectamente  observada y  bien divulgada fotográficamente, tuvo  el mejor de los  seguimientos  por  parte  del    correspondiente  personal investigativo, - a contrapelo de la inescrutable prueba atómica austral de ese mismo año.

Fueron tantos los desmentidos, teorías y revelaciones en relación al OVNI canario, que produjo todo un  dossier, hoy toda  vía sujeto a controversia, debate  y agrias  polémicas. En tal sentido, estoy obligado a  comentar el fenómeno,  en base  al conjunto  de analogías observadas, que sugieren  múltiples explicaciones, incluyendo la extraterrena.

Por  mucho que se  ha querido desvirtuar y/o  justificar la a parición luminosa, en  el sentido de que se trató probablemente de un cohete  lanzado  desde un submarino norteamericano, las  evidencias, a 41 años del  sensacional caso aéreo, lejos parecen estar, creo, de ser absolutamente concluyentes.

Hay quienes sostienen que el siglo XXI, entre otros atributos, debe conocerse como el siglo de la síntesis. Sinteticemos el abrumador expediente canario:

Fenómeno ocurrido en dos fases. Formaciones multicolores que se ensanchan al oeste- suroeste de las islas.

Líneas zigzagueantes, intensamente amarillas, recorre los anillos luminosos.

Aparece entonces un OVNI y una enorme forma acampanada de luz veloz que asciende.

Desaparecen después los destacados anillos.

Se comprobó en todas sus fases luminosidad propia.

Se obtuvieron unas 50 fotos a color y en blanco y negro.

No hubo detección por el radar.

No se escucharon sonidos.

Crepúsculo – noche despejada (entre 7 y 8:10 pm)

Fenómeno no asociado con la puesta del Sol.

La estela dejada en 2da fase no parece obedecer a la de un proyectil.

Cambios de trayectoria – irregular -.

Antes de desaparecer el objeto se inmoviliza aparentemente.

Posteriormente se ilumina más la estela dejada por el OVNI.

Altura máxima observada y/o calculada: 70 kilómetros aproximadamente.

El evento aéreo estaría produciéndose a más de 200 kilómetros al suroeste de las islas y probablemente a mayor distancia.

Hubo percepciones físicas, (sensoriales), climáticas y en la fauna, en ciertos puntos costeros.

Era observado desde el aire por pilotos comerciales y pescado res en alta mar.

Visto por personal técnico especializado y corroborado por mi litares.

El diámetro de los anillos exteriores llegó a cubrir los 100 kilómetros o más.

No se trató de un fenómeno meteorológico conocido.

Fue observado desde la distante costa africana.

Se pudo constatar que las autoridades de Inteligencia Militar españolas tomaron muy en serio el asunto.

La Armada rusa negó que lo atestiguado se tratara de un misil lanzado desde un submarino soviético. Lo hizo público a través de un Documento propio.

Las primeras conclusiones -valoraciones computacionales sobre una sola copia fotográfica, hecha por el grupo dirigido entonces por el especialista William Spaulding, es categórico a la hora de pronunciarse. Afirmaba que todo había sido el producto del lanzamiento de un misil mar-aire. Semejante conclusión era rápidamente rechazada por otro investigador, Juan José Benítez, quién, en el propio terreno del avistamiento, entrevistó e investigó, eliminando toda conexión del objeto no identificado con misiles, auroras boreales, nubes iónicas, globos sondas, bombas nucleares submarinas, meteoroides,  espejismos etc. De ser un proyectil mar–aire,  el mismo sería imposible de observar a tanta distancia. Sin embargo, a pesar de que el OVNI era de grandes proporciones y se perdió en el infinito, por dos veces consecutivas hubo de manifestarse que lo avistado era nada menos que una prueba de la Armada estadounidense. E.U. por dos ocasiones desmiente la autoría del evento.

Algo demasiado extraño sucedió durante 1979  en varios puntos  del planeta, ya sea en la atmósfera o el océano. No se conocen informes fidedignos que den testimonio sobre registros radio activos contaminantes en  el entorno, ni tampoco detecciones sismológicas o meteorológicas, en la región austral cercana a  la Antártida.  En Canarias por el contrario, si hubo ondas caloríficas, olas desusadas y esa quietud que a veces parece dominar la naturaleza cuando el fenómeno OVNI se manifiesta.

Mientras ambos acontecimientos se mantengan en polémica,  y a su vez sean pasto de las llamas, incentivadas por la intriga, refutaciones y contradicciones, no vamos  a llegar a ninguna parte. Solamente la negación ya es mala consejera, por la parte que nos toca a nosotros, los que buscamos, y a veces hallamos la debida seriedad y un mínimo de coherencia para tratar de razonar con sensatez. Y es aquí donde un buen argumento mantiene su solidez. Si el Ovni de Canarias fue un misil, ¿Qué tamaño tenía?  ¿Cómo es posible que un simple cohete arme tanta algarabía? Y sin embargo pudo ser un misil claro está, un misil que ha servido para mantener intrigados a miles de ciudadanos durante lustros, pues al final hay que admitir que si, pudo tratarse de cohetería avanzada, pero, ¿Por qué ahí y no en otra alejada región? ¿Por qué tanta indiscreción? Sin embargo, cuando se comunicó lo del Súper Rayo hubo hasta reuniones y  explicaciones a  distintos niveles  y se explicaron tantas cosas, que nadie creyó nada entonces. En el asunto canario  parece haber un empate en cuanto a sugerencias entre ufólogos y organizaciones investigativas contestatarias. ¿El empate se ha mantenido? Puede que sí, puede que no.

Pasaron años y, -por otra parte– el cuento del luminoso misterio austral se ha tornado más digerible aunque se le atribuyan credenciales que en poco favorecen la atención de los que
veían alguna forma de expresión foránea por tan inesperada experiencia. 

PERO MIENTRAS TANTO

Pero mientras tanto, trasladémonos en el tiempo. Retornemos a  la mañana del 30 de Junio de 1908, cuando un sol deslumbrante equivalente a muchas  bombas nucleares reventó sobre la taiga siberiana.  ¿Por qué hacer tales analogías? La experiencia  Antártica ni se parece a la de Tunguska y sin embargo se ha dicho durante decenios que fue una explosión que dejó radioactividad, nada menos que cerca del lugar menos indicado. Y suena lógico a los investigadores actuales que se transmitieran las más emotivas y triviales  explicaciones como la del Super Rayo.  Al “meteorito”  de Siberia le atribuyeron una teoría igualmente “plausible”.*1

El acontecimiento tuvo lugar apenas amanecía. La explosión en plena atmósfera de un luminoso y enigmático cuerpo, que  parecía provenir del espacio exterior fue realmente grandiosa. Nacía la historia de un hecho formidable que ha perturbado a diversos  hombres  de ciencia durante más de un siglo, y conocido mundialmente como Fenómeno de Tunguska.



