miércoles, 21 de diciembre de 2022

¿ES LA OVNILOGÍA UNA CIENCIA?


Por Orestes Girbau.          
(Prólogo para un ensayo)


Tomando en consideración determinados criterios filosóficos y académicos la Ovnilogia SI es una ciencia.
Las estadísticas nos informan de un universo con millones de galaxias. A cada una de ellas adjudiquémosle la ultra conservadora cifra de mil soles, que posean las condiciones óptimas para tener algunos planetas, donde existan civilizaciones mucho más avanzadas tecnológicamente que nosotros, capaces de viajar a través del híper espacio. Digamos que, en la propia Vía Láctea, de esas mil humanidades, solamente a cien se les pueden atribuir un desarrollo semejante, y, que las tres cuartas partes de dicha cantidad están compuestas, al menos, por tres razas humanoides para cada mundo, poseyendo morfologías diferentes a los terrícolas la cuarta parte restante.

Los siguientes conocimientos y ciencias: matemáticas, óptica, astrofísica, bioquímica, exobiología, relatividad, evolución, genética, geología, meteorología, cosmonáutica, cibernética, medicina, metalurgia, aerodinámica, sociología, psicología, psicotrónica, historia, comunicaciones, arqueología, energía y espiritualidad; deben, en grado superlativo, estar consolidados definitivamente en las mil representaciones de EBEs (Entidades Biológicas Extraterrestres). Las mismas han alcanzado un mutuo entendimiento, primero, entre los seres que componen cada planeta y, posteriormente, haciéndose extensivo al resto del distante conglomerado.

Interés más entendimiento son proporcionales a civilizaciones de avanzada, cuyas leyes y códigos superan a las alcanzadas por la humanidad terrestre. A la vez, estas sociedades galácticas, como cuerpos superiores de orden y equilibrio moral, intelectual y espiritual, conocen a otras civilizaciones inferiores que pueblan el espacio.

Ellos, pueden tener perfectamente interés en nosotros, pero, no podemos entenderlos. Igualmente, están capacitados para entendernos, ocurriendo que, a nosotros no nos interesa sólo eso, simplemente porque no podemos entenderlos a ellos, aunque nos interesen.

Los sistemas sociales y económicos y las religiones en muchas naciones del planeta Tierra son disímiles. La presencia imprudente, inesperada, innecesaria y demasiado indiscreta de una sola de las mil civilizaciones, causaría una enorme conmoción en buena parte de la sociedad, que no se sentiría incentivada en lo adelante por las virtudes humanísticas del hombre, la fe en el más allá y la esperanza en su propio desarrollo científico-técnico. La mística que para algunos encierran el enigma OVNI, cesaría como alternativa e ingrediente de paz para la nueva era que se aproxima, con sus renovados dioses.

Por ello, creo importante expresar esta reflexión y, al abordar la ovnilogía, llegar a la conclusión y sugerencia siguiente:

Los altos intelectos que nos ocupan, intervendrán directamente (indirectamente lo están haciendo desde tiempos inmemoriales) si son afectados intereses propios, vinculados estrechamente, por carácter transitivo, a la frágil vida “armoniosa” de nuestro mundo.

Semejante armonía puede ser rota por un conflicto nuclear, biológico, la destrucción del ecosistema, problemas genéticos, cataclismos siderales, la presencia inevitable del denominado Anillo Fotónico y el hambre física, moral y espiritual.

Si todo en el universo es armonía, su ausencia en éste preciado eslabón codificado Tierra, sería la causa que motivaría, en efecto, una alerta por parte de los alienígenas para entrar en acción.

"Foto de un Ovni tomada en Ohio, Estados Unidos en 1932. La persona que tomó la instantánea no parece haberse percatado de su presencia. ¿Un objeto invisible para la vista humana?"

Por otra parte, si el “tiempo” para actuar estuviera en su contra, ellos, de hecho, pudieran pasar a otras fases, que incluyen el traslado de humanos hacia otros planetas, (recordemos el final de ese clásico de la Ciencia Ficción titulado “Crónicas Marcianas” del genial escritor R. Bradbury) la evacuación parcial a ciertas plataformas estelares, como afirman no pocos contactados o, entrando inducidos por ventanas que conducen a otros ámbitos adyacentes multidimensionales coexistentes, si coincidimos con lo planteado por personalidades de relieve, entre los que se cuenta John Keel.

