“Ellos volarán sobre un apartado de Madrid, denominado
San José, y además sobre un colegio con el mismo nombre San José”. Mayo de
1967. BSP (Supuesta profecía atribuida a Parravicini, un mes antes de desatarse
el fenómeno Ummo dentro de España).
Por Débora Goldstern
Desde hace un tiempo venía reflexionando sobre un antiguo caso ufo, que
en la década de los 70’ se conoció en Rumania. Aquella historia me había
llegado gracias a los oficios de un amigo húngaro, quién sugirió, prestara
atención a este archivo poco conocido. En base a un libro de reciente
publicación, se describía que en algún lugar de la mítica Transilvania,
aterrizó un ovni, del cual descendieron dos tripulantes, quiénes en una especie
de “encuentro programado”, hicieron entrega de un material explosivo: planchas
metálicas cubiertas de oro con escritura cuneiforme, relatando el pasado de
antiguas humanidades estelares.
Ni que decir tiene, aquel legado de inmediato remitía a un
descubrimiento que desde hace una década venía siguiéndolo la pista, y del cual
mi amistad de la ex cortina de hierro, solicitó profundizara. La insistencia no
era adrede, puesto corrían rumores sobre una vinculación entre lo expuesto por
János Móricz, como hallazgo sobresaliente en la selva ecuatoriana, con la experiencia
ufo en suelo rumano, donde una biblioteca cósmica hiciera su irrupción.
Mientras meditaba en esta conexión, tuvo lugar un suceso inesperado, que me
obligó a retomar este “expediente x”, ahora sí en forma oficial. Ocurrió que
Ignacio Darnaude, uno de los ufólogos españoles más destacados, hizo pública
una postal reciente firmada por ummitas, que con sello postal de Inglaterra
amenazaban con su regreso.
Como reguero de pólvora, aquel anuncio sirvió para revivir una vieja
leyenda controvertida, la cual aún seguía teniendo gran asonancia entre pasados
investigadores, que veían en Ummo, uno de los affaires ufo, más intrigantes
sobre interferencia alien en la tierra, aunque descartada en paralelo, como uno
de los fraudes más resonantes de las últimas décadas. Y es que su mención,
alteraba la ovnilogía más conservadora, aún herida por los sucesos ocurridos
hace casi cincuenta años.
En medio de esta polémica, donde volvían a luz viejos resquemores,
inicié mi análisis del material rumano, sin sospechar, “que la larga sombra de
Ummo”, alcanzaría aquel extraño legado.
La primera pista se originó al observar una fotografía del año 1968,
donde un espectacular ovni fuera inmortalizado en la región de Cluj [1],
capital de Transilvania, noroeste de Rumania, y cuyo suceso tuvo lugar el 18 de
agosto de ese año.
Según los reportes, la excepcional toma fue captada por un militar en
servicio, Emil Barnea, que lograra fotografiar aquel fabuloso objeto
desconocido.
Al reparar por primera vez en esta instantánea, se hizo evidente una
semejanza inusual a un suceso acaecido tan solo un año antes, junio de 1967 en
San José de Valderas, arrabales de Madrid, escenario donde se desataría la
cuestión UMMO, y con posterior resonancia mediática. Los primeros despachos
recogidos daban cuenta de un gigantesco aparato sobrevolado aquel poblado
apartado, donde un signo distintivo aparecía como nota llamativa decorando la
panza del ovni, representando al planeta UMMO, ocupado el vehículo inteligente,
por viajeros interplanetarios arribados desde la constelación de Virgo, cercana
a la enana roja Wolf 424. Al parecer durante la década del treinta, los
ummitas, se hicieron eco de señales terrestres, que una vez decodificadas,
impulsó su civilización a un contacto más activo con nuestro querido planeta.
En las crónicas de la época leemos que el primer contacto ummita tuvo
lugar en los Alpes Franceses, donde se instaló un comuna secreta en los albores
de los 50’. Tiempo más tarde, se produjo una segunda invasión, en tierras
hispanas que recibieron a los intrépidos visitantes, ya más activos en cuanto a
comunicación, revelando además tecnología de punta. El mundo no sería igual.