        Fig 2 "La foto, tomada en 1930, demuestra solamente una parte de la gran huella dejada por el devastador fenómeno ocurrido sobre la taiga"


Numerosas han sido las teorías o hipótesis tratando de dar explicación del visitante ignoto e ígneo.  Desde la caída de un rarísimo meteoro, pasando por un pequeño cometa o el trozo de antimateria capaz de atravesar la Tierra etc. Otras consideraciones no menos suspicaces indicaron que el objeto era una nave  espacial extraterrestre o sonda, la cual cumplida o no su misión, se vio precisada a  autodestruirse.  O quizá se trató  de un accidente no premeditado de alguna espacionave.  Hay estudiosos que  han divulgado sugerencias igualmente  inquietantes. Señalan que en la taiga rusa, existía entonces un reducido grupo de científicos rusos, conocedores de las ciencia más avanzadas en aquella época, los cuales por disentir del Zar y otras  motivaciones, estaban prisioneros en Siberia. Aún así, gozaban de cierta autonomía para realizar investigaciones. Se dice que ellos pudieron diseñar, crear, conducir, elevar y de tonar un  artefacto nuclear inventado y desarrollado  por los mismos. Contaban con el tiempo suficiente, ya que el Servicio  de Inteligencia zarista  “desconocía” (o subestimaba) esos su supuestos experimentos. En realidad, son  alrededor de  30 hipótesis, consideraciones, tesis, teorías y análisis vertidos, que mantienen inflamada la base para todo tipo de conjeturas, suposiciones, propuestas o  inferencias; y hasta  realizables proyectos expedicionarios científicos. No obstante, muchos observadores opinan que  el famoso “meteorito”  nunca  presentó   sus cartas credenciales.

Los argumentos en contra del visitante foráneo son tantos que cobra validez nuevamente refrescar la memoria.  Definitivamente, quedan más incógnitas que respuestas logradas.

Primero debo señalar, que el efecto producido por el cuerpo aéreo encima  del deshabitado y aislado bosque, contiene elementos propios que parecen identificarlo mejor con la catástrofe producida cuando explota  un vehículo cuyos  elementos nucleares les sirven a manera de propulsión, aparte de otras características y referencias que hacen suponer lo mismo respecto al fenómeno. Tratemos de indagar. Quedan por explorar respuestas a diversas interrogantes y mucho que aprender sobre las consecuencias que tendría para la futura humanidad otro hecho semejante.

He comentado en otras líneas que apenas 48 horas antes de producirse el extraño suceso en la atmósfera terrestre, un prestigioso astrónomo nombrado W.F. Denning, estaba observando un eclipse. De pronto vio un objeto celeste de origen desconocido  en el campo de su telescopio.  El cuerpo según Denning, tenía  una dirección (aparente) hacia nuestro planeta.  Y la revista Observatory 31-288 da testimonio de esta experiencia.

Después de verificarse astronómicamente, pasamos a la observación directa y masiva. Atención, ya en esta oportunidad el OV NI debe estar situado en las capas  más altas de la atmósfera terrestre. Porque una caravana que estaba trasladándose en ruta por el desierto de Gobi, observaba el paso de un enorme objeto cilíndrico color azul que, sin producir sonido alguno, sobrevoló aquella área, dirigiéndose hacia la región siberiana. Debo insistir que  el cuerpo luminoso  tenía  una trayectoria    que no correspondía con caída alguna de meteorito, o sea, vertical de arriba hacia  abajo o  en diagonal, independientemente de  que esos errantes cósmicos no tienen forma cilíndrica.  Además, fueron numerosas personas que dieron testimonio de aquel OVNI, tan parecido a las catalogadas naves portadoras modernas. Mayor curiosidad provoca conocer que, momentos más tarde, acaecía la explosión que ha quedado registrada, científicamente hablando, en los anales de la investigación mundial, como  otro caso singular y controvertido en el decursar histórico y científico humano.

Observemos lo siguiente: Si dos días antes de la explosión se hubiera visto un cometa ¿por qué no se anunció?  ¿Era un cometa oscuro y demasiado pequeño? Simplemente esto: ¿por qué ver un cometa? El OVNI avistado por Denning iba lento y puede que se tratase de una nave alienígena, tratando de orbitar el espacio circunterrestre. Ello justificaría – estimo– la anterior aseveración teórica.  Los terrestres hacemos algo parecido al explorar los planetas vecinos del Sistema Solar.


Análisis de otras particularidades:

El ingenio estelar se encuentra en las fronteras de la  alta  atmósfera, y lo que sucedió después pudo haber sido un descontrolado accidente, nada previsto en la agenda que traían consigo estos visitadores. Dejaremos a un lado esta “romántica” y rica teoría, y  adentrémonos en la siguiente fase, que coincide  con la realidad, terrible e inquietante lección que proviene del espacio  exterior y que  prosigue alertándonos, sea  natural o artificial. Proseguimos con la segunda variante.

El objeto globular, brillante igual que nuestro Sol, entró casi horizontal a la superficie terrestre –cualquier similitud es pura coincidencia– con una velocidad menor (de acuerdo a los cálculos) de 1 km/seg. Un mapa confeccionado para determinar la trayectoria del vuelo y velocidad del globo ígneo sobre diferentes zonas (Mapa de Monotskov) concluyó que el OVNI voló frenando. Cuando llegó al punto donde hizo explosión su velocidad era 0.7 km/seg. Otro aspecto digno de tener en cuenta, es que pudo comprobarse que el trayecto recorrido por el objeto fue rarísimo. Podemos entender que el objeto halla viajado a una velocidad inicial mayor; así y todo, queda la duda respecto a su procedencia y el porqué nuestra atmósfera no lo pudo detener. Y es que todo aparece claro ahora, un siglo más tarde.  El proyectil cósmico era sumamente pesado y su velocidad hace pensar que procedía del mismo Sistema Solar, pues de lo contrario tendría que superar –según cálculos – los 42 ki lómetros/seg.  Sencillamente, no parece haber sido construido tampoco –en tal caso- para  rebasar  nuestros límites más allá de Plutón, su velocidad cósmica apreciada no se lo permitía, suponen los entendidos.

Podemos agregar que el visitante no oscurecía el firmamento. Al contrario. Acto seguido, explosiona, y la energía causante de los descomunales destrozos, nunca debió ser el producto de la  energía térmica en que se convertiría la energía cinética  del  meteorito al golpear contra nuestra superficie. Tratándose de energía nuclear, de inmediato es liberada durante la sugerida  explosión atómica del combustible almacenado  por una hipotética  tecnología volante avanzada, -una espacio nave- que  sin ella misma impactar en la superficie, produjo el aniquilamiento total del traído y llevado ingenio sideral.

Se ha divulgado que en los viejos sótanos  de la Academia  de Ciencias rusa fueron encontrados hace años, viejos envases conteniendo  tierra traída del punto donde aconteció la catástrofe.  Cuando se hizo el correspondiente análisis de estas muestras, se hallaron partículas de polvo metálico cuyo tamaño es  de fracciones de  milímetro. Otro importante análisis –ahora químico– arrojaba  presencia de hierro, un 7 por ciento con   teniendo níquel y aproximadamente 7 por ciento de cobalto, así como también esferas de magnetita, del tamaño de centésimas (de milímetro). Esto último hizo suponer que las esferas eran el producto de la fusión del metal en el aire.

Hago un paréntesis tratando de señalar un detalle importante, previo a la observación y divulgación hecha por Denning.

Un estudio  evaluado, matemática y astronómicamente eficiente y objetivo, científicamente  hablando, demostraba  algo impresionante. Digamos que, para el experto ruso Sternfeld, existe un cálculo exacto y comprobado de itinerarios y plazos de vuelo de una máquina espacial, que corresponde a las oposiciones planetarias entre 1907 y 1909. Acorde con lo afirmado por  Sternfeld, si el explorador  interestelar hubiera  salido del planeta Marte en la época más propicia, tendría que haber llegado a la Tierra durante 1907 o 1909, nunca en 1908. Sin embargo, un  viaje espacial comenzado desde Venus, aprovechando la oposición  del año 1908 entre el segundo planeta y la Tierra,  los  advenedizos tenían que haber llegado precisamente el día 30 de Junio del año 1908. Los ufonautas, antes de la oposición del  año 1909, estarían en condiciones más ventajosas para retornar al cuarto planeta (Marte) desde nuestro mundo.