Nuestros homólogos de intelecto en otras regiones del universo, seguirán también transmitiendo sus señales radiales, luminosas y telepáticas al espacio conocido y/o reconocido y avistando los mismos tipos de OVNIs que ahora observamos en los cielos de todas las latitudes terrestres, incluyendo las polares, sobre todo desde que sus tripulantes se percataron que en 72 años hemos avanzado más que en los miles de historia precedentes a 1947.

Los humanoides, animalescos, entidades parafísicas y androides programados o guiados a control, tripulantes de las múltiples formas de ingenios volantes, conocen de las amenazas provenientes del espacio, nuestras contradicciones, desigualdades, enfermedades, las constantes catástrofes naturales que padecemos y la débil interdependencia de numerosos hermanos inferiores, que, en sus respectivos planetas, continuarán hurgando con férrea voluntad, para descubrir las razones de esa misteriosa cosmonáutica a la inversa que, de manera fugaz, surca sus atmósferas y espacios circun planetarios, impresionando, experimentando y preparando, a través de sus elegidos, a futuras humanidades que proliferarán cultural y científicamente.

Por tanto, es coherente sugerir una dialéctica de pensamiento superior a nuestra real posición mental actual; tratar de proceder inteligentemente en lo adelante, para desechar los atavismos de irracionalidad que arrastramos desde hace milenios, como producto-secuela de nuestros ascendientes neanderthaleses.

Sería el mejor atributo de sabia elevación que asumiría el Homo Sapiens del presente.
Si renovamos nuestra capacidad de entendimiento como lo hacemos con la del asombro, veremos claramente que estamos sujetos a dos recomendaciones básicas y a una alternativa práctica:
Una recomendación es, interesarnos por nuestro entendimiento a nivel de sociedades terrestres, pueblos, etnias, naciones y continentes. La otra recomendación debe dirigirnos a eliminar la soberbia, monocentrismos, guerras, desigualdades, debilidades, sistemas nefastos de alimentación global, y crear poderes científicos-tecnológicos capaces de neutralizar y eliminar catástrofes naturales, provocadas accidentalmente u otras de índole cósmica; como, por ejemplo, la destrucción de un pequeño asteroide que amenace con colisionar en algún punto de la Tierra.

La alternativa para lograr un avance armonioso, es decir, más humano, esperanzador y asimilable, es la de llenarnos de interés por la superación moral, ética y espiritual, y de amor propio para salvarnos, logrando, gracias a ese respeto que sentimos por nosotros mismos, la positiva valoración, conceptualización y catalogación por parte de las mil civilizaciones de la Vía Láctea y de otras “lejanas “.

Finalmente, todo resultado depende de nuestro libre albedrío, que hasta ahora nos ha llevado a un notable incremento científico, no proporcional al ético, moral y espiritual.

¿Es la Ovnilogía una Ciencia?

La pregunta no debe perderse –ni un día más– tras la vaguedad de una respuesta fría, insensible, oscura y aprisionada en la creencia de que nada más podemos imaginárnosla, cuando es la Ciencia que estudia, investiga, analiza, evalúa y divulga las verdades en torno al gran enigma de los siglos, a la eviterna cuestión abreviada OVNI.

La ovnilogía entonces no debe ser elitista, mixtificada, tergiversada, censurada y mucho menos ridiculizada, aunque el mayor pecado sigue siendo no reconocerla como lo que es.

Claro está, la ovnilogía es una Ciencia, la que busca también necesariamente y sin escapismos, una lógica basada en el nada utópico interés por nuestro entendimiento, para superar escollos que probablemente redunden en beneficios, el que deberá traer un primer contacto público y oficial con los extraterrestres, utilizando la sabiduría de las culturas y las múltiples especialidades científicas como herramientas complementarias. Este salto cualitativo aportado por la ovnilogía será vital, ya que está intrínsecamente ligado a la idiosincrasia terrícola, destinada a la sobrevivencia e íntimamente relacionado con el porvenir de la historia que protagonizará la futura generación.

Ante la deuda contraída con la humanidad por la ovnilogía, éste autor hace un llamado a todos los ovnílogos para proyectarnos conscientemente, y unidos tratar de descifrar la interrogante planteada por el fenómeno OVNI, ahora, cuando se vislumbra todo un ciclo de aventuras que ya, anticipadamente, nos exterioriza el siglo XXI. 

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