Pero volviendo a nuestro tema rumano ¿Qué tenía que ver lo acontecido con UMMO
en España, con lo reportado en los lejanos bosques de Transilvania? Un lazo de
lo más profundo, como veremos a continuación. Atendamos estas pistas.
El dos de marzo de 1972 la sonda Pioneer 10 fue lanzada al espacio, con
el objeto final de alcanzar Júpiter. La misión norteamericana, también incluyó
una especie de “mensaje interestelar”, materializado a través de una hermosa
placa de oro, con información acerca de la Tierra y sirviendo además como
ilustración, en el caso que una cultura espacial deseara establecer contacto
con nuestra Humanidad. En su elaboración, participaron los científicos
estadounidenses Francis Drake y Carl Sagan, convirtiéndose aquel evento, en un
momento para el recuerdo. Esta semilla, sin embargo, encontraría rápida
descendencia, respuestas “cósmicas”, que no se harían esperar. Veamos.
Sucedió que en 1974, los bosques de Rumania se vieron sacudidos por una
serie de avistamientos ovnis, culminando los mismos en un encuentro del tercer
tipo de lo más llamativo, según lo narrado por sus participantes. Quién
descubriera aquella increíble experiencia, fue Izsák László, uno de sus
principales testigos. Al parecer, un grupo de rumanos aficionados a la
paleo-astronáutica, comandados por László, decidieron emprender un experimento
inspirados según confesarían luego, por los sucesos ummitas en tierras
españolas, diseñando como anzuelo de contacto (nada menos que el sello real de
UMMO o sea la famosa H), que luego de cuatro días de paciente vigía no tardó en
“picar”.
Fue así que una nave descendió en las plácidas tierras de Vlad Tepes,
aterrizando un “sincrónico” siete de junio (mismo mes que se produjeran los
sucesos de San José de Valderas), a las once de la mañana. Dos extraños
pasajeros de largos cabellos rubios, vestidos con hermosos trajes ajustados al
cuerpo, (descripción casi calcada entregada por Adamski en su recordado
encuentro), se presentaron a la multitud, expresando un lenguaje de tono
singular, y que en opinión de algunos participantes, remitía al antiguo griego.
Como muestra de buena voluntad, ochenta y cuatro planchas de oro se
entregaron para desciframiento, como ofrenda de su paso terrestre. Procedencia
de la tripulación alienígena, estrella de Sirio ¿dioses dogones?, aunque en
este caso sin los adminículos anfibios observados por los malineses. La
cuestión es que en medio de esta hermosa reunión, la temible policía rumana, en
ese entonces bajo el Régimen de Ceaucescu, se apersonó sin aviso causando un
pequeño incidente, finalizando con la partida apresurada de los ignotos
sirianos. De inmediato, se desató una cacería para obtener el valioso material
extraterrestre, que no pudo sustraerse al ocultamiento, siendo confiscado más
tarde, por los servicios secretos. Quién llevó la peor parte fue Izsák László,
confinado a un manicomio, luego de padecer terribles torturas a manos de los
secuaces de Ceaușescu. No obstante, logró sobrevivir, y salvó del olvidó las
planchas de oro con escritura interplanetaria, que volvieron a recrearse
gracias a dibujos atesorados ¿Fotografías? Preguntar a los servicios secretos.
En 1986 László aseguró el desciframiento completo de los pictogramas
sirianos, los cuales iban a publicarse en “Sobre los otros mundos habitados”,
sin embargo, el libro sufrió la censura, abortándose su edición. Silencio.
Sabemos en 1967 se produce el famoso avistamiento de San José de
Valderas, en Madrid, iniciando la fiebre ummita. No obstante, el caso se vio
ensombrecido ante el enorme fraude confesado, comenzando cuando en 1977 se
empezara a dudar de la famosa toma, que como sabemos, fue una maqueta armada con
hilo incluido.
En la Rumania de 1968 tiene lugar el ovni de Cluj, que aunque defendido
como prueba ineludible de los hermanos espaciales, no escapa a la media, en
cuanto a un fraude también elaborado. El nombre de Florin Gheorghita es un
personaje importante, porque además de ser el difusor del material entregado
por Izásk László, escribió una serie de libros en tono místico-ufológico,
dignos de repasar, en caso que se quiera profundizar sobre el entuerto de Cluj.