¿Pura coincidencia? Dejo establecido que no tuvieron necesariamente que ser marcianos los foráneos. Es posible que una raza de otro Sistema Solar nos estuvieran visitado ya en esos tiempos. En cuanto a Ari Abrahámovich Sternfeld se refiere, podemos decir sin temor a equivocarnos que no fue un simple personaje improvisado en cuestiones  relacionadas con los viajes  por el cosmos.  Era un científico de clase en la desaparecida Unión Soviética, especializado en cosmonáutica y autor de numerosos trabajos científicos de divulgación. Sus obras principales  son caudales de conocimientos, durante el trascurso de  su vida científica, realizando su “Introducción a la cosmonáutica  en  el lejano  año de 1937, logrando escribir otra obra mucho después, en  1956, titulada  ”Satélites artificiales de  la Tierra”; siendo galardonado con el Premio Internacional de Astronáutica  en 1934 y  el Premio Internacional Galambert de Cosmonáutica en el año 1963.

Las más variadas interrogantes quedaron tras el rastro del extraño viajero.  Ejemplos sobran:  ¿Por qué en el centro de la catástrofe quedó  intacta  la capa de turba y de congelación perpetua? ¿Acaso está última no tenía que haberse derretido?

Los incidentes ocurridos tanto a eventos como a los animales, pueden aproximar mejor el cuadro de una explosión atómica.  Puede inferirse lo anterior porque en el punto de detonación (en tierra) o sea en la vertical terrestre, se ha podido constatar  verdaderamente, que existe una mayor radiactividad, la cual supera proporcionalmente hoy, el nivel natural.  Además,  en  el terreno debajo de donde el cuerpo explosionó, se ha detectado la mayor anomalía magnética del planeta.   Allí hasta   los propios insectos –mosquitos– no escaparon a las mutaciones. Estos son proporcionalmente mayores y poseen un mayor números de patas. Se ha especulado incluso, que durante su paso el “meteorito” influyó en dichos insectos cuando las ondas expansivas atravesaron una grandiosa nube de mosquitos.  A todo esto, añadiremos novedosos estudios que revelan cuán lejos es tamos de poder esclarecer definitivamente este rompecabezas.

Un número de entusiastas creen  que hubo un  accidente en una  nave, cuyos  pilotos  trataron  vanamente de salvarse tras varias maniobras increíbles. Hace solamente pocos años, la prensa  moscovita anunciaba que habían “descubierto”  en el valle  del río Tunguska, restos de un aparato mecánico gracias al apoyo satelital.  Incluso, una original expedición era concebida  y organizada con el objetivo de demostrarlo.  Ciertamente, mucho se comentó en relación a dicha expedición y  sus organizadores.

En los estratos  de turba y suelo del sitio geográfico objeto ahora de nuestro interés, se ha verificado la presencia inusitada de elementos raros que son superiores 600 veces al existente en otros territorios del planeta. Debemos repetir que en determinados  meteoritos existen elementos raros y que los mismos no se diferencian de los terrestres.  Y que no existen meteoritos radiactivos.  Sin embargo, los árboles allí crecen  actualmente  más rápido que  antes de haberse producido la devastación, pero ello no es concluyente.

     Fig 3 "En el corte transversal de dos árboles correspondientes al lugar, en Tunguska, donde explotó en el aire un cuerpo sideral, vemos que el de arriba que tenía 250 años, pereció instantáneamente; el otro, con más de 40 años, creció posterior a 1908. El crecimiento de los nuevos árboles resulta más que obvio".
      
 Investigadores de la ex URSS constataron en su momento que el OVNI rebotó, formando un ángulo pequeño con relación a la Tierra, y otro entre 200 y 300 kilómetros, describiendo una parábola, cayendo finalmente a menor velocidad.  Tomando la curvatura de la Tierra y la línea del horizonte, -señalan- resulta que los testigos vieron el objeto ardiendo a 300 kilómetros de altura, más allá de la atmósfera; de otra manera ellos no podrían haberlo visto. Por ende la inflamación no se produjo por la fricción en la atmósfera.  Una nave espacial en llamas que realiza una  maniobra de aterrizaje y después efectuados cambios  en su trayectoria, es una explicación plausible, en teoría.

Podemos sumar también otro  elemento trágico: en el epicentro  de la explosión, (bajo ella) estaba (y está) el cráter  de un antiguo  volcán. Y fue descubierta una elevada irradiación infrarroja; se ha precisado que en esa misma zona es donde pudieron haber ocurrido las mencionadas mutaciones, y además el desprendimiento térmico es mayor.

Del sobrecogedor hecho podemos comprobar otro  fenómeno inexplicable.  No se trata de simples indicios, existe un elevado nivel de carbono 14 en los anillos de los pocos árboles sobre vivientes al apocalíptico "meteoro".

Ahora  bien, si  la onda  expansiva le da la  vuelta al mundo siendo  registrada y pudiendo comprobarse otras consecuencias   a su  vez, cuando a  miles de kilómetros se leía de noche gracias a las nubes luminosas que se dejaron ver en distintas regiones  europeas; debemos suponer que la envergadura del fenómeno  era inmensamente  superior en potencia a las  bombas nucleares lanzadas en Japón por los E.U. 2*

Tunguska  -comentamos- tiene más de un siglo. A pesar del enorme cúmulo de información recopilada sobre el meteorito ausente, nunca se ha podido demostrar su presencia.  Pues bien, denota osadía  afirmar que en  Septiembre de 1979, y en plena guerra  fría, explote un artefacto que no es patrimonio de nadie, no  hay conocimiento de ninguna imagen satelital, fotos,  ni documentales…  nada. Sólo, 27 años más tarde, un diario de relieve en Israel, afirmó que ese país había sido el autor del susodicho experimento nuclear, otrora Súper Rayo.*3

Confieso mi estupor, porque durante el mismo periodo, la controversia respecto al UFO canario persiste.   En el evento si  hubo una luz deslumbrante fotografiada, escena que “no” registró  ningún satélite a pesar de ser un área mucho más frecuentadas por ellos.

Si con todas las “pruebas” que demuestran que el OVNI canario se trataba de un cohete  Poseidón quedan puntos oscuros, que  no  pensar o afirmar respecto  al “resplandor” que  nadie vio  cercano a la Antártida. Recordemos que apenas 10 años siguientes, en 1989, se  afirmó en medios ufológicos, que un OVNI se hubo de  estrellar en el desierto sudafricano de Kalahari, recobrándose posteriormente cuerpos humanoides. El acontecimiento austral pudo ser justamente otro semejante al canario. Con tal implicación debemos también hacer objeciones y, trasladar nuestro análisis hacia la esfera de influencia del tema UFO, porque en verdad se ajusta igual a esa línea de criterio.


Y SI SE TRATABA DE UN O.V.N.I.

Hemos comparado superficialmente tres realidades que de antemano son distintas. Una de ellas con 30 explicaciones diferentes. Otra, tiene cuatro. Y la última, dos. La menos espectacular fue la acaecida en la Antártida, territorio que luego era noticia, cuando  se logró conocer la existencia del agujero en la capa de ozono sobre su amplia superficie.

No debemos siquiera  arriesgar hipótesis ni especular con noticias fraudulentas. Pero, también se dijo que un experimento o  bombardeo  atómico en la Luna había sido mentira, y    hoy se  habla  abiertamente que semejante idea estuvo dentro   de las probabilidades reales *4.

En el siglo pasado se mencionó insistentemente en más de una ocasión, por  afamados  astrónomos, que en la superficie marciana se habían llevado a cabo pruebas nucleares *5.  Los casos  fueron  debidamente registrados y coincidieron con oleadas de UFOs y la gran oposición del planeta Marte.


