miércoles, 29 de marzo de 2023

REFLEXIONES SOBRE LA NATURALEZA DEL "FENÓMENO OVNI".


Por Gustavo Fernández 


 Cada vez tengo una más fuerte impresión que todo el tema de los UAPs, videos «fugados» del Pentágono, programas de «desclasificación» OVNI en distintos países y un largo etcétera es una gigantesca maniobra de distracción para que «compremos» la idea de visitantes extraterrestres más avanzados y ocultar que, o bien no tienen la menor capacidad de comprender su verdadera naturaleza, o bien que las respuestas son tan disruptivas y emocional e intelectualmente desmedidas que sumirían a las masas en un caos. Por ejemplo: la suposición que son seres alienígenas llegando en «naves» presupone -hace sencillo «vender»- que es tecnología a la que podemos enfrentarnos, que los Gobiernos pueden «asegurar» eventualmente la defensa de sus pueblos ante un peligro cósmico, etc. Pero si resultara que se trata o bien de vectores interdimensionales, o «entidades energéticas» inteligentes que modelan la Realidad a su antojo porque provienen de una Metarrealidad, que podrían materializarse a tu lado cómo y cuándo quisieran y tu gobierno no puede hacer nada para evitar lo que quieran hacer contigo… ¿cómo te sentirías?

Esa manipulación y el propio paradigma (por educación, por aceptación, por momento evolutivo) es funcional porque, claro, resulta más «lógico» (es decir, entendible para nuestra psiquis) pensar en «naves» que en cualquiera de las alternativas locas que he sugerido.

Pero…

Si queremos avanzar en la comprensión de la realidad tras el llamado «fenómeno OVNI», debemos comenzar por aceptar o, cuando menos, debatir algunas situaciones obvias pero incómodas para muchos. Por ejemplo: que el término engloba una variedad tan amplia de eventos (y posibles explicaciones) que estamos colocando en un mismo depósito cuestiones que deberíamos analizar por separado. Piensen en esto:


Veo una luz extraña con comportamiento aparentemente inteligente en el cielo y digo: «¡Caramba, un OVNI!. Seguramente una nave extraterrestre». Ahora; veo una luz extraña con comportamiento aparentemente inteligente en un cementerio y digo: «¡Caramba, seguramente un espíritu!». Y en ambos casos de lo único que estoy seguro es que he visto una luz extraña con comportamiento aparentemente inteligente. A partir de ahí, es el «marco» (y mis preconceptos) lo que lo cataloga y «define».

Además, hablar de un avistaje «clásico» de OVNI es «hablar de lo que no es» antes que «hablar de lo que es». Es decir: NO es un avión, NO es un fenómeno atmosférico, NO es un fraude, No es… entonces, es un OVNI. Pero eso no significa necesaria e inevitablemente que sea un vehículo interplanetario.

En la Antigüedad, eran «ángeles», «demonios» y mucho antes aún, «dioses». En el siglo XIX, «inventos de sabios excéntricos», En el siglo XX, «naves extraterrestres». Me pregunto qué dirán nuestros descendientes en cinco generaciones, sonriendo ante la «ingenuidad» de lo que creían sus antepasados (nosotros). Porque la «racionalización» (mecanismo de defensa del yo) implica el acto inconsciente de tratar de explicar lo desconocido en términos de lo conocido. Para nuestro estado de comprensión, esa reducción cae dentro del actual marco cultural, y es así como los «creyentes» ven «lógico» naves de otro planeta y los «negadores» ven «lógico» alucinaciones. Por la misma razón, ni uno ni otro se permiten cuestionar su propia «creencia» (es decir, su propio paradigma) y especular si lo que toma como «evidencia» o «prueba» no es más que el «sesgo de aceptación» al que lo empuja su mecanismo de racionalización.

Si hay una inteligencia o inteligencias operando desde una Metarrealidad, hasta que nuestra propia evolución no nos haga trascender a la misma seguirá siendo incognoscible y nuestras «teorías», especulaciones.

Un «mandelbulb» creado por IA. Remite a lo comentado.
Si esto se presentará como «evidencia » de un caso,
¿piensan los recursos que necesitaría un ufólogo
privado para descubrir su verdadera naturaleza?

Estos párrafos anteriores reflexionando sobre la naturaleza OVNI sirven de prolegómeno para pensar proactivamente esta pregunta: ¿por qué hoy, donde todos tenemos un celular con nosotros en todo momento -y generalmente de buena definición fotográfica- no protagonizamos, como en los ’60 y ’70, esos Encuentros de Segundo y Tercer Tipo, con alienígenas interactuando o «no identificados» suspendidos durante minutos a muy baja altura?

Se me podrá decir: «Hay muy buenas fotos y videos de OVNI» (y te linkean un archivo de análisis incomprobable, en tiempos en que se requiere de mucho conocimiento y recursos para distinguir una foto real de un fake de alta tecnología) y precisamente esa avalancha de material espúreo que circula en redes, confunde en vez de aclarar: una mayoría es señalada por los especialistas como fraudes y en otros casos no podemos acceder al material original para estudiarlo.

¿Significa eso que nuestros padres y abuelos eran unos ingenuos que se creían cualquier cosa? Es una postura pedante y peor, falaz. De hecho, la degradación de la cultura general y el pensamiento crítico -tan evidente de un par de décadas a esta parte- muestra que es hoy el tiempo en que resulta fácil manipular las creencias de las masas. Así que, si por un lado sabemos que las «denuncias OVNI» son tantas como cincuenta años atrás (y aún más, porque no se tiene tanto temor al ridículo como entonces) pero el «eje de extrañeza» del fenómeno parece haberse desplazado, tenemos el derecho de hacernos otras preguntas.

Salvo excepciones, es evidente que el fenómeno ha «mutado». Menos Encuentros de Tercer Tipo, muchas más «luces» pero, a la par, percepción de «entidades», «canalizaciones» y un «corrimiento» hacia los hechos parapsicológicos más que ufológicos.

Hay otro fenómeno muy sugestivo. Hace 50 años, los «contactados» (hoy los llamarían «canalizadores», hace un siglo, «médiums», pero básicamente son lo mismo) eran muy pocos: Siragusa, Adamski, Bongiovanni, etc. Daban conferencias, escribían libros y eran seguidos por una multitud de fans que pasivamente acumulaban sus «revelaciones». Hoy, un enorme número de personas, cotidianas y anónimas, relatan «recibir mensajes», «hablar con Jesús», tener «visitantes de dormitorio», «soñar con espíritus», es decir, participan «activamente» de esta realidad.

Por eso la observación que el Fenómeno ha mutado. ¿Quizás se trata de una Metarrealidad inficionando una Realidad limitada hasta aquí por pasadas limitaciones evolutivas? ¿O cierta Inteligencia o Inteligencias manipulan nuestra percepción de la Realidad como especie por alguna razón?

FUENTE: https://alfilodelarealidad.com/reflexiones-sobre-la-naturaleza-del-fenomeno-ovni/

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