Repasemos algunos puntos. En 1972 la sonda “Pioneer 10” se eleva al
espacio, cargando como posesión valiosa, la famosa placa grabada en oro
diseñada por Sagan y Drake. Dos años después, surge el contacto del tercer tipo
en los bosques de Transilvania, donde 84 planchas de oro se depositan en la
Tierra como testimonio siriano, luego de emplearse señal ummita para contactar
con los viajeros cósmicos, que curiosamente, adornan algunas de las plaquetas
sobrevivientes en dibujo, conservadas en la memoria visual por Izásk László.
Voces dirán. ¡Simple casualidad! ¿Tanta? ¿O influencia por asociación?
Pero hay más. Dijimos el libro de Geza Kisteleki [2] vinculaba lo
sucedido con el legado extraterrestre, que se cree, pudiera tener relación con
la historia del Arvisura [3], crónicas sagradas de los antiguos pobladores
húngaros (magiares-hunos), quiénes alegan, fueran civilizados por antiguos
mensajeros de Sirio, legando este conocimiento, en lenguaje cifrado rúnico y
cuneiforme.
Dato no menor, es que esta importante herencia fue conservada en
“placas de oro”, por sus guardianes “Táltos” [4].Es necesario nombrar la figura
de Paál Zoltan [5], un estudioso húngaro, quien fue responsable del rescate de
estos archivos magiares, aunque en vida no pudo publicar su trabajo, siendo
editado post mortem.
También agregar como si se quiere la cosa, Paál Zoltan, realizó
intercambio epistolar con Juan Móricz, lo cual, y ya se darán cuenta, conduce a
una perdida biblioteca de oro, en escritura magiar oculta en cuevas de Ecuador
¿Será posible que una supuesta biblioteca extraterrestre, y otra esquiva
sudamericana, ambas con importantes mensajes “para la Humanidad”, se vinculen
con el antiguo Arvisura?[6]¿Existirá tal milagro, o tratamos con una
conveniencia “creada para encajar”, y desarrollar de paso, un pasado “más glamoroso”
en cuanto a las culturas de los Cárpatos? Manto de piedad por el momento.
Para ir finalizando, este pequeño ensayo intenta sindicar como la
influencia ummita cruzó sus barreras, haciendo de la suyas en otros ámbitos
geográficos, caso Rumania así como Hungría, que se vieron contaminadas por la
misma ilusión fraudulenta, nacida en España.
Otro factor paralelo, tiene a ciertas reivindicaciones históricas de
carácter nacionalista, como motor oculto, centrado en el mito de Arvisura, con
sus mensajeros sirianos, y planchas de oro ocultas en escondrijos subterráneos.
NOTAS
[1]
La zona exacta del supuesto avistaje, tuvo lugar en el bosque de
Hoai Baciu (Cluj Napoca, capital de Transilvania), actualmente centro de
inmensa curiosidad y rumores, por apariciones y fenómenos extraños, siendo
objeto de intensos estudios a nivel científico, con la especulación de un
corredor dimensional como protagonista oculto.
[2]
Kisteleki es además de escritor, abogado de profesión, así como
filósofo y practicantes de técnicas espiritualistas. Esta última consigna es
clave para entender, porque en su libro luego gira en torno a las new age y
teosofía, donde el mensaje grabado de las planchas también encuentra más
agregados.
[3]
Término húngaro que hace alusión a “la palabra revelada”.
[4]
Sabios y guardianes iniciados de
antiguas tradiciones.
[5]
Rumores indican, que este estudioso fue educado por un shaman
siberiano, Tura Szalaváré, quién además era un poderoso Táltos Hun, quién lo
instruyó en los misterios del Arvisura, las crónicas reveladas, donde además se
narra la historia del continente Astaisz, o sea Lemuria-Mu. y como no,
Atlántida.
[6] Un reciente artículo
publicado por Año Cero, “Regreso a la Cueva d elos Tayos”, donde se recoge una
entrevista a Gerardo Peña Matheus, que fuera abogado de Móricz, parece aludir a
esta tesis. ¿Será o tal vez un nuevo despiste? Lo dejamos para otra ocasión.
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