AJUSTADO A LOS HECHOS

Se sabe que en el espacio cercano, satélites norteamericanos VELA no  pierden  pie ni pisada a cuanta posible o probable explosión nuclear ocurra en nuestro planeta. Y ello, utilizando sofisticados medios tecnológicos.

El peligro que implicó para una región tan sensible como la Antártida un experimento de tal naturaleza aniquiladora, está fundamentado en todo momento por la misma comunidad científica.  Cuesta trabajo creer que se tratara de un accidente.  Otros fueron conocidos ampliamente; hablar de ellos resultará reiterativo.   Los accidentes justifican incluso las declaraciones oficiales emitidas. Pienso que no se trató de un experimento o de algún accidente incontrolado. El seguimiento realizado era mayor que la censura deseada. ¿O es que no hubo nunca disposición a censurar el hecho? ¿Cuántos estaban interesados en manejar las dudas prevalecientes?  ¿Se les fue de   las manos a alguien el encubrimiento muy rigurosamente planificado?  No lo veo, al parecer, demasiado especulativo. Tal vez el injustificable acontecimiento tuviera su causa o motivo en:

Un fenómeno óptico producido por un experimento físico controlado.

El lanzamiento de una ojiva nuclear, sobre un punto determinado antes en el área, o detonada dentro de la misma.

La neutralización de un blanco que se dirigía hacia una zona protegida.

Explosión accidental, encima del mar (o superficie) de algún OVNI.

Cualquiera de los cuatro hechos  pudo haber sido la  causa o motivo. Pero, estrechando más el cuadro de suposiciones, quizá podamos vislumbrar mejor hacia otra dirección, y analizar la probabilidad que no hemos meditado, es decir, aquella que tiene en cuenta a todas  las variantes, incluyendo aquellas supeditadas al ámbito militar.

¿Por qué?

Porque  al registrarse la detonación  en lugar tan apartado, esta explosión debió ser mayor a la de Hiroshima.    Además, fue en la atmósfera, ya  que si ocurre en el mar, las derivaciones pudieron haber sido otras. Recordemos que cosmonautas rusos, ”divulgaron” en cierta ocasión haber observado encima del mar, como dos olas gigantescas se encontraban  para chocar una con la otra.  Nuestra época no se diferencia de anteriores tiempos históricos. La caída de alguna nave terrestre tampoco debió registrarse en esa fecha (Sept 1979)a pesar de que el Skylab reingresó a superficie aquel mismo año.

Por lo anterior, el  hecho “pudo ser”  producido cuando hubo  de  acometerse una operación  fugaz contra un objetivo determinado, posiblemente  cerca del territorio antártico o procedente de él. Lo raro de todo esto es que nadie se dio por enterado. Y todo por haberse tratado  -estimo-  de un simple ensayo, que produjo efectos luminosos amplios.

En efecto, asumir un  pensamiento fantasioso, puede interpretarse de  mil formas y ahí es cuando debemos lanzar de lleno la  pregunta, ajustándonos a otra realidad.  ¿Realmente hubo prueba atómica cerca de la Antártida?  La respuesta debe ser  SI.*6

Ahora bien… Hay que tener en cuenta algo importante. Cuesta verdadero esfuerzo asimilar que en un área intocable como la Antártida y  sus cercanías se produjera ese tipo de ensayo, sin ningún motivo imperioso relacionado con la defensa planetaria. ¿Porqué después de acontecer el Año Geofísico Internacional en 1957,  han sucedido una serie de eventos que no han sido satisfactoriamente explicados? ¿Acaso antes también no los hubo?

Veamos: actualmente existe el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares  en el misterioso continente helado. A tal efecto la Asamblea General de Naciones Unidas, ha puesto  en vigor  –a partir del 10 de Septiembre/1996–  un tratado obligatorio que compromete  a los Estados a no realizar ensayos nucleares y prohíbe, y previene, explosiones atómicas dentro de su jurisdicción.  El tratado, en su Artículo IV, deja establecido todo un sistema a nivel internacional que monitorea, a través de instalaciones o  estaciones hidroacústicas, sismológicas de radio nucleídos y de infrasonido.

Debemos tener presente lo declarado por la prensa internacional, en relación con el fenómeno austral del año 1979. No es lo mismo dar la impresión que impresionar. No es igual un hecho  impresionante conocido que uno desconocido que pueda dejar una  conmoción generalizada, capaz de cambiar radicalmente la apreciación que se tiene del tema OVNI. Con ello estoy tratando de  considerar el caso aludido bajo un  prisma diferente, y  para eso  siempre harán falta pruebas sustanciales  o muestras que iluminen pobremente el paisaje - indirectas o circunstanciales, que ayudan a entender y comprender mejor el asunto. Pero, ¿persiste la mala información o desinformación?

Elementos a tener en cuenta

Durante la segunda  quincena de Mayo del año 2006, el diario hebreo Yediot A Haronot anunciaba que, según documentos  desclasificados  por los E.U., quedaba desmentido todo lo divulgado entonces por la Comisión creada  – por Carter –  concluyendo que las explosiones eran de origen desconocido.  La información hace referencia  al satélite USA que detectó sobre el Atlántico UNA misteriosa detonación nuclear. El informe me admite que Israel y Suráfrica  mantenían  estrecha colaboración  en lo concerniente a investigaciones de carácter atómico, tras un acuerdo de cooperación nuclear firmado en 1974 por ambos países. El ensayo fue realizado sobre una plataforma situada al norte del continente antártico.

Razonemos lo siguiente:

Carter nunca dijo que la explosión no fuera nuclear. La Comisión creada por  él sólo divulgó lo que los  servicios de in formación militar e inteligencia le pudieron brindar.   Todo el fenómeno, en su  conjunto, pudo haber tenido otras credenciales. La desclasificación era el producto de una formal solicitud del Centro de Investigación sobre Seguridad Nacional de la Universidad Georgetown, en Washington.

¿Hubo una o varias explosiones?   ¿Entre los documentos des clasificados está alguna evidencia fotográfica?

Leamos entre líneas:

Los documentos nada más confirman que la enigmática “prueba”  era nuclear.  Lo relativo al origen resulta incluso hipotético, independientemente del significativo hecho.

Decir que es casi una confirmación total no es lo mismo que afirmar categóricamente.

Las especulaciones, por tanto, subsisten, existiendo razón de sobra para  ellas.  Y el fenómeno OVNI  –de haberse manifestado– quedaba fuera de la mirada suspicaz entre los investigadores  que, desde hace generaciones, han podido conocer sobre múltiples encuentros cercanos en el que la radiactividad ha estado presente. A veces creemos, no sin un átomo de lógica, que ciertos y desconocidos documentos delirantes, se quedan cortos ante la pasmosa realidad coexistente.  Hay que señalar una cosa: Independientemente del hecho en sí, debe causar inquietud. Si se trató de un experimento, o ataque, (¿a qué o a quienes?, ¿de parte de quién o de quiénes?) de  un     UFO estrellado(o derribado), el caso es que en el entorno se derramaron componentes radiactivos y, declararlo pública y oficialmente, pudo considerarse  – quizás –  imprudente  para  los comprometidos en esa acción científico–militar. El historial OVNI  está plagado de esa clase de eventualidades, y, haber un mínimo de relación no sorprendería a entendidos.

 SOBRE OTRA RAREZA EN EL CIELO

Los que nos relacionamos con estos temas espinosos no  podemos confundir automáticamente, la luminosidad  producto del descomunal  desastre  de Siberia, con el producido por otro curioso espectáculo celeste.

Hace  más de  cien años (en 1885), el astrónomo ruso V. Tserasski descubrió un espléndido fenómeno que le produjo enorme sorpresa: las nubes noctilucentes. No era para menos, porque  esas llamativas crestas luminosas tenían reflejos metálicos, iluminándose  cuando el Sol  se había puesto, comprobándoseles una altura de 80 kilómetros.  Cien años después, la Ciencia desarrolla el estudio sistemático del evento aéreo anómalo, y definiendo mejor sus características y procedencia, ya que son formaciones difíciles de observar. ¿Debido a qué?

     Fig 4 "Nubes noctilucentes fotografiadas sobre una zona de Siberia, en el decenio de  los ochenta del pasado siglo XX"

En primer lugar estas nubes luminosas aparecen raramente sobre  determinadas zonas del planeta, y en ciertos períodos. Los científicos han indicado que ese fenómeno es  la prueba del dinamismo  existente en  las altas capas atmosféricas y de los procesos que allí operan. Otra singularidad que podemos  señalar, relacionada con la investigación de estas formaciones, es que sólo pueden observarse, fotografiarse, filmarse y medirse con mayor exactitud desde el Cosmos, por entrenados cosmonautas y los diferentes ingenios espaciales. En  Tartú, Estonia, ha existido un centro geofísico internacional dedicado a  recepcionar informes relativos a tales apariciones celestes.  Una de las características sobresalientes de las referidas nubes vistas desde tierra, indican que las NN se iluminan con luz reflejada.  Están tan altas, que el Sol las  alumbra todavía  cuando las demás nubes ya han quedado sombreadas.

Resulta lógico que surgieran numerosas hipótesis, una de ellas  expuesta en 1887 por el físico  alemán Friedrich Kohl rausch. Sostuvo el también miembro  de la  Academia Científica rusa, que el peculiar fenómeno tenía origen volcánico,   recordando que, como resultado de la erupción del Perbuatán en Krakatoa (27-8-1883), se habían arrojado al aire 35.000.   000 t de masa  fragmentada que durante dos años provocó anomalías, tales  como  amaneceres  claros y  atmósferas  poco  transparentes entre  otros, apuntando finalmente que producto del evento surgieron  NN, y que estaban constituidas por   gotas o  cristales, debido al vapor expelido durante la famosa  erupción, y que estas  alcanzaron  las capas  más altas del nivel  atmosférico terrestre.  Pero, posteriormente, esta consideración fue rebatida por científicos rusos, saliendo a la palestra una novedosa hipótesis, expuesta  por  Leonid  Kulik – reconocido investigador del “meteorito” de Tunguska–  quién dedujo que las misteriosas NN eran formadas     por  el enfriamiento de los gases sublimados durante el trayecto de  los  meteoros; Kulik creyó firmemente que las  NN observadas a raíz del fenómeno siberiano, tenían  esa procedencia.  Tampoco la formulación de esa nueva hipótesis pudo sustentarse mucho tiempo.   En los años 50 del siglo XX, un catedrático soviético nombrado Iván Juóstikov,- especialista, estudioso de las altas capas de la atmósfera –  aseveraba que a la altura en que las NN se  forman (75-88 km)  era donde  estaban creadas suficientes condiciones.     Explicó Juóstikov  que la sugerencia meteorítica no solventaba el enigma, porque  los  meteoritos se evaporan y pulverizan más hacia arriba.

Tiempo más tarde apareció una tercera hipótesis:  las nubes luminosas  se producían gracias a la condensación del vapor de agua en forma de cristalitos helados.  Sostenía un experto, que era  posible donde reina una temperatura de 220 grados K.

Cuando  hubo de  iniciarse  el  Año Geofísico Internacional   (1957),la investigación profunda del fenómeno NN  estaba en    la  agenda, comprobándose que en las latitudes medias de la Rusia  europea, a la  altura de  80-85 km, se  registra una temperatura de 154 grados K. 

Durante el verano de 1958 en Moscú, se inauguró un Simposio Internacional sobre NN.  Hubo acalorados debates respecto a la inexplicable fenomenología. La existencia de hielo, allí donde aparecían las NN estaba demostrándose, pues los crista les no se evaporan, ya que miden  pocos micrones y son por tanto, transparentes para los rayos solares. Con el tiempo    se introdujeron instrumentos sensibles pudiendo demostrarse   que a 80 km de altura existe un porcentaje de humedad alto, provocando que el vapor se condense.

Y nació la cuarta hipótesis: nuestro astro rey lanza en todas direcciones, ríos de partículas que viajan  a grandiosa velocidad, y no contienen moléculas de vapor, pero tienen átomos de hidrógeno. Esta original proposición científica sugiere que los átomos al unirse – en las altas capas atmosféricas – con los de oxígeno, ambos formen vapor de agua e hidroxilo.  Dada estas uniones naturales – se explica – ha sido  factible conocer respecto a las características ópticas en NN, y su capacidad para polarizar la luz.

Si he añadido aquí lo referente a las NN, es con  la finalidad de comentar que:

Fenómenos parecidos pueden tener diferentes orígenes o procedencias.

Ocurren a veces en una misma región, y pueden presentarse a distintos niveles de la atmósfera terrestre.

Las NN siguen siendo bastante enigmáticas a pesar de los estudios científicos realizados.

La  presencia  foránea se descarta  en el caso de las Nubes Noctilucentes. En lo referente a esos procesos o circunstancias que produjeron las otras desusadas experiencias, hasta que  los investigadores  imparciales no posean todo el material  correspondiente, no les será  permisible  ahondar  en      los hechos, ya que solamente se puede ser capaz de realizar     una introducción profunda dentro del marco seguro, apelando     a la transparencia informativa y  a una desclasificación total de documentos clasificados no viables actualmente.

Si un evento fenomenológico como las  NN –que es investigable y selectivo- geográficamente- contiene en si un sinnúmero de interrogantes hoy día, ¡que diremos de Súper Rayo!. Tunguska dejó en su desconcertante detonación, todo un apartado y complejo territorio convertido en  laboratorio al aire libre.   Y del expediente canario quedaron valiosas fotografías  como  testimonio de lo que hasta la fecha, algunos pretenden explicar, -  más allá del paisaje puramente terrenal- como ejemplo de otro expediente UFO español y mundial. Y otros aseguran, sin despiste, que fue una prueba militar.

Actualmente, las  NN son vistas con  mayor frecuencia sobre los polos, y aseguran  algunos  expertos, que pueden ser el resultado del calentamiento global causado por la actividad humana, que ha propiciado condiciones más gélidas en las altitudes. O sea, existe una quinta hipótesis que la misma NASA está queriendo dilucidar en los últimos tiempos.


EN OTRO MOMENTO DE LA HISTORIA

1960: las negociaciones que tuvieron lugar con el  propósito   de proscribir los  experimentos atómicos entre E.U. y Rusia,   no fueron satisfactorias.   El recelo prevaleciente en ambas partes, y el temor de que las pruebas fueran efectuadas  por otras latitudes aún más peligrosas, acrecentaron la exasperación. No sabemos si tal desconfianza aumentaba la tensión sobre la correlación militar o no. Creemos que si, ya que se ha   manifestado en  años recientes, que en el verano de 1958 los norteamericanos  efectuaron tres detonaciones no convencionales no lejos del continente antártico.   Otras fuentes refieren que entre 1957 y 58 una oculta base enemiga en la región antártica  había  sido atacada con poderoso armamento letal.
Dichas fuentes  –según se hacen eco y estiman algunos comentaristas- parecen  tener una mayor inclinación a lo puramente imaginativo, pero, el hecho de que se mencionen verdadera mente da algo que pensar.

Volvamos a 1960. Eisenhower proyectó la terminación limitada   de experimentos nucleares, pero, en base a cierta condición:   que la URSS aceptase prohibir toda prueba  atmosférica y submarina, equitativamente y sin límites en el sistema de inspección.

Las potencias nucleares desconfiaban.  Y es cuando al Kremlin   le pareció inaceptable aquella propuesta. Los estadounidenses también tenían sus temores.   Estados Unidos no había desarrollado armas nucleares pequeñas.  Temía -acorde con los expertos– dejar a un lado sus  pruebas con  fines pacíficos, cuestión esta a la que Rusia se sentía igualmente con derecho.

En apariencia, Norteamérica se sentía confiada de  su superioridad  militar, y un tratado quizá propiciara que los soviéticos incluso se le adelantaran. Por otra parte, altos jerarcas del  pentágono  recomendaron al  Presidente que  no  asumiera compromiso  alguno de cesar completamente los peligrosos ensayos, según fuentes periodísticas bien informadas.

Parece que la tapa  al pomo era puesta  por un Comité de especialistas, el cual informó a  Eisenhower  que las probabilidades  de detectar explosiones subterráneas (en esa ya distante época) podían  establecerse en una proporción de 1 a 100,000.  Siendo así, un acuerdo debilitaría al contrincante más poderoso. Estaba claro que los expertos y consejeros apostaban a la carta de  continuar el fortalecimiento militar, asegurando lo ineficaz e  impracticable que suponía ser un sistema absoluto de inspección y control. Resultaba obvio que un mensaje era el que propalaban los  principales jefes de estado y otro el que  por detrás del telón les susurraban sus asesores. Como apuntaba un periodista: “lo único, pues, que se ve claro en todo esto es la razón por la cual no es posible ver claro”.

Trasladémonos de nuevo a 1958.  Digamos que, en ese  año  – y algunos comentaristas lo aseguran –  tres mini -  explosiones  atmosféricas  perturbaron el tranquilo y límpido ambiente del atlántico austral no lejos  de la Antártida.   La secrecía ha permanecido hasta hoy.  Tal vez algunos despistados, conformados con explicaciones triviales, y otros dando seguimiento  a sus propias líneas investigativas, que tienen bastante que ver con las vertientes esotéricas dentro del medio ufológico, han descuidado otras  búsquedas que, definitivamente, junto a las anteriores, presentan  el cuadro de misterios mejor elaborado  que puede nadie suponer.*(7)

Los  efectos radiactivos a la naturaleza deben  haber causado  gran daño. No menos impresionantes fueron las Auroras Boreales desusadas. Y aquí retomamos el raro resplandor  producido por “Súper Rayo” que nos hace recordar al inventor Tesla. Y recordamos -como no- el exótico juego de luces que vapulearon el  firmamento canario  sin nadie esperarlo. Lo antes escrito nos obliga a analizar la historia en su decursar, en su justa perspectiva.  Ella es un juez implacable y aunque en dadas ocasiones  hay tendencia a su deformación  bien intencionada, en el fondo jamás es una quimera.  Del siglo XX diremos que conoció eventos horribles.    El fenómeno de Tunguska pudo haber sido más  traumático, si el “meteoro” hubiera explotado  encima de  un centro urbano densamente poblado.

La conflagración mundial provocada por la Segunda Guerra, a pesar de culminar con dos poderosas bombas exterminadoras, pudo haber tenido un desenlace diferente si no hubiera quedado Alemania derrotada en Mayo de 1945.  Los planes de llevar a cabo bombardeos en grandes orbes con bombas nucleares, lanzadas desde submarinos, aviones y rampas, debía haber sido la hecatombe final que marcaría la culminación de todo un programa nuclear concebido  por los nazis y que estaban decididos  a llevar hacia adelante.

No todos recordamos a una figura, que más tarde se convertiría  en uno de los  mayores precursores de su tiempo del pensamiento científico, amén de ser uno de los pilares encumbrados del conocimiento enciclopédico europeo.  El paleo contacto, los enigmas de la historia y el fenómeno OVNI fueron fuentes permanentes para su inspiradora obra divulgativa. Hubo algo más que eso cuando me refiero a Jacques Bergier.

LA SUMA DE TODOS LOS MIEDOS

Es el título de una producción cinematográfica norteamericana, que lleva al espectador a una profunda reflexión. Trata de un enfrentamiento directo entre las dos grandes superpotencias.

Saliendo del dominio  de la ficción cinematográfica y penetrando el  marco que nos reservó  nuestra historia humana, tenemos conocimiento fehaciente del número de crisis que han causado y causan  peligros a la existencia misma del hombre sobre la Tierra.  Relacionemos, hagamos un paréntesis hasta aquí, y fijémonos que no ha sido nunca motivo de discusión o polémica, el re conocer una fecha fija para inscribir al fenómeno OVNI.  Ellos estaban y están  observándose y  detectándose, mucho antes de 1947.  En plena contienda mundial los supuestos tripulantes de esos objetos debían  haber tenido  motivos enormes de preocupación – si es que se preocupan igual a nosotros -. De lo contrario, podemos admitir irónicamente que ellos serían parte causal en todo este rocambolesco proceso.

Recordamos que los nazis por poco poseen la bomba atómica. Y el centro de  mayor atención en cuanto a las apariciones aéreas inexplicables en aquel tiempo, era Europa.

        Fig 5 "Jacques Bergier"

Mencionamos antes a Jacques Bergier, francés de origen ucrania no y héroe emblemático de la resistencia contra la ocupación alemana durante el conflicto que ensangrentó a Europa entre los años 1939 y 1945.   Su genial obra y conocimientos especializados  estuvieron unidos al extenso expediente que llevaba consigo, siempre, a favor de la cultura.  Esta mente lúcida perteneció  – de acuerdo con el escritor galo Jean Nocher –  al grupo Marco Polo, que  contribuyó, en plena guerra y dentro de  Francia, a derrumbar un macabro  plan: los preparativos para fabricar el arma nuclear por parte de Alemania.   Bergier fue el héroe de una de las mayores aventuras del siglo XX.  El, junto a la falange de sabios lioneses  que pertenecían a la red Marco Polo, advirtieron en su momento al gobierno  británico, que Hitler estaba preparándose para fabricar la poderosa arma.   Por aquel entonces, el  Inteligence Service no concedió crédito suficiente a tal historia. Y ocurrió que más tarde, las autoridades inglesas estuvieron en posesión del secreto, el cual surgía de las pruebas estadounidenses ya existentes. Atónitos, relacionaron las  experiencias con los informes recibidos desde territorio francés.  Resultado:  Las escuadrillas de la R.A.F asolaron precipitadamente el complejo situado en Peenemunde, evitan do que el Tercer Reich tuviera tiempo suficiente para poner en marcha su  secreto armamento, y cambiando el curso de los acontecimientos.  Por tanto, al aquilatar la obra de Bergier y su extraordinario dinamismo intelectual, debemos reconocer, desde variados ángulos, la apertura mental de  avanzada que él preconizó.*(8)

OBSERVACIONES

Sobre las muestras  noticiosas e investigativas destacadas parcialmente en el presente trabajo, ellas señalan ante todo, que  el discernimiento en cuanto al complejo asunto, motivo de gran  análisis y visión, nos puede ser útil para  comprender también mejor, la necesidad de una ufología alejada  del escenario condicionado por cualquier elemento mixtificado. Este tópico es a mi juicio importante, ya que se entiende como influyen toda una variedad de eventos y procesos tanto tecnológicos y del ambiente natural, unidos circunstancialmente – en ocasiones - a estados situacionales excepcionales dentro del escenario político-militar.

Esta conjunción de  factores tiene la capacidad de generar una especie de ilusionismo dentro del ambiente psicosocial.  El genuino ejemplo canario forjó la imagen de un hecho que por su efecto  parecía irreal o realmente extraterrestre, ya que la lógica aplicada  más  bien contrariaba  otros argumentos esgrimidos.  La anomalía presente en el cielo había sido de tal magnitud, que prácticamente impedía suponer lo  contrario de un etiquetado lanzamiento balístico.  Debemos tener en cuenta que por aquellos tiempos los  problemas suscitados  por el cambio climático no determinaban en  el subconsciente  colectivo, por lo que las dudas del gran  público  tuvieron que diluirse en otros sentidos, acorde con el escenario presentado por las diferentes anomalías.

Del catastrofismo causado en  Tunguska, se pueden hacer pobres comparaciones con  el suceso del 5-3-1979, salvo que, cuando Kulik llegó al lugar de los hechos lustros después, todavía no existían radares, satélites ni comunicaciones sofisticadas. Además, en uno de los casos el objeto sólido sale del mar y del otro lado cierto cuerpo, el cual proviene del espacio, explosiona sobre la taiga rusa. Los Ovnis y Osnis tienen un parecido comportamiento.

Refiriéndome a  la intriga antártica, la misma aparece independiente del persistente “fenómeno” canario de 1979, incluso las supuestas motivaciones, aunque pudieran tener puntos coinciden tes que podemos abordar en otro momento.

Ha sido el  blanco continente objeto de las más variadas historias y acontecimientos espectaculares. Ahí se encierran realidades que no deben soslayarse.

     Fig 6 "En el antiguo mapa de Piris Reis, aparece parte de la Antártida. Digamos que, para realizar algo semejante, los ancestros tuvieron que conocer y utilizar medios de vuelo a gran altura. Debemos suponer que el controvertido mapa representa la primera intriga antártica -histórica- con la que cuentan los investigadores". 

Desde tiempo ya, investigadores, militares y aventureros de diversos países, han coincidido en sustentar que la gélida región antártica, ha servido de estacionamiento a razas alienígenas en sus exploraciones sistemáticas de nuestro planeta. No pocos exploradores de lo desconocido creen en la existencia de parajes misteriosos, y ocupados por criaturas ancestrales. Si se observa el mapa de Piris Reis, las famosas Piedras de Ica y los  probables  vestigios de construcciones megalíticas submarinas, debemos  asumir con atención, o respaldar, las hipótesis que sugieren sus  realizaciones  a presumibles y desaparecidas culturas  terrestres  – que posteriormente se  internaron en lo profundo del  cosmos y/o de la Tierra –, hasta  aquellas que buscan huellas indirectas de presencias foráneas en toda una variedad de remotos enigmas sin resolver.   Lo antes dicho no debe parecer simple presunción.   Cuando nos referimos a la amañada amenaza que procede del  espacio, debe considerarse su no relación con visitantes extraterrestres o extra dimensionales.  El pavor sería causado por un cometa – como se ha tratado de constatar en lo referente a Tunguska -, asteroides etc. Actualmente estamos en capacidad de comprender, sin violentar nuestro ego, que no son precisamente los representantes de otros mundos los comprometidos en una peligrosa espiral nuclear. El trastorno causado por la  naturaleza  –en mucho debido a desatinos pasados y actuales–  puede ser corregido con el decursar del tiempo, sin embargo, el holocausto atómico no.

El hombre espiritual tiene a Dios, y  un conjunto de  naciones tecnológicamente  avanzadas, son capaces de  ayudar a  las restantes regiones del mundo menos favorecidas, a enfrentar el peligro que impone el cambio climático.

Debemos inferir dentro de nuestra cosmovisión, que si intelectos venidos del espacio  nos  visitan, es porque ellos tienen  elaborado su propio control y ayuda al tercer planeta azul; y porque todos ellos deben haber desterrado para siempre las taras que definen toda tendencia hacia la irracionalidad del individuo. Ha sido motivo de reflexión el desarrollo espiritual que  pueden haber alcanzado esas  humanidades galácticas, que hacen de su ética y moral, un Dios sagrado.   Causa esperanza el pensar solamente, que en esos distantes planetas surjan paradigmas vivientes, que con los siglos supieron consolidar positivamente  sus sociedades y estabilizaron o modificaron los respectivos entornos naturales para bien de todos. Y es que esos seres han existido y están acompañando nuestra existencia desde la distancia, respetuosos del  libre albedrío humano, y   conscientes de la  presencia viva de sus homólogos terrestres, que, en todos los momentos cruciales de la historia  han esta do presentes, para ayudar a darle a la misma un bello y justo futuro.

Para que  los ejemplos  tratados en estas líneas no queden en vacío absoluto y, al margen de las numerosas  explicaciones o indagaciones serias, doy al Súper  Rayo, convertido en  explosión - o, a la variante de explosión devenida en fenómeno des desconocido -,  el beneficio de la duda, y dejo para otros investigadores el beneficio de la duda en el caso canario.  Del “meteoro”  de  Tunguska entiendo que, mientras quede un cabo suelto sin explicación, el expediente debe estar abierto.

Al abordar el tema de la Antártida en espacios venideros, trataré de mostrar varios enigmas que subyacen en torno al desconocido  continente, así también el especial interés que tiene    y sigue teniendo para diversos sectores mundiales, razón para dar cabida a hipótesis que han transitado en diferentes círculos e interpretaciones, con puntos de convergencia , donde el mito y  la realidad  coinciden junto al desconocido OVNI y su fabulosa tecnología.

(continuará)


*1 En 1963, los científicos Valentina Zhuravlyova y Guenrich Altov  dieron a conocer una sensacional teoría. Argumentaron  que el enigma de Tunguska, no era más que el producto de una poderosísima señal luminosa, nada menos que procedente de un planeta que pertenece a la constelación Cisne.  Para ser más exacto: 61 del Cisne.  Dicha señal penetró en la atmósfera y perforó la superficie terrestre. Ambos científicos estimaron  que los intelectos extraterrestres  han transmitido  señales ópticas a nuestro sistema planetario.  Agregaron que, los habitantes siderales debieron recibir las ondas electromagnéticas producidas por la erupción del volcán Kracatoa; tratando de localizarlas mejor, dirigieron una poderosa señal óptica,  con gran precisión y en dirección a  la Tierra, cuyo  violento impacto  pudo provocar un gran cráter objeto de  búsqueda  desde hacía años. Agregaron que, fenómenos semejantes ocurrieron en 1882 y 1894, subrayando  la  existencia de 11 años de diferencia  entre cada manifestación, equivalente al  tiempo    que necesita  un rayo de luz  para recorrer la distancia que separa la  Tierra  del hipotético planeta situado en  61 del  Cisne. La estrella doble no. 61 de la constelación del Cisne tiene un satélite con una masa 10 veces mayor que Júpiter. ¿Estrella de pequeña masa o planeta extrasolar?

*2 El académico A. Polkánov, que se hallaba entonces en Siberia, tuvo la sutileza de apuntar en su diario lo que sigue a continuación: “El cielo está cubierto  de una gruesa capa de nubes, llueve y, al mismo tiempo, hay una  extraordinaria luminosidad; tanta que se puede leer con bastante facilidad al aire libre la letra menuda de un periódico. No debe haber luna, y las nubes están iluminadas por un resplandor  amarillo verdoso que a veces se torna sonrosado”.   Si la extraña luz nocturna vista por un observador competente, hubiera sido el reflejo de la luz solar, habría sido blanca y no amarilla verdosa y sonrosada. ¿Brillantez radiactiva?
Por otra parte, V.Sitin auxiliar de Kulik – primer investigador del bólido siberiano -, valoró  la posibilidad de que el fenómeno tuviera su origen debido a una gigantesca tromba de aire. Pero tal análisis carece con todo rigor de objetividad.

*3  El 20 de Mayo del año 2006 era anunciado a bombo y platillo el ensayo atómico hecho por Sudáfrica  conjuntamente con Israel. Según el diario israelí Yediot Aharonot ambos países hicieron un  ensayo nuclear secreto sobre una  plataforma al  norte de la Antártida.  El citado periódico hebreo anunciaba   que, según documentos  recientemente desclasificados por los Estados Unidos, el significativo hecho va dejando de ser una mera hipótesis de  rumor  internacional, para casi confirmar    su autenticidad. El diario también apunta, que hubo un acuerdo de cooperación en 1974 entre  esas dos naciones y  que el  mismo era de contenido nuclear.  Los documentos desclasificados – añade - confirman que una misteriosa explosión, detecta  da en  Septiembre de 1979  por un satélite estadounidense sobre el Atlántico sur tuvo origen nuclear.
Si bien el informe contradice las conclusiones de la Comisión que investigó el evento, por designación del mismo Presidente Carter, ya que esta asumía  que eran otras  las causas. ¿Pero cuales causas?.  Realmente, como refiero al principio, Carter manifestó que se trataba de una bomba atómica. Sus conocimientos en  la materia le indicaban que no debía ser otra la naturaleza del fenómeno detectado.  Si el Centro de Investigación sobre  Seguridad  Nacional de la universidad  de  Georgetown,   en Washington, no hubiera llevado a efecto el pedido del expediente sobre el caso, nada  habría que  entender, sólo que se trató de presencia extraña y, que alguien debía  poner la cara aquí en la Tierra cuando fuere necesario. De todas maneras, el elaborado informe si confirma que verdaderamente  hubo un convenio de colaboración muy estrecho en cuanto a desarrollo atómico se refiere, lo que era conocido ya en los años 70 del pasado siglo. No obstante, Sudáfrica tenía otras ayudas que le facilitaron durante ese tiempo la apertura dentro del terreno  de desarrollo nuclear con diversos fines.  Con insistencia se divulgó, que  Estados Unidos facilitó al  régimen sudafricano   de aquella  época, para construir, y a su vez poner en marcha   sus dos  primeros reactores nucleares “Safari no.1 y no.2, en pleno año 1970, y determinada cantidad de uranio enriquecido,  la entonces  Alemania Occidental, construyó  una fábrica para procesamiento del uranio, Francia aportaba el necesario plutonio, y por último Israel le facilitaba tecnología de punta.

*4 Me refiero a una controvertida e inesperada divulgación mediática que tuvimos oportunidad de conocer en el año 2006.   Confieso que he tenido tiempo para escuchar en la radio al investigador J. J. Benítez referirse a la explosión provocada por E.U. en nuestro satélite natural.    Tuve la ocasión de ver y analizar el documental titulado Mirlo Rojo, que condujo hábil mente el mencionado ufólogo español. He podido escuchar y leer sobre un experimento geológico  realizado en la Luna, durante la última expedición del proyecto Apolo. Muchas, muchas cosas, pero nunca pensé tropezar con semejante información:  Dice la fuente, que los norteamericanos tuvieron entre sus planes, explotar un  artefacto atómico en el desolado acompañante de la Tierra, cuyo fin no era otro que el de causar conmoción.   La noticia fue publicada en The Observer, periódico británico, nada menos que  por el científico Leonard Reiffiel, promotor de  tan “genial” despropósito, el cual, curiosamente, fue concebido por él en 1958. Claro está: según fuentes.  

 *5  El 9 de Diciembre de 1949 fue observado un raro estallido en  Marte, por un astrónomo japonés nombrado Tsuneo Saheki, famoso por haberse especializado en la investigación del rojo vecino terrestre desde hacia 16 años. Debido a eso, su detallado informe  era recibido con atención en círculos científicos mundiales.
De acuerdo con  lo anunciado por Saheki, la explosión marciana provocó un brillante fulgor durante un espacio de tiempo considerable (varios minutos).  Después, surgió una “nube luminosa amarilla gris, de 70 kilómetros de alto por 1,120 de diámetro".
Las únicas explicaciones sugeridas por el científico debieron impresionar a la  comunidad  astronómica: había sido una "detonación nuclear provocada o  tal vez, una erupción volcánica".   En Marte se eleva el volcán  mayor del sistema solar, nombrado Monte  Olimpus. Pero esa información no existía en aquella época.
A decir verdad, otro  astrónomo, Walter H.  Hass, quién fungía  como director de la Sociedad de Observadores Lunares y Planetarios, observó este raro tipo de nube.
En 1956 tuvo lugar otro hecho sospechoso.   Concluida la oposición de  la Tierra con  Marte, el director del Observatorio de Púlkovo, A. Mijáilov, miembro  correspondiente de  la Academia   de Ciencias de la ex URSS, informó, en el transcurso de una entrevista con otros científicos en  Leningrado, que desde el observatorio de Púlkovo había registrado en  Marte una explosión  de considerable fuerza, y que lo verificado debía considerarse como nuclear. Podemos establecer que  Mijáilov y otros especialistas soviéticos  publicaron en 1948 una carta abierta donde defendieron la posibilidad de que el enigma de Tunguska, pudiera haber sido el resultado de la  presencia de una nave interplanetaria accidentada sobre nuestro planeta.
  
6* Tendría que transcurrir 17 años para que un Tratado de Prohibición Completo de ensayos  nucleares en la Antártida, fuera adoptado por la Asamblea General de Naciones Unidas.  La firma se materializó el 10 de Septiembre del año 1996. El Tratado no sólo prohíbe, también  previene  cualquier experimento atómico   en la jurisdicción geográfica del frío continente.   En uno de sus artículos (Art. IV), queda claro el compromiso mundial para efectuar un Sistema Internacional de Vigilancia. Todo un sistema de monitoreo hidroacústicos sismológicas de radio nucleídos  y de infrasonidos.

7* Se dice que las explosiones tuvieron lugar como parte de una  “excusable” operación científica en el norte antártico. El supuesto proyecto tuvo un nombre llamativo: "Argus".

8* Jacques Bergier llegó a ser condecorado después de la Segunda Guerra Mundial por el propio Presidente de Francia, Charles De Gaulle.


ALGUNAS FUENTES CONSULTADAS:

Archivo del autor.

Alien Investigator. Autor; Tony Dodd. Headline Book Publishing, 1999. Inglaterra.

Comedia en el Sur. Súper rayo en el Índico. Revista Bohemia, Año 71, no. 45. Sección: “A través del Mundo”, Noviembre 9/ 1979. Autor: Aldo Menéndez. Páginas 73 y 74.
Cuba.

De la Tierra al Infinito. Autor: Patricio Bosch Quidiello.
Editorial Corripio, C.por A., Santo Domingo, República Dominicana (2001).

Entre nosotros hay seres de otros planetas. Por. Jean Nocher.
Revista Bohemia año 52 no.30   Julio 24 de 1960.  Cuba.

El Misterio de las Nubes Noctilucentes.
BBC MUNDO / Ciencia y Tecnología 26 Abril/2007. Gran Bretaña.

Kafka y los Hombres Lobo. Revista Bohemia, Año 98, no.19. Sección Cosas de Hoy.
15 de Septiembre / 2006. Autor: Eduardo Montes de Oca. Página 23. Cuba.

La Rebelión de los Brujos. Louis Pauwels y Jaques Bergier
Plaza Janés Editores, S.A. Barcelona (España) Sexta Edición: Abril, 1998.

Mosnews, 10 de Agosto / 2004.  Rusia.

Prensa Latina. Noticia desde Israel. 19 de Mayo /2006.

Tejnikamolodiozhi. no. 9, 1948 (Revista). (Ex URSS